Maxwell Caulfield y Juliet Mills, la pareja rebelde de Hollywood: él tenía 21 y ella 39 cuando se conocieron y llevan 45 años casados

“Cuando lo conocí no tuve dudas de que era el hombre más hermoso que jamás había visto”, así definió la consagrada actriz Juliet Mills el flechazo fulminante que sintió al trabajar con el actor Maxwell Caulfield en una obra de teatro en 1980.

Tenían mucho más en común que su vocación artística. Ambos nacieron en el Reino Unido y en el mismo mes, a fines de noviembre, pero con 18 años de diferencia. En aquel entonces él tenía 21 años y ella 39.

Los dos habían emigrado a Hollywood siguiendo el sueño de ser estrellas en la industria del entretenimiento. Coincidieron como coprotagonistas en una gira por Estados Unidos de la premiada ficción teatral The Elephant Man.

La dupla británica cosechaba éxito tras éxito en sus respectivas carreras, pero a nivel personal estaban en momentos muy diferentes.

Juliet había pasado por el altar dos veces. Se casó por primera vez en 1961 con Russell Alquist, Jr., compositor musical y poeta, con quien fue madre de su primogénito, Sean. Se separaron en 1964, y recién una década después apostó de nuevo al matrimonio.

En 1975 contrajo nupcias con Michael Miklenda, quien se dedicó a la actuación de manera fugaz, y tuvieron una hija juntos, Melissa. Cinco años después solicitaron el divorcio, y fue en ese momento cuando Caulfield, galán y promesa de Hollywood, apareció en la vida de Juliet.

Juliet Mills creció rodeada de exponentes de la industria del entretenimiento. Nació en Londres el 21 de noviembre de 1941, hija del actor John Mills -quien ganó un Oscar como mejor actor de reparto en 1971 por su rol en La hija de Ryan-, de la dramaturga Mary Hayley Bell, y hermana de la actriz Hayley Mills.

Creció en una familia tradicional y sus padres estuvieron juntos 67 años, por lo que el modelo de un matrimonio longevo formó parte de su crianza.

“Los años ’40 y ’50 fueron tiempos muy glamorosos en Inglaterra para los actores y escritores, así que yo tomé la decisión esperable, que fue dedicarme a lo mismo”, explicó Mills en una entrevista con Studio 10, el programa australiano de televisión matutino.

Luego emigró a Estados Unidos y se convirtió en la protagonista de la exitosa sitcom Nanny y el profesor, producida por 20th Century Fox Television. Ese papel fue el que la catapultó al estrellato internacional.

Luego ganó un Emmy por su interpretación en la miniserie QB VII. También brilló en el western The Rare Breed (Casta bravía), y en la comedia romántica Avanti! (¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?).

Por más que estaba acostumbrada a moverse en grandes sets de rodaje, Juliet prefería el teatro. Sentía que ese nicho era su lugar en el mundo, y su futuro esposo, aquel joven que los medios definían como “el próximo John Travolta”, también amaba las adaptaciones teatrales de los clásicos.

“Cuando el teatro funciona, no hay nada como la emoción de ver a gente real sumergirse en esa experiencia. Es muy diferente a ver una pantalla, una computadora, y la mayoría de los jóvenes se pierden una forma de entretenimiento inigualable, porque no hay nada como el teatro en vivo”, declaró Mills, un pensamiento muy similar al de su compañero de vida.

Maxwell Newby -que luego usaría “Caulfield” de apellido como nombre artístico -nació el 23 de noviembre de 1959, dos días después que Juliet, pero casi dos décadas después- en el condado de Duffield.

Su infancia fue turbulenta, sobre todo luego del divorcio de sus padres cuando tenía 6 años. Desde que era niño supo que amaba la actuación, y a los 7 interpretó su primer personaje, Ted, en la película Accidente.

Su madre se volvió a casar con el actor y exmarine estadounidense Peter Maclaine. La relación con su padrastro fue muy mala, con discusiones constantes, y Maxwell se fue de su casa a los 15 años.

