Nuevo pacto para salvar a Milei, Macri como emblema de consenso y el laboratorio del caso Espert

Nuevo Pacto de Olivos para salvar a Milei
El Gobierno echa el resto de esta semana para salvar el pellejo. Levanta la brasa con la mano y se somete al segundo salvataje de Mauricio Macri. En el juego de área chica promete lo que no tiene a los bloques y a los gobernadores para desbaratar el quórum para la sesión de Diputados. Es una cita venenosa para un gobierno en problemas.
Le quieren limitar la firma de los DNU y aprobarle el reparto del tramo del impuesto a los combustibles que tiene que ir a pagar obra pública. Le perdonan por ahora la vida y no incluyen en el menú la insistencia al veto al reparto de los ATN. Como condimento, la oposición emplazará —con fecha fija— a la interpelación de ministros, al voto de una moción de censura al jefe de gabinete.
El primer salvataje de Macri fue en el Pacto de Acassuso, apenas ganó el balotaje. Milei le tomó los funcionarios y el programa de Cambiemos para arrancar su gestión. Ahora, con este Pacto de Olivos, se prometen cogobierno desde el 27 de octubre, mientras Milei trata de pringarlo a Macri para que haga gestos de apoyo como desarmar el proyecto que limita los DNU en Diputados, y si pudiera, el quórum para que haya sesión el miércoles.
Lo sueña en el avión hacia Trump
Querría Milei, además, que Macri fuera el emblema del consenso que le pide Washington y que lo acompañe la semana que viene en la visita a Donald Trump. Algo así como lo que hizo Sergio Massa cuando se subió, en enero de 2016, al avión que lo llevó a la cumbre de Davos. La insinceridad es un ingrediente necesario en política.
El Gobierno filtró la información de que Macri le pidió a Milei que bajara a Espert, y Milei le hizo caso. Se explica que Macri haya ido a Olivos, empujado por el mundo de los negocios a auxiliar al Presidente en la mala hora.
¿Macri otra vez tarde?
Pudo fallar el momento. ¿Era este el mejor para acercarse a las veredas de Olivos? O es cierto que Macri siempre llega tarde. Convocó en 2019 a Miguel Pichetto a la fórmula presidencial. Si lo llamaba un año antes, cuando la Alternativa Federal de los cuatro de Córdoba estaba en su apogeo, Pichetto hubiera llegado con 11 gobernadores del peronismo anti-K —los que juntó Juan Manzur en la casa de Tucumán en la Capital Federal para entonar el final de Cristina—. “Hay ciclos. Creo que la ex presidenta de la Nación cumplió un ciclo político“, había dicho Manzur en 2017 (Reportaje por TN). Cuando llegó Pichetto ya era tarde y perdió la reelección. Esta vez también llega tarde, cuando el Gobierno trata de juntar los pedazos después de la derrota en Buenos Aires y espera salvarse colgado de Trump. No sea que ahora este caso contamine también el prestigio que se juega Macri con tantas visitas a Olivos.
Quién se está comiendo a quién
Para evitar más daños Macri tomó distancia y partió hacia España hasta nuevo aviso. Lo esperaba allí la familia ampliada que venía de la Fashion Week de París. Un salto oportuno de Crónica TV a la revista Hola que pocos pueden hacer. Desde la perspectiva de Macri lo que hace es asistir a un gobierno que siente propio. En abril de 2023 presentó a Milei como posible precandidato a las PASO presidenciales, como la mejor versión de la teología de mercado que sostenía el PRO. Se lo rechazaron, pero ayudó como pudo a ganar el balotaje. Le puso, además, medio gabinete y gran parte del funcionariado. Desde este ángulo, con el paso del tiempo, se pone más en evidencia que es el PRO el que se come a Milei, y no al revés.
Para coronar ese movimiento basta que la renuncia de José Luis Espert a la candidatura arrastre a Karen Reinhardt, y que Diego Santilli encabece la lista de diputados por Buenos Aires en el tramo final de la campaña. Si, además, en diciembre Martín Menem fuera reemplazado por Cristian Ritondo como presidente de la Cámara de Diputados, se coronaría con éxito este copamiento del PRO macrista del gobierno de Milei. Bingo.
