Tras la elección, Kicillof podría correr a funcionarios cristinistas y quedarse con el PJ bonaerense


El resultado electoral de este domingo no sólo será determinante para el rumbo del gobierno de Javier Milei. También podría ser un punto de inflexión en el futuro inmediato del peronismo en sus diferentes versiones -cristinismo, kicillofismo- ya que hay señales que hacen presumir que la interna, lejos de quedar saldada el 26 de octubre, se profundizará.
La pelea por el armado de las listas y el desdoblamiento de la elección de la provincia de Buenos Aires de la nacional, marcaron un inesperado enfrentamiento entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Que replicó entre las principales espadas de uno y otro bando. Máximo Kirchner y Mayra Mendoza de un lado, y Carlos Bianco y Andrés “Cuervo” Larroque, del otro.
La unidad forzada a la que llegó el triángulo Cristina-Kicillof-Sergio Massa, “más unidos por el espanto que por el amor” ante el avance de Javier Milei en todo el país, se desvanecerá el 26 de octubre por la noche.
En el entorno del gobernador bonaerense hay movimientos ajedrecísticos tendientes a imaginar que la performance en las legislativas nacionales, sumado a la victoria contundente en la elección provincial del 7 de setiembre de 14 puntos sobre la lista de La Libertad Avanza, buscarán ser capitalizadas por Kicillof de cara a un proyecto presidencial 2027.
En primer lugar, se ha hecho trascender la posibilidad de cambios quirúrgicos en el gabinete bonaerense, pos elección. Esto apuntaría básicamente a desalojar de La Plata a los funcionarios que responden a La Cámpora y a Cristina Kirchner. Juan Martín Mena (Justicia y Derechos Humanos), Daniel Vilar (Ambiente), Nicolas Kreplak (Salud) y Florencia Saintout (Cultura). También podrían engrosar esa lista Homero Giles a cargo de IOMA. En algunos de esos casos, el motivo es más trascendente porque algunos de ellos manejan cajas importantes.
El otro frente que propone atacar el sector más duro del entorno del mandatario provincial es ir por la jefatura del PJ bonaerense, hoy en manos del líder camporista Máximo Kirchner. Es un trofeo considerado lógico en el lenguaje del PJ provincial, debido al empoderamiento de Kicillof tras las elecciones y su ambición política.
Sin embargo, desde el cristinismo apuntaron que tanto en las reuniones por el armado de las listas de las que participaron Kicillof, Máximo y Sergio Massa, como en un encuentro cara a cara entre el gobernador y Cristina, se había acordado -entre otras cosas- que el hijo de la expresidenta seguiría a cargo del PJ bonaerense después de la elección. Una ofensiva sobre ese cargo del ala kicillofista podría ser una declaración de guerra para el cristinismo, señalan algunos dirigentes alineados con la exmandataria.
Un tercer movimiento de la mesa chica de Kicillof sería encabezar dos o tres actos políticos a manera de demostración de fuerza y para ubicar al mandatario bonaerense como el principal rival de Javier Milei en la presidencial del 2027. Los eventos se realizarían en territorio bonaerense.
Por el momento, la conducción nacional del PJ que estaba en manos de Cristina Kirchner hasta la ejecución de su condena en la causa Vialidad, con prisión domiciliaria en su departamento del barrio de Constitución, es ejercida por el vicepresidente primero del partido, José Mayans. ¿Tendrá previsto el kicillofismo ir también por el partido nacional?
Planteada la compulsa interna que se viene, otro elemento inmediato será la discusión que se avecina para el domingo por la noche: la cantidad de diputados nacional que conseguirá el PJ en la provincia de Buenos Aires.
De acuerdo a los cálculos que hace en las filas de La Cámpora, en base al resultado de la elección bonaerense, deberían obtener 19 diputados. Si son menos, en el cristinismo responsabilizarán a Kicillof por haber desdoblado la elección provincial de la nacional.
Desde el gobierno bonaerense se preparan para argumentar, en caso de la cantidad de diputados sea menor, que los comicios provinciales del 7 de setiembre que ellos organizaron marcaron un triunfo inexorable, pero que los nacionales con preponderancia de candidatos puestos por Cristina y La Cámpora, lograron menos votos y es responsabilidad de las huestes de la expresidenta.
No obstante, en el camporismo, deslizan la necesidad de recrear una mesa a la que se sienten todas las partes después de la elección legislativa “y cuando baje la espuma”, para dirimir las diferencias y reorganizar a un peronismo todavía desarticulado y atomizado en el país. Es un planteo que también abarca al massismo, en base a la necesidad de delinear cuál debería ser la posición y la estrategia del peronismo nacional.
Fuente: www.clarin.com



