Quedó atrapada bajo el hielo, su corazón se detuvo y revivió más de una hora después: el increíble milagro médico de Anna Bagenholm

Sobrevivir a un paro cardíaco suena improbable; hacerlo después de permanecer más de 80 minutos atrapada bajo un bloque de hielo parece directamente imposible. Sin embargo, esa es la historia real de Anna Bagenholm, una joven médica sueca que, a los 29 años, desafió todas las estadísticas y se convirtió en un caso que aún hoy se estudia en hospitales de todo el mundo.

Su recuperación no solo fue una odisea personal, sino que también abrió nuevas puertas en el tratamiento de la hipotermia extrema y cambió la manera en que los profesionales afrontan ciertos casos de reanimación.

Quienes hoy la cruzan en los pasillos del Hospital Universitario del Norte de Noruega —el mismo donde le salvaron la vida en 1999— ven a una médica activa, sonriente y trabajando al ritmo de sus colegas.

El accidente que cambió su vida para siempre

Al momento del accidente, Bagenholm se encontraba en Narvik, ciudad donde había decidido cursar su residencia de cirujana ortopédica. La tarde del 20 de mayo de 1999 salió a esquiar en las montañas fuera de Narvik acompañada de dos de sus colegas.

Mientras se deslizaba por una escarpada montaña, en una ruta nevada que visitaba habitualmente después del trabajo, perdió el control de sus esquís y cayó de cabeza sobre una capa de hielo en un río congelado que estaba cerca de una cascada.

Se abrió un agujero en el hielo y quedó atrapada bajo una capa de 20 centímetros de espesor, profundidad suficiente para que todo el torso penetrara en el agua.

Anna Bagenholm tenía 29 años al momento del accidente. Foto: Captura de video.Anna Bagenholm tenía 29 años al momento del accidente. Foto: Captura de video.

Cuando sus dos compañeros, también médicos, la encontraron atascada, solo sus pies y sus esquís sobresalían del hielo.

De inmediato llamaron a emergencias. Mientras la cabeza y el torso de Bagenholm se congelaban bajo el agua helada, ellos se limitaron a sostener sus piernas para evitar que se hundiera aún más.

Debajo del hielo, Anna encontró una bolsa de aire con la que luchó por mantenerse consciente, pero después de 40 minutos sumergida quedó inerte y sufrió un paro cardiorrespiratorio.

El momento del rescate

Finalmente, los rescatistas llegaron desde la base de la montaña con una pala de jardinería puntiaguda. Lograron romper el hielo y sacar a la sueca del agua fría a las 19:40. Para ese momento, Anna había estado sumergida 80 minutos.

Cuando los rescatistas llegaron, Anna ya había sufrido un paro cardiorrespiratorio. Foto: Captura de video.Cuando los rescatistas llegaron, Anna ya había sufrido un paro cardiorrespiratorio. Foto: Captura de video.

Cuando fue sacada, su sangre no circulaba y ya no respiraba, por lo que sus dos amigos comenzaron la reanimación cardiopulmonar (RCP).

El helicóptero de rescate llegó poco después y la trasladó al Hospital Universitario del Norte de Noruega en Tromso. Durante el vuelo, el equipo continuó con la reanimación, la ventiló con oxígeno y la desfibriló sin obtener resultados.

La odisea de una larga reanimación

Parecía completamente muerta, estaba blanca como la ceniza, blanca como la nieve, con las pupilas dilatadas y húmedas y en el electrocardiograma no había signos de vida”, recuerda el Dr. Mads Gibert, anestesiólogo del hospital en diálogo con la BBC.

Aunque llegó sin signos vitales, el equipo médico entendió que la misma hipotermia que detuvo su corazón, también había protegido su cerebro. Por eso decidieron apostar por reanimarla y comenzar lentamente a calentarla.

Para dimensionar lo ocurrido, la hipotermia se considera crítica cuando el cuerpo baja de los 28–30 °C. Anna sobrevivió con una temperatura corporal de apenas 13,7 °C, menos de la mitad de lo que un cuerpo humano necesita para funcionar.

La reanimación de Anna Bagenholm duró nueve horas e intervinieron cien médicos. Foto: Captura de video.La reanimación de Anna Bagenholm duró nueve horas e intervinieron cien médicos. Foto: Captura de video.

Cien médicos y enfermeras trabajaron en turnos a lo largo de nueve horas, una guardia que se transformó en una batalla por devolverla a la vida.

A las 21:40 la conectaron a un bypass cardiopulmonar, que calentaba su sangre fuera del cuerpo, y entonces ocurrió lo que muchos ya creían imposible: a las 22:15 se registró el primer latido de su corazón y su temperatura alcanzó los 36,4 °C a las 0:49, lo que marcó la resurrección de Anna.

Sobre ese momento, el doctor Gibert admite que tuvo que contener las lágrimas porque fue “muy emotivo”; todos los médicos presentes festejaron a los gritos.

Aunque su regreso a la vida ya era un milagro, Anna no abrió los ojos hasta 35 días después, en los que permaneció conectada a un ventilador mecánico. Despertó paralizada del cuello hacia abajo y le llevó más de un año recuperar la movilidad; la recuperación completa demandó seis años.

El legado médico de un caso imposible

“Su cuerpo tuvo tiempo para enfriarse por completo antes de que el corazón se detuviera. Su cerebro estaba tan frío cuando el corazón dejó de latir, que las células cerebrales necesitaron muy poco oxígeno, por lo que el cerebro pudo sobrevivir por un tiempo bastante prolongado”, explicó el anestesiólogo sobre este caso inusual.

Anna Bagenholm permaneció más de un mes dormida luego de que su corazón volviera a latir. Foto:Captura de video.Anna Bagenholm permaneció más de un mes dormida luego de que su corazón volviera a latir. Foto:Captura de video.

Luego de esa larga guardia de reanimación y de que la historia de Anna se conociera en todo el mundo, la hipotermia terapéutica —técnica que reduce la temperatura corporal para proteger el cerebro tras un paro cardiorrespiratorio— se volvió una práctica más frecuente en los hospitales de Noruega .

Soy la prueba viviente de que es posible”, dijo Anna a la BBC. Hoy ejerce su profesión al mismo ritmo que sus colegas y volvió a esquiar, aunque admite que lo hace con mucho más cuidado.

Fuente: www.clarin.com

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