“Me desperté un día y había diez hombres en mi puerta“: Keira Knightley relató el impacto emocional del acoso mediático que vivió a los 20

La actriz británica Keira Knightley, conocida por películas como Piratas del Caribe y Orgullo y Prejuicio, acaba de abrir un capítulo poco explorado de su vida pública: el precio emocional que pagó al convertirse en estrella de Hollywood siendo apenas adolescente.
En una reciente entrevista con The Times, relató cómo la cobertura mediática, el acoso de paparazzi y la pérdida de privacidad le provocaron un estado de hipervigilancia constante.
Desde muy joven, Knightley se vio confrontada con lo que ella misma describe como una “atmósfera brutal y misógina” para una mujer pública. “Me gritaban ‘perra’, ‘zorra’, especialmente si estaba con un novio, mi hermano o mi padre”, relató.
Su testimonio aporta nueva luz a la presión que sufren muchas jóvenes famosas, y en su caso particular, la tensión resultó casi insoportable. “Oh, me volvieron loca. Créeme. Solo que logré ocultarlo”, confesó.
El asedio no era casual ni aislado: Knightley contó que los fotógrafos no sólo la seguían en la calle, sino que alquilaron un piso frente a su hogar para acosarla: “Me desperté un día y había diez hombres en mi puerta” .
Hoy, con 40 años y una nueva etapa de vida y maternidad, la actriz reflexiona sobre cómo esa fama temprana la marcó. “¿Pude hacerlo de otra manera? No lo sé. ¿Vale la pena? Sí, pero a un alto costo”, señaló.
En la misma charla, la actriz reflexionó sobre el trato desigual que persiste en la industria. “A mis amigos actores nunca les preguntan por su edad o si planean tener hijos. A mí, todo el tiempo”, señaló.
Su testimonio reabre el debate sobre las presiones que enfrentan las mujeres famosas y la violencia mediática que, aunque más sutil, sigue presente.
Mencionó también un episodio icónico del colapso mediático de otra figura: la fotografía de Britney Spears rapándose la cabeza en 2007. “Cuando Britney se afeitó, pensé: genial, ahora pueden empujar a otra persona a hacer algo completamente loco”, comentó.
Esa comparación no es casual: ambas vivieron el auge de los tabloides y la cultura del paparazzi de los 2000, una época en la que las celebridades femeninas eran sometidas a una cobertura invasiva y muchas veces ofensiva.
Knightley reconoció que en ese contexto desarrolló paranoia: “Revisaba los diarios cada mañana para ver si me habían fotografiado”; pero gracias a ello aprendió a proteger su privacidad sin renunciar a su carrera.
La promesa de éxito que trajo Piratas del Caribe implicó para Knightley una metamorfosis abrupta: de chica británica con aspiraciones de teatro, a uno de los rostros jóvenes más cotizados de Hollywood.
Pero detrás del glamour, la pérdida de privacidad se volvió la norma. Ella misma lo resumió así: “Estar en un estado de hipervigilancia… un estado elevado”.
Ante un entorno que ella describe como “te trataban como si merecieras que te acosaran”, Knightley optó por tácticas radicales de invisibilidad.
Usar siempre la misma ropa para hacerlas “insípida” para los tabloides, quedarse quieta frente a los fotógrafos, cambiar de ciudad, incluso de estilo. Estas estrategias la ayudaron a recuperar algo de control, aunque el daño emocional ya estaba hecho.
El testimonio de Keira Knightley viene a sumarse al debate sobre las exigencias impuestas a mujeres famosas: la juventud eterna, la vigilancia constante, la presión sexualizada, el escrutinio por el cuerpo y la edad.
Hoy Knightley mantiene una relación más equilibrada con la exposición pública. Pero su relato deja en claro que la fama, cuando llega demasiado pronto, puede convertirse en una forma de encierro: “Fue una época terrible para ser una joven bajo escrutinio mediático”.
Fuente: www.clarin.com