En el recuerdo de los carroceros de los 60’

Quedar en la memoria de una generación de estudiantes, por razones tan sencillas y felices como la de ayudar a los jóvenes de ese momento a vivir su Fiesta Nacional de los Estudiantes y su tiempo de carroceros con tanta pasión, es sin dudas un logro muy tierno en la historia de esta fiesta.
En este caso de los excarroceros del Colegio Nacional 1 “Teodoro Sánchez de Bustamante”, que, a más de 50 años de su paso por esta experiencia, tienen vivos en sus recuerdos a dos personas adultas en ese momento que dejaron su tiempo y su dedicación para acompañar y proteger la labor de estos chicos, por muchos años. Ellos son Sergia San Martín de Siufi, mamá de carroceros, y el profesor Carlos “Mono” Ibarra.
Es tanto el cariño y el agradecimiento, que aquellos alumnos se volvieron a reunir y buscaron la forma de que este recuerdo respetuoso se vea plasmado en un homenaje.
Así es que mañana a las 18.30, en la Ciudad Cultural, se inaugurará el monolito recordatorio de la Transición de la Fiesta provincial a Fiesta Nacional de los Estudiantes (que se hizo en 1972); y en ese marco se realizará un homenaje especial a estos dos guardianes del trabajo de los exalumnos. El lugar del monolito es Curupati esquina Espejo, de la mencionada Ciudad Cultural.
Por ese año, también fue Sergia Siufi quien ideó y propuso hacer las que luego fueron las tradicionales presentaciones (coreografías) que hacían los estudiantes a su paso por el palco del jurado y por la avenida España donde se hacían los desfiles de carrozas, y que se mantuvo hasta hace pocos años atrás. Con estas presentaciones los estudiantes acompañaban sus carrozas.
Quienes se pusieron al frente de esta iniciativa de recordar y reconocer, fueron Rita Torena, Silvia Gius, Susana Costello y César Siufi.
Los excarroceros del Nacional 1, de las décadas de los 60′ y 70′, la nombran como “mamá Sergia”, y cuenta que “más de diez años nos acompañó, contuvo, protegió y nos despertó la pasión de ser carroceros… En su entusiasmo apasionado nos envolvía la sapiencia y su amor por trabajar por un sueño. Fue madre y amiga en la alegría y el llanto, frente a los avatares carroceros…. Nos protegió como madre carrocera”, expresan.
Su hijo, el carrocero, Roberto Siufi, dice recordando a Sergia: “Primavera del año 1966… la ciudad se engalana con la llegada de las carrozas y reinas… se perfuma el ambiente con el racimo de flores multicolores, es la estación de los primeros enamoramientos … allá va la Sergia al canchón del ‘cole’ de la calle Independencia … ahí adonde ahora funciona Ejesa. Es que en ese lugar se hace carroza del Nacional de su hijo mayor, mi hermano Ernesto. La Sergia ama a sus hijos, por ende ama a su colegio, amaba la vida. A ese amor le agregaba humor y una creatividad única para todo lo relacionado con el tema carrozas desde la alegoría hasta los más pequeños detalles. Tenía un carisma que la hacía ser líder sin serlo. Los chicos la seguían, la adoraban. De su ingenio salieron las primeras presentaciones del ‘cole’, con banderines, carteles y danzas. De sus letras venían los significados del carruaje. Era la primera en llegar al canchón, una carrocera de alma”.
Y el “Mono”
Por su parte, otro excarrocero del Nacional, Eduardo Barrón, la describe como la “madrina y arquitecta de nuestros sueños, nuestra inspiración y quien nos enseñó a volar, nos enseñó a no rendirnos, y a volar”. Y sobre el querido “Monito” Ibarra, dice Barrón: “Fue nuestro cómplice de aventuras, creía en los que ríen e impulsaba nuestros esfuerzos. Fue estimulador desde el afecto de nuestros incipientes talentos. Aún hoy, sigue paseando con nosotros en cada lugar histórico en el que recalamos”.
Fuente: eltribunodejujuy.com