Por qué algunas personas no quieren compartir su comida, según la psicología


La comida puede ser un foco de conflicto en cualquier momento si aparece una de estas personas. Se trata de aquellos que en cenas con amigos o en almuerzos familiares no quiere compartir.

Si bien puede parecer algo menor, algo anecdótico, la psicología explica que ese acto de “no compartir” revela bastante sobre la persona, sus experiencias pasadas, sus valores y sus hábitos.

También tiene que ver con cómo nos formamos desde niños, cómo expresamos lo que sentimos, y hasta con qué interpretamos como nuestro espacio simbólico.

Aunque estemos en Argentina o en cualquier otro país, la dinámica psicológica detrás del gesto es similar.

1. Sentimiento de pérdida

2. Uso de la comida como refugio emocional

3. Cultura, costumbre y normas aprendidas

4. Autonomía y límites personales

Uno de los puntos centrales que señalan los expertos es que una persona suele negarse a compartir su comida cuando ya está servida en su plato.

En esa situación, explican, algo muy humano entra en acción: una vez que la comida está frente a nosotros, lo sentimos “nuestro”. Ya no es una oferta abstracta, sino una posesión concreta.

Esa distinción importa en dos momentos puntuales:

En muchas culturas, hasta el “nombre” que recibe ese gesto de ofrecer y compartir influye: se ve como muestra de hospitalidad, de generosidad, pero también como símbolo de identidad familiar.

En la Argentina, por ejemplo, compartir la comida tiene un valor social fuerte en ciertas reuniones; en otros casos, el nombre de ser “buena anfitriona” o “simpático” se liga a la disposición de compartir.

Pero cuando alguien declara que no comparte su plato, toda esa tradición choca con su costumbre personal.

Más allá de los motivos prácticos o inmediatos, no querer compartir comida puede estar íntimamente relacionado con traumas, experiencias pasadas, inseguridades profundas:

Fuente: www.clarin.com

Artículos Relacionados

Volver al botón superior