Quién era Virginia Franco, la psiquiatra de La Plata degollada en su casa de City Bell


Después de más de 30 años de servicio en el enorme y complejo Hospital “Alejandro Korn”, también conocido como “Hospital de Melchor Romeo”, y una extensa trayectoria como profesional independiente, Virginia Franco (68) tenía decidido disfrutar pequeños -y no tanto- placeres cotidianos: reuniones periódicas en cafés con amigas, viajes y el cuidado de sus plantas en el amplio jardín de su casa.

Ese transitar bucólico culminó dramáticamente este sábado, cuando un amigo no tuvo respuesta a insistentes llamados telefónicos a la psiquiatra de City Bell y decidió llamar a la Policía desde la puerta de la propiedad situada en 15 A y 17 de esa localidad del norte de La Plata.

Cuando entraron, la escena era de un policial negro: la mujer, vestida con “ropa de cama” muerta y con el cuerpo cubierto de sangre. Restos hemáticos por distintos ambientes y desorden en casi toda la casa.

Las pericias médicas confirmaron que Franco murió desangrada por un profundo corte en el cuello. Tenía varios en esa zona. Pero también había rastros de heridas cortantes en los brazos y en el pecho. La víctima se habría defendido desesperadamente del ataque. El objeto cortante no fue encontrado por los investigadores.

Los motivos del brutal ataque no están claros por el momento. En la vivienda había objetos de valor y en el garaje, dos vehículos. Por lo que trascendió de fuentes de la investigación, sólo falta el celular de la médica.

Franco era viuda y no tenía hijos. Su marido murió hace un año y medio. También profesional, la pareja pudo construir un buen patrimonio. Tenían inmuebles en la costa bonaerense y una propiedad en Uruguay.

Ella finalizó hace cuatro años su recorrido en la carrera profesional en el ámbito del sistema de salud pública de la Provincia. Fue responsable de áreas psiquiátricas en el hospital de Romero, a 20 kilómetros del centro de la capital provincial, uno de los más grandes de Buenos Aires.

Pero se mantenía activa. “Elegía los pacientes en estos últimos tiempos. Pero siempre se mostraba predispuesta a ayudar”, contó a Clarín una allegada a la víctima. Atendía un consultorio en el centro de La Plata.

Sin embargo, su retiro de las responsabilidades oficiales en el hospital le dieron espacio para desarrollar una variada vida de relaciones. La confitería Bliss, de la coqueta calle Cantilo de City Bell era uno de los puntos de reunión preferidos para las rondas de charlas y masitas dulces aromatizadas con café y amigas.

Eran ex compañeras de trabajo, mujeres del barrio o “amigas de la vida”. “Siempre alegre, contaba sus proyectos y sus viajes. Sin hacer alarde, sin ostentación, con mucha sencillez”, recordó una de ellas a este diario.

Franco además no abandonaba la rutina de las clases de fitness en uno de los complejos deportivos que está instalado en la avenida Parque del Centenario, que une La Plata, Gonnet, City Bell y Villa Elisa. “Le gustaba estar en forma. No faltaba a ninguna sesión. También armó un grupo de amigas en ese ámbito”, dijeron a Clarín.

En el enorme jardín que se desplegaba detrás de unos ligustros y el portón de acceso a la casa céntrica de City Bell, cuidaba plantas y flores que en estos días de primavera el otorgaban un colorido marco al hogar donde vivía sola. El mantenimiento de ese parque extendido en el fondo del lote también era una de sus predilecciones.

Había un aspecto de la rutina con el que no tenía posibilidad de ser amigable: la tecnología y el manejo de las finanzas. El hombre que denunció su muerte, Pablo Adrián Bozza (47), directivo de la Caja de Seguridad Social para Psicólogos, era su sostén en ese mundo inasible para Franco.

Se habían conocido porque en algún momento trató profesionalmente a su esposa. Ahora, ese matrimonio -e incluso sus hijos- formaban parte del entorno íntimo de la psiquiatra. Tanto que según quedó constancia en el informe que recibió el fiscal Álvaro Garganta -que investiga el caso-, el hombre tenía acceso a sus cuentas bancarias y la asesoraba en inversiones financieras.

“Ella le regaló a esa familia muchas de las cosas que dejó su marido fallecido”, contaron en la intimidad de la mujer asesinada.

Bozza quedó a disposición de los investigadores en las primeras horas posteriores al hallazgo. Hubo alguna sospecha por su presunta vinculación con el hecho. Pero esta mañana desde la fiscalía dijeron que “quedó totalmente despegado del caso”. Y que retornó a su rutina.

Los motivos y los autores aún resultan un enigma en la brutal muerte de la psiquiatra de City Bell.

Fuente: www.clarin.com

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