Marián Rojas Estapé, psiquiatra, explica por qué a muchas personas les cuesta decir “te quiero”


Es una paradoja: muchas de las personas que más aman suelen ser las que menos lo dicen o expresan en palabras.

Ocurre que, con seguridad, crecieron creyendo que el afecto se demuestra con hechos, no con palabras. O quizás heredaron el miedo a la vulnerabilidad o al gesto que expone.

El problema es que ese silencio puede doler. No siempre basta con estar, con cuidar o acompañar: hay vínculos que se enfrían por falta de palabras cálidas.

Así, hay hijos, parejas, amigos o padres que esperan un “te quiero” que nunca llega, sin saber si es por pudor, por orgullo o por costumbre…

La psiquiatra Marián Rojas Estapé habló sobre este tipo de personas en uno de los últimos videos del canal de “Lo que yo aprendí”.

Las personas alexitímicas experimentan emociones, pero tienen dificultades para identificarlas, describirlas y verbalizarlas.

A ellas les cuesta decir si lo que sienten es tristeza, rabia, ansiedad o frustración. A menudo, en vez de manifestar lo emocional, su malestar se expresa a través de síntomas físicos: dolores de estómago, tensión muscular, insomnio o fatiga persistente. El cuerpo habla cuando las palabras no están disponibles.

La experta afirma que este tipo de personas sienten como las demás, pero su canal de comunicación no está tan abierto y se guardan todo lo que sienten.

Estapé expone el caso de un paciente que acudió a su consulta porque su mujer se lo había pedido: “Su mujer me dijo que hablase con su marido y que me diga de vez en cuando que me quiere”, explica.

Y al hablar con él, la profesional se llevó una sorpresa. El hombre, después de llevar diez años casados, le contó que ya se lo dijo el día de la boda y que no había cambiado de opinión.

“No puedo decírselo regularmente. Mis padres nunca se dijeron ‘te quiero’, a mí nunca me lo dijeron. Sé que me quieren pero no nos lo decimos”, explicó el hombre.

Finalmente, llegaron al acuerdo de mandarse un emoticón de corazón al día por Whatsapp.

Muchos alexitímicos son percibidos como fríos, distantes o poco empáticos, aunque internamente puedan estar profundamente afectados por lo que ocurre a su alrededor.

Hablar de alexitimia es abrir una ventana a una realidad emocional que muchas veces pasa desapercibida. Es entender que, detrás del silencio emocional, puede haber un mundo interno esperando ser comprendido.

Y que, como sociedad, tenemos el reto de escuchar incluso a quienes no saben cómo hablar.

Christian Jiménez, La Vanguardia.

Fuente: www.clarin.com

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