por qué actualizar las habilidades digitales ya no es opcional”. Escribe Claudia Lamas

La brecha: lo que aprendimos versus lo que hoy pide el mercado
Las evaluaciones internacionales en adultos muestran un patrón consistente: con la edad, caen los desempeños en lectura, matemáticas y resolución de problemas en entornos digitales. En todos los países de la OCDE, los adultos presentan niveles de competencia inferiores a los grupos jóvenes, lo que afecta su capacidad de adaptación a procesos y herramientas actuales en oficinas, clínicas, estudios contables y tribunales.
El panorama global también alerta sobre un núcleo de población adulta con carencias fundamentales: alrededor del 78% no alcanza los niveles básicos en las competencias evaluadas, lo que limita la reconversión y el acceso a mejores posiciones.
En América Latina, los organismos regionales advierten que la brecha digital interna -edad, nivel educativo y territorio- puede ampliarse si no se actúa con políticas y formación continua. Aun con más conectividad que en el pasado, persisten diferencias en el uso significativo y en las competencias necesarias para transformar esa conexión en productividad y empleo de calidad.
El premio económico de actualizarse
No se trata solo de “saber usar” plataformas. La combinación de competencias digitales y habilidades de organización personal está asociada con mejores salarios y mayor participación en el empleo. Estudios de la OCDE muestran que quienes usan tecnologías de forma frecuente y eficaz perciben remuneraciones superiores frente a quienes casi no las emplean, aun combinando estas con otros factores.
Para profesionales independientes, la ecuación es similar: mayor dominio digital = más clientes potenciales y mejores honorarios.
Además, la digitalización correlaciona con mayores ganancias de productividad en organizaciones: contar con conectividad y capacidades para aprovecharla se traduce en más innovación y resultados medibles (por ejemplo, más proyectos y mejoras de procesos), lo que impulsa las posibilidades de ascender y liderar equipos.
Las cuatro competencias que más mueven la aguja
1. Colaboración en línea: Trabajar en documentos compartidos, coordinar turnos y roles, y seguir flujos de aprobación sin papel. Estas prácticas, hoy estándar en empresas de salud, estudios profesionales y aseguradoras, exigen métodos y cuidados de seguridad.
2. Gestión de la productividad y del tiempo: Planificación con calendarios, tableros y listas priorizadas; seguimiento de tareas y métricas personales para reducir “fugas” de tiempo. Las áreas de formación corporativa confirman que organizar el trabajo y enfocarlo al valor es prioridad para 2024–2025.
3. Comunicación asincrónica: Redactar mensajes claros, registrar acuerdos y usar canales adecuados (correo, mensajería, foros internos) minimiza reuniones innecesarias y acelera decisiones, clave en equipos híbridos y con proveedores o clientes en distintas zonas horarias.
4. Marca personal y presencia digital: Posicionar la trayectoria, publicar casos y resultados, y cultivar una red profesional activa multiplica oportunidades: nuevos clientes (abogacía, salud, consultoría), invitaciones a proyectos y alianzas. La demanda de perfiles con capacidad de influencia y liderazgo en entornos digitales crece sostenidamente en el mundo.
¿Por dónde empezar? Un plan de 90 días
- Diagnostique su punto de partida (lectura, datos y resolución de problemas) y trace metas concretas: por ejemplo, dominar un gestor de archivos compartidos y un calendario profesional.
- Estructure su semana con bloques de trabajo, tableros de tareas y revisiones quincenales.
- Adopte reglas de comunicación: asunto claro, contexto breve, acuerdo y próximos pasos; reserve reuniones para decisiones.
- Active su marca: optimiza tus perfiles profesionales, publica una vez por semana un caso o aprendizaje y conecta con colegas de tu especialidad y sectores complementarios.
Urgencia con base en datos
El mercado crecerá en términos netos, pero con un fuerte reacomodo de roles: habrá nuevas ocupaciones y otras se reducirán. Quien actualice sus habilidades tendrá ventaja para acceder a mejores sueldos, liderar equipos y abrir mercados. La alternativa -mantener prácticas analógicas en un entorno digital- es perder terreno. Para la Generación X, este es el momento de transformar la experiencia acumulada en valor digital: lo aprendido en décadas de ejercicio profesional sigue vigente, pero necesita un “motor” actualizado para competir en la próxima década.
La empleabilidad de los próximos años combinará experiencia sectorial con competencias digitales, de organización y de comunicación. Quien integre ese conjunto no solo se mantiene relevante: mejora ingresos, acelera su ascenso y expande su cartera de clientes.
Los datos respaldan la urgencia; el paso siguiente es decidir por dónde empezar.
*- Por Ing. Claudia Lamas
Especialista en computación, socia de Blimop. Software factory, IA evangelist y promotora de la educación para la empleabilidad de la generación X
Fuente: www.lavozdejujuy.com