Después de todo, en las elecciones de este año el negocio lo hizo el PRO en el distrito donde menos consistencia tenía, que es Buenos Aires. Milei puso como condición que Santilli —el mejor rankeado en todos los sondeos— fuera en tercer lugar de la lista de diputados nacionales. El PRO lo aceptó para que los legisladores provinciales de la fuerza tuvieran un lugar “entrable” en las elecciones del 7 de septiembre. Hoy el PRO festeja que merced a ese acuerdo pudo retener el 70% de las bancas que pusieron en juego en ese distrito. En política hay que esperar hasta el final para ver quién termina con cara de gil afanado.
Frivolidades a dedo
El caso de Espert no hundía a la Alianza PRO-La Libertad Avanza en Buenos Aires, pero le impedía crecer cuando viene perdiendo en el distrito. Contamina ese acuerdo de Olivos y ahora “el mejor gobierno del mundo” queda representado por una estrella de ‘Brigada Cola’ en el distrito más grande del país y donde el oficialismo ya fue derrotado hace tres meses.
El caso desnuda la frivolidad de armar listas a dedo, una tomadura de pelo al electorado. A diferencia de los candidatos ya establecidos, a una fuerza minoritaria la afectan profundamente las acusaciones, pues su objetivo principal es crecer y ganar nuevos adeptos. Las denuncias no solo frenan ese crecimiento, sino que también contaminan a toda la lista del oficialismo, que ya viene golpeada por una reciente derrota en la provincia.
Las damas del voto del centro
El electorado de Cambiemos, que había abandonado a sus dirigentes en 2023, difícilmente vuelva a apoyar a una lista con esas inconsistencias. A pesar de que Milei se acercó a Macri tras la derrota, la lista en la que figuraba Espert —y de la que el PRO es socio— es frágil: un economista sesudo y pendenciero, una vedette como Karen Reinhardt y un candidato más sólido como Santilli en tercer lugar.
Espert era visto como un traidor al PRO por haberse pasado a La Libertad Avanza, lo que hacia más difícil que Macri pidiese el voto para él. Solo si Santilli quedara a la cabeza de la lista, Macri saldría a hacer campaña.
Un focus group sobre el voto mayoritario de los grandes distritos donde el no peronismo es fuerte —Córdoba, Santa Fe, CABA— parece haber identificado al votante del voto del medio, que quiere eludir la polarización entre “el soviético y el austríaco”: son en su mayoría mujeres, mayores de 31 años, avergonzadas y enojadas de que sus maridos se hacen los libertarios, urbanas y con educación media y superior. Explica que sea el voto que buscan opciones centristas como la de Somos Buenos Aires, los que se han comprometido con Provincias Unidas, el solitario Ricardo López Murphy en CABA o el PRO disidente de Córdoba, Oscar Agost Carreño.
Ni el soviético ni el austríaco
El debate de la oposición moderada de estas horas es hasta qué punto un menú como el de la sesión pedida para esta semana no significa darle al cristinismo la vanguardia de la oposición, y fomentar así la polarización entre el soviético y el austríaco.
Los gobernadores de Provincias Unidas están divididos en el apoyo o no al límite de los DNU. Sería, para algunos de ellos, quitarle una herramienta de la cual el Gobierno ha abusado, pero que lo inmovilizaría. Prefieren que ese proyecto no llegue al momento del voto, o que se modifique y vuelva al Senado para una revisión que limite el poder que le daría a un Senado dominado por el peronismo. Prefieren negociar que haya quórum para aprobar el reparto de la ley de Combustibles y pasar todo para después del 26 de octubre. Se sienten presionados por los diputados que sacaron del menú el rechazo al veto del reparto de los ATN. Admiten que se discuta otra forma de usar esos fondos, y el impuesto a los combustibles, por el cual podrían recibir el triple que les daría el reparto de los ATN.
