Un Superclásico en el que sólo sirve ganar :: Olé

En el análisis previo, y con los dos gigantes de nuestro fútbol que no entregan ninguna seguridad futbolística y que tuvieron durante el 2025 más penurias que alegrías, da la sensación de que no hay espacio para el empate, más allá de que a Boca, en lo numérico, le puede dar una alegría y que a River le puede significar cortar con una sangría de muchas derrotas en fila (perdió ocho de sus últimos diez encuentros, contando todas las competiciones).

Boca necesita dar un golpe arriba de la mesa y ganar un partido pesado en este 2025 en el que fracasó en todos los torneos que disputó hasta la llegada de Leandro Paredes. El equipo de Úbeda viene en levantada, de dos triunfos importantes, pero cada vez que en este año tuvo un partido clave, no estuvo a la altura. Esa es la materia que deberá aprobar hoy Boca, que sabe que el empate es un resultado que casi lo mete en la Libertadores del 2026 (luego de dos años sin jugarla) y también casi que lo clasifica en el top 8. Una cosa es la matemática, otra es la sensación con la que encarará el sprint final del Clausura. Sumar puede servir, pero para convertirse en equipo serio debe sumar de a tres.

River, la paz que no consigue dentro del campo de juego la obtuvo en los micrófonos: primero con la asunción del nuevo presidente, luego con la confirmación de que Gallardo continuará un año más y después con las buenas sensaciones que dejaron las palabras Juanfer Quintero. Ahora deberá recuperar la memoria en la Bombonera si es que quiere conseguir algún objetivo en el 2025: luego de decepcionar en la mayoría de los torneos que disputó, debe superar una prueba de carácter y futbolística. El empate puede ser un paso adelante tras tantas caídas, pero si no gana, se despide de la lucha por entrar directo a la Libertadores por tabla anual y en la última fecha tendrá que ir a Liniers a buscar su boleto en el top 8, algo que parece menor para un plantel millonario.