Sorpresivamente el kirchnerismo ahora pisa el freno con la ley de DNU que limita el poder de Milei


Tras la aprobación a medias en Diputados, la oposición del Senado se puso en marcha para insistir con el proyecto original de modificación de ley de DNU que limita el poder de Javier Milei y consiguió despacho de comisión. Sin embargo, la sorpresa la dio el bloque del kirchnerismo que pisó el freno: firmó la insistencia en disidencia y pidió conversar con la Cámara Baja con el argumento de evitar un nuevo veto.
“Ya sabemos con quién negocia el Gobierno”, deslizó una legisladora de la oposición apenas el bloque de Unión por la Patria manifestó su postura.
La decisión cayó como un baldazo de agua fría en las demás bancadas -las consideradas dialoguistas, como la UCR y las federales- que acababan de manifestarse a favor de ratificar el texto original.
“Tenemos que ser inteligentes y tomar las mejores decisiones. Insistir sobre el mismo texto original sin escuchar a Diputados nos puede llevar a una ley perfecta que dure poco porque el Presidente la vetaría y obvio en Diputados sería muy difícil conseguir número (dos tercios) para insistir”, argumentó la riojana peronista, Florencia López, y acto seguido anunció: “Acompañamos en disidencia para que continuemos conversando hasta que esta ley vaya al recinto y ver con Diputados cómo podemos hacer para que esta ley tenga sanción y promulgación como corresponde”.
Si bien López fue la única oradora de UP y la encargada de ponerlo en palabras, la estrategia se tejió desde la conducción del interbloque que comanda José Mayans.
El argumento tiene que ver con que si Milei la veta, como se prevé, en Diputados no van a tener los dos tercios para insistir si se aprueba la versión del Senado. Lo cierto es que tampoco los tendrían si se aprueba la versión de Diputados que se aprobó en general con 140 votos, lejos de los 171 de los dos tercios.
Menos que menos si la insistencia se da después de la renovación de bancas del 10 de diciembre, cuando el oficialismo quede fortalecido en ambos recintos. Como contó Clarín, esa fue la estrategia que se fijó el Gobierno: dilatar los tiempos por ese motivo.
Por eso, en la oposición no tardaron en deslizar que es “obvio” que el kirchnerismo está negociando con el Gobierno por la Corte Suprema, por los pliegos, o los tantos cargos que deben definirse y pasar por el Congreso.
En el arranque, la senadora federal Alejandra Vigo, presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales planteó de entrada que pasaría a la firma un dictamen para insistir con el texto original del proyecto de DNU.
El jefe de bloque de la UCR , Eduardo Vischi,adelantó que ellos acompañarían. “Se hace necesario aprobar tal cual lo hemos aprobado en el Senado”, señaló y adelantó que en su criterio esta norma “no puede ser vetada”. “El ejecutivo no tendría las facultades. Si lo hace se puede general una controversia, un conflicto de poderes, que terminaría dirimiendo la Corte Suprema”.
Esta visión es compartida por gran parte de la oposición. Los legisladores consideran que como la Constitución establece (en su artículo 99, inciso 3) que el Congreso es el encargado de regular el trámite de los DNU, el Ejecutivo no tiene potestad para rechazar el sistema que ellos estimen correcto. Frente a eso, imaginan un conflicto de poderes y un escenario de judicialización.
Actualmente, con la ley de Cristina Kirchner, todo decreto de necesidad y urgencia entra en vigor desde el momento de su firma y queda vigente, a menos que sea rechazado por ambas Cámaras del Congreso.
El proyecto que aprobó el Senado dio vuelta la ecuación: estipula que para quedar aprobado un DNU tiene que tener el aval de ambas Cámaras, por mayoría absoluta de los presentes, y fija para eso un plazo de 90 días. De lo contrario, el DNU cae.
Diputados aprobó en general la norma, con 140 votos afirmativos, pero en la votación en particular el articulo 3 -que es el que fija la necesidad del doble aval y el plazo de 90 días- salió rechazado por un voto
Por eso el Senado puede ahora, aceptar esa versión que pierde el eje central del proyecto o insistir con el texto original. Esta última opción pierde peso si el kirchnerismo que aún tiene 34 de las 72 bancas se inclina por aceptar el texto de Diputados.
Fuente: www.clarin.com