Por de pronto, Provincias Unidas hará una reaparición esta semana en Jujuy, tierra radical de Carlos Sadir. Estarán el jueves para una jornada que tiene como eje una reunión con directivos de empresas mineras con sede en el norte del país.
Espert, laboratorio de prejuicios
Los gobiernos débiles son una disfunción de la Argentina del siglo XXI. Todos superaron la debilidad de origen acudiendo a alianzas que les permitieron gobernar. El caso de Milei va a ser estudiado como otra de las excepcionalidades argentinas. Ganó un balotaje con 55% de los votos y, transcurridos los dos primeros años, es menos respecto de lo que fue. Tenía una alianza ganadora con el electorado de Cambiemos, pero creyó que estaba asistido por una gracia y que el violeta (o el lila, como prefieren sus adversarios) bastaba para ganar. El caso de Espert es un laboratorio para desmenuzar estas inconsistencias. No era el candidato mejor rankeado, pero Milei lo sostuvo por encima de los demás para demostrar que tenía un dedo firme y que nadie se lo iba a torcer.
Nadie explica por qué insistió en sostenerlo, más allá de que quisiera resguardar su autoridad. No parece importarle mucho esto, ya que cada medida que toma, después la deshace. Veta leyes porque dice no tener la plata, pero después cede los fondos que le pedían. Golpea para retroceder, según un método de Trump. Acaba de hacer lo mismo al bajar a Espert.
La hora de Santilli
Más allá de que a Espert se le pruebe o no un delito —eso lo dirá la justicia cuando hayan pasado todos estos avatares electorales—, el solo debate sobre el financiamiento lo debilitaba. No es que lo hiciera caer, porque nunca pesó mucho. El debate sobre su persona lo afectaba porque le impedía crecer en el electorado en donde la alianza LLA-PRO debía recuperar casi dos millones de votos que perdió el 7 de septiembre. La prueba es que el debate paralizó la campaña. Santilli, que podría ser el llamador principal de la lista, pasó a la clandestinidad. La estrella del bataclán Reinhardt, que figura como número uno de la lista, carece de las habilidades para ponerse la campaña al hombro —a menos que los financiadores de su campaña (diz que vinculados a la feraz actividad del seguro) dispongan un tintineo hasta hoy sordo.
Las denuncias no matan
También es difícil decidir si las denuncias de corrupción pueden afectar a las elecciones. La experiencia dice que esos casos no influyen en los resultados. El peronismo ha hecho elecciones nacionales exitosas incluso con sus dirigentes procesados y aún presos. Las elecciones de 2019 son la prueba.
Otro testimonio lo da el logro de la fórmula Massa-Rossi en las presidenciales de 2023: sacó, con el peor candidato y en representación del peor gobierno, el 44% de los votos. Es un enigma si las denuncias como las tramas sobre coimas pueden frenar el crecimiento de una fuerza chica y débil como La Libertad Avanza. Este tipo de formaciones necesita crecer para existir en el futuro. Entre las especulaciones del tramo final de la campaña hay temor en LLA de que los casos fentanilo o discapacidad, que afectan a funcionarios del gobierno nacional, lleguen a desmovilizar a un electorado no peronista que puede preferir quedarse en casa ante la duda sobre si las denuncias son ciertas.
Los analistas del gobierno de Jorge Macri afirman que la difusión del video falso que exponía a Macri bajando a su candidata Lospennato de las elecciones del 18 de mayo pudo sacarle hasta 4 puntos de votos a la lista del PRO porteño. En 2005 una denuncia falsa contra Enrique Olivera limitó el crecimiento del ARI en las elecciones legislativas en CABA que enfrentaron a Mauricio Macri con Elisa Carrió. En 2000 otra denuncia por hechos que la justicia consideró inexistentes produjo una crisis en el gobierno débil de Fernando de la Rúa, que terminó en su renuncia. La ley sería que las acusaciones afectan a las fuerzas débiles porque les impiden crecer, y que las fuerzas mayoritarias son inmunes a los intentos de asesinato de imagen.
Fuente: www.clarin.com