Trabajó como bailarín exótico en el Windmill Theatre de Londres para costearse sus propios cursos de actuación. A los 19 años emigró a Nueva York en búsqueda de oportunidades, y ahí cambió su apellido a Caulfield, inspirado en Holden Caulfield, el protagonista de la novela El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger.

En 1979 tuvo su debut en Broadway, aunque en el circuito del under, como protagonista de la obra Class Enemy. Una crítica del periódico The New York Times lo elogió por su actuación, definieron su interpretación como “maravillosa”, y de a poco empezó a pisar fuerte en el rubro teatral.

Así fue como Juliet y Maxwell coincidieron en The Elephant Man, y la atracción fue mutua e instantánea. “Era hipnótico y un muy buen actor, con la sonrisa más brillante“, expresó la actriz.

“Fue muy dulce conmigo. Nunca me había sentido más segura, valorada y amada en mi vida. Y realmente nos enamoramos muy rápido“, confesó ella.

La diferencia de edad no fue un conflicto en su relación. “Contrario a lo que la gente imagina, para nosotros no fue así, no hay reglas en el amor, y simplemente cuando conoces a alguien que amas, que sientes como si la conocieras desde siempre, te quedas con esa persona”, aseguró Juliet en diálogo con el Daily Mail.

SLo más complejo fue el divorcio de la actriz con su exmarido, quien no tomó nada bien su incipiente romance con el joven actor. Mientras ella ponía en orden aquel asunto legal, el noviazgo continuó.

Seis meses después de conocerse, Juliet y Maxwell se casaron. “Me hizo la propuesta de una manera extraordinaria en un atardecer en un acantilado de Beverly Hills”, reveló la actriz.

Con humor, Maxwell retrucó: “Creo que mi verdadera vocación era ser planeador de bodas”. La risa como remedio para la vida es el sello que caracteriza al matrimonio, aún 45 años después de haber dado el “sí, quiero”, y haber enfrentado las críticas iniciales a su relación.

El actor organizó cada detalle del casamiento con quien fue su primera novia, luego prometida y esposa. “Fue la boda más romántica de todas, al amanecer en lo alto de un acantilado con vistas al Pacífico, hubo suelta de palomas, y luego una pequeña recepción en la casa de mis padres”, detalló Juliet.

“Nos casamos el 2 de diciembre de 1980, en pleno invierno, fuimos valientes en todos los sentidos que existen“, rememoraron en tono de humorada.

Aunque estuvo en el ojo mediático, Juliet jamás se enojó frente a una cámara o en durante una entrevista gráfica. En todos los reportajes a lo largo de las cuatro décadas, donde una y otra vez le preguntaron lo mismo, la actriz siempre fue el buen humor hecho persona.

Cada vez que le consultan cómo hizo para conquistar al “galán del momento”, ella responde entre risas: “No lo sé, creo que usé algunos trucos hace mucho mucho tiempo, pero claro que soy muy afortunada”.

“Creo en la reencarnación, y cuando lo conocí simplemente fue como: ‘¡Ahí estás!’, porque sentí que lo conocía de otra vida”, agregó la actriz.

Maxwell, por su parte, recibió un fuerte cuestionamiento de la industria hollywoodense tras comunicar su decisión de casarse con una mujer 18 años mayor. Pero nada pudo interponerse en su compromiso.

Podría decirse que incluso aquella desaprobación social y comercial generó el efecto contrario en la pareja. El actor se convirtió en padrastro de los dos hijos de Juliet, y forjó un vínculo muy fuerte con ambos.

El matrimonio no tuvo hijos juntos, pero construyeron una familia ensamblada libre de prejuicios. Aunque no se sabe el trasfondo detrás de los conflictos que enfrentaron con los dos exesposos de Juliet, actualmente sus hijastros, Melissa y Sean, llevan el apellido Caulfield, quien los adoptó legalmente.

El actor más de una vez habló de la diferencia de edad y dejó sin palabras a los entrevistadores. “Curiosamente, ella es la que me mantiene joven. Es un proceso inverso a lo que la gente imagina“, contestó. Y con una sonrisa pícara, remató: “Siempre le digo a Juliet: ‘Ve más despacio, ¿quieres?’, ¡y no me refiero a solo a la edad!'”.

