Sobreviviendo al cierre de año


Les pasa esto de sentir que se acerca fin de año y todos comenzamos a correr pensando en la larga lista de asuntos pendientes sin resolver… Y por supuesto la razón dictaminando “No debes empezar el año con nada pendiente”.
Justamente por la era en que vivimos donde las preocupaciones se han vuelto constantes junto a los pensamientos excesivos y recurrentes, es por lo que decidí centrarme para analizar la manera en que podamos sobrellevar el cierre de año.
Para empezar tenemos que buscar una hoja y un lápiz, porque algo que siempre sugiero es bajar las ideas al papel. Por supuesto vale también para aquellos que les gusta usar su dispositivo electrónico, siempre y cuando queden registrados de forma escrita los pensamientos que nos invaden todo el tiempo.
Comencemos haciendo una lista de los asuntos que consideramos “pendientes”, de las tareas o actividades que sentimos que aún no se resuelven. Esto nos va a dar un panorama de la realidad en la que nos encontramos, la cual muchas veces parece mucho más de lo que realmente es, y al volcarla en algo concreto descubrimos que tendemos a hacer un remolino de ideas en nuestra cabeza.
Ese remolino se alimenta de uno de los síntomas predominantes hoy, la ansiedad, sentimiento que domina nuestra vida cotidiana y seguramente sea el culpable de que lleguemos a estos últimos meses con marcado malestar emocional, cansancio y momentos de irritabilidad que dificultan nuestro desempeño diario. Por eso la propuesta es escribir sobre lo que sentimos que nos preocupa o nos mantiene alerta; es una forma de frenar ese remolino.
Pero también nos puede pasar que la lista sea muy larga, así que otra opción sería clasificarla. Quizás muchos asuntos no sean prioritarios, o no dependan sólo de nuestro accionar para concretarse, entonces separarlos para darles un orden, nos ayudará a revisar lo que es prioritario de lo que es secundario y puede esperar.
Otra opción para los que sienten que no pueden hacer una lista o poner en orden los pensamientos porque piensan que todo es importante, sería intentar separar los asuntos en grupos; por ejemplo: asuntos laborales, asuntos escolares, asuntos familiares, asuntos personales, etc. Y de esta forma iríamos de mayor a menor hasta poder definirlos individualmente.
Lo importante en este ejercicio es simplemente intentar calmar las vueltas que da la cabeza y la presión que se siente desde afuera. Y si no tenemos la costumbre de organizarnos gradualmente desde que comienza el año, entonces no sería necesario evaluarnos ahora al final. Pero si decides hacerlo, te sugiero emplear la herramienta de la autocompasión, prestar atención hacia cuánto te exigies y cuan comprensivo eres ante los errores, esto ayudará a culminar el año sin ese agotamiento físico y mental porque podrás ser más comprensivo contigo mismo.
En estos días encontré una frase de Carl Honoré que define todo esto: “Estamos infectados por el virus de la inmediatez”. ¡Cuánta razón pude ver en esto! Queremos que todo se concrete de forma rápida, fugaz y perfecta. Pero si pensamos en una lista de proyectos o tareas deberíamos saber que tienen un proceso que requiere de una organización en etapas, de mucho esfuerzo y constancia para alcanzar la meta final. Entonces no dejemos que la inmediatez gobierne nuestros pensamientos y comencemos a practicar la reflexión sobre lo que estoy haciendo hoy y lo que podré hacer en lo que resta de estos meses. Recuerden que no somos una lista de objetivos que vinimos a cumplir, también estamos para aprender, hacer planes y disfrutarlos sin tantas exigencias.
Berenice Ruesjas
Licenciada en Psicología
MP 330
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