Aún hoy, después de 45 años eligiéndose mutuamente día tras día, enfrentan críticas. En cada posteo de Instagram Caulfield recibe comentarios negativos de seguidores que los cuestionan.

“Tú y tu madre”; “Ella debería dejarte ahora para que disfrutes de tus últimos años de juventud”; “Lo siento, pero esto está mal”; son algunos de los mensajes de sus haters. Él se limita a dedicatorias para Juliet, una más romántica que la otra: “El amor de mi vida para siempre”, “Mi diosa personal”, “Mi chica, por siempre”.

En 1982, dos años después de su boda, Maxwell tuvo un resurgimiento como actor. Fue el galán tierno y seductor de Grease 2, la secuela de la exitosa película musical original Grease (1978), protagonizada por John Travolta y Olivia Newton-John.

Junto a Michelle Pfeiffer encarnaron la pareja protagónica del film. Y desde allí no paró de trabajar nunca. De ahí surgió su apodo de “heredero de Travolta”, por ser el it boy y sex symbol del momento.

Demostró su versatilidad al trabajar en todo tipo de géneros: encabezó The boy netx door (Generación sangrienta), un thriller de suspenso y terror, junto a Charlie Sheen, y luego participó del spin off de la exitosa serie Dinasty (Dinastía), The Colbys.

En 1987 Juliet y Maxwell volvieron a formar dupla en la ficción, y actuaron juntos en el episodio “Pitfalls” de la serie televisiva “Hotel”, donde quedó a la vista su química dentro y fuera de la pantalla. Él interpretó a un joven que se enamora de una mujer madura -su esposa en la vida real- y la invita a huir de su matrimonio infeliz en medio de un apasionado romance.

“Siempre nos aseguramos de no estar separados mucho tiempo, de acompañarnos en los rodajes en nuestros respectivos proyectos, porque así es como se mantiene un matrimonio en Hollywood: sin ir en direcciones separadas durante demasiado tiempo”, aseguró Maxwell.

Juliet también siguió con su carrera actoral y no tiene planes de jubilarse. A los 81 años, en 2023 fue la actriz invitada esteral en la temporada 19 y 20 de Grey’s Anatomy, donde interpretó a Maxine Anderson, la compañera de cuarto de la interna Jules Millin.

Unos años antes, en 2019, el matrimonio se fue de gira al Reino Unido, un regreso a su país natal que fue muy emotivo. Otra vez sobre las tablas, protagonizaron la adaptación teatral de la película clásica de Hitchcock, The Lady Vanishes (La dama desaparece).

“Nos encanta trabajar juntos, ya lo hicimos más de media docena de veces. Mantiene vivo el romance, porque es una gran aventura ir a diferentes ciudades cada semana; preparar todo, subirnos al auto y dar lo mejor al público”, expresó Mills.

Sentir inspiración y admiración por el otro es uno de los secretos de su longevo amor. “Disfruto oírla y verla actuar, y eso es fundamental, sentirse atraído profesional y emocionalmente por la persona que amas”, aseguró Caulfield.

En 2025, Maxwell y Juliet, a los 66, y 84 años, respectivamente, siguen saliendo a caminar juntos tomados de la mano. El pasado 23 de noviembre fueron captados por los paparazzi durante una caminata por una zona arbolada de Los Ángeles.

Los amores de Hollywood pueden ser misteriosos, herméticos, y hasta impostados, pero no es el caso de esta pareja. Al cumplir 45 años de casados se celebran las bodas de zafiro, y al igual que esta gema, su amor se hizo más fuerte y precioso con el tiempo.

Ellos mismos dicen que no hay secretos para las relaciones duraderas, solo un combo de valentía, conexión y esfuerzo. Juliet lo resumió en una sola frase en una entrevista con la revista Woman’s World: “Si tenés la suerte de encontrar a tu alma gemela en esta vida, y estás dispuesto a dar el doble de vos mismo cuando las cosas se ponen difíciles, esa es la prueba definitiva”.