Loris Zanatta: “La expectativa mesiánica genera frustraciones rápidas cuando los milagros económicos no se materializan”


-El fenómeno político argentino en torno a Javier Milei y su invocación a las “fuerzas del cielo” abrió una nueva etapa en la relación entre política y religión en el país?

– La irrupción de Milei y su llamado explícito a las “fuerzas del cielo” para combatir el modelo peronista kirchnerista no representa una ruptura con lo religioso en la política argentina. Al contrario, implica una transformación de inspiración claramente religiosa. Mientras el peronismo basa su legitimidad en un catolicismo tradicional comunitarista, Milei incorpora en su retórica elementos de una religiosidad evangélica, profética y mesiánica, que apela a la idea de redención y tierra prometida, pero con una fuerte impronta neoliberal de prosperidad e individualismo. Esta combinación de un discurso político con una teología de la prosperidad evangélica revela la debilidad del espacio laico y secular como alternativa política en Argentina y el peso de lo religioso como matriz cultural y movilizadora política. Sin embargo, ese consenso fundado en la fe tiene alta volatilidad, pues la expectativa mesiánica genera frustraciones rápidas cuando los milagros económicos o sociales no se materializan.

– Usted dice entonces que Milei representa un nuevo fenómeno de religiosidad política? Parecería que es un devoto absoluto del mercado. ¿No es así?

– Lo importante no es el mercado, sino la pluralidad. Devotos del mercado han existido muchos, incluso dentro del peronismo, como Menem, por ejemplo. Milei representa una reinvención religiosa en la política argentina que no se opone al peronismo sino que lo desafía apelando a un imaginario religioso alternativo. Ambos encarnan el peso persistente de lo religioso en la política, evidenciando la dificultad de Argentina para consolidar un espacio político verdaderamente secular y laico. Desde esa religiosidad se desafían las instituciones democráticas propiamente dichas. Predomina la ley del Pueblo de Dios. Esto es predemocrático.

– Al mismo tiempo, el Presidente se manifiesta como un devoto judío. ¿No desafía así el orden católico tradicional?

– Tengo la impresión de que mucho más que el judaísmo que dice practicar el presidente Milei, que sin duda es de buena fe, es un judaísmo de tipo muy ortodoxo, fundamentalista. Pero hay que analizar también sus gestos recientes, como ir a inaugurar templos evangélicos. Me da la impresión de que, en ese caso (no sé si es idea suya o de sus consejeros), vuelve a revelar que el evangelismo es igual o más maniqueo que el catolicismo en la visión del mundo, pero posee una teología pro-capital, la teología de la prosperidad, la promesa de riqueza. Si uno lee los discursos de Milei, detecta esa visión profética evangélica: sufran hoy, porque mañana nos enriqueceremos y viviremos en la prosperidad.

– Su último libro, *Bergoglio: una biografía política*, es un trabajo muy contundente y minucioso sobre la historia política del Papa. ¿Qué vio, qué observa usted en él?

– La trayectoria de la Iglesia argentina, en particular a través de la figura de Bergoglio, evidencia que la dimensión religiosa ha sido clave en la conformación de las mentalidades políticas nacionales. En esta comprensión, el pueblo argentino se ha concebido tradicionalmente como un pueblo esencialmente católico, lo que legitimaba la esfera política bajo una tutela moral e identitaria religiosa. Este vínculo también ha favorecido la debilidad de las instituciones democráticas modernas, pues el pueblo ha disputado su soberanía entre las instituciones políticas y las religiosas.

– ¿Bergoglio, luego Papa, no representó entonces, según su visión, una Argentina solidaria y sensible hacia los pobres?

– La dimensión religiosa en la figura de Bergoglio está vinculada a este, desde mi punto de vista, insano, casi patológico, imbricarse de política, religión y nación. Bergoglio, como toda la corriente hegemónica de la Iglesia argentina o el catolicismo local, sostiene la idea de que la nación basa su legítima identidad y autoridad en raíces católicas, disputando al pueblo a la democracia continuamente.

– ¿La idea de fondo, a veces explícita y a veces no, en Bergoglio y en su entorno es que la legitimidad política reside en el pueblo, pero qué pueblo?

– Es el pueblo puro de la evangelización, cuya cultura es esencialmente católica. Por tanto, el espacio político y las instituciones son legítimas en la medida en que respetan esa cultura católica del pueblo.

– ¿Eso lo explicaba Bergoglio?

– Bergoglio lo decía a su modo, con expresiones retorcidas, pero claras cuando afirmaba, según San Tomás (aunque él no fuera tomista), la idea católica clásica de que la soberanía viene de Dios a través del pueblo. De esta forma, la Iglesia tiene una especie de derecho a tutelar el orden político.

– ¿El catolicismo produce, según su visión, al peronismo, o el peronismo es un epifenómeno de ese catolicismo raigal?

– El peronismo emerge como fruto maduro de la fusión entre política y religión, consolidando una visión nacional fundada en la religiosidad católica que sostiene imaginarios sociales marcados por una identidad comunitarista y un paternalismo populista. No es solo un movimiento político de redistribución económica, sino un régimen que expresa una matriz moral, cultural y religiosa profunda, evidenciada en su persistencia electoral y social. En este contexto, la irrupción de Milei y su llamado a las “fuerzas del cielo” no supone una ruptura con lo religioso sino una transformación en la inspiración religiosa. Mientras el peronismo legitima su base en un catolicismo tradicional comunitarista, Milei incorpora elementos de religiosidad evangélica, profética y mesiánica, con una impronta neoliberal de prosperidad e individualismo. Esta combinación revela la debilidad del espacio laico y la relevancia de lo religioso como matriz cultural y movilizadora política. No obstante, ese consenso en la fe es muy volátil, como decíamos antes, en tanto la esperanza mesiánica genera frustraciones cuando no llegan los milagros sociales o económicos. Por último, el fenómeno tiene un trasfondo sociológico ligado a la alta religiosidad de sectores vulnerables y pobres, especialmente en el conurbano bonaerense, donde la identificación política se entrelaza con la pertenencia religiosa y comunitarista, tradicionalmente reforzada por el catolicismo y ahora por el crecimiento del evangelismo.

-¿Antes votaron a Milei por su mesianismo?

La dinámica familiar-política, marcada por lealtades reflejadas en sucesiones de poder (como en el peronismo tradicional y ahora con Milei y su hermana), forma parte de esta cultura política profundamente enraizada en una visión comunitarista, antes que individualista, del poder.

– ¿No puede convivir entonces la democracia con la religiosidad popular?

– La democracia moderna, donde está consolidada, inevitablemente implica una emancipación de la esfera política respecto a la religiosa.

– Usted observa y recalca un fenómeno de larga data en Argentina: la familia en el poder.

– Es muy relevante: Perón y Eva Perón; Perón, Isabel y ahora los hermanos en el poder.

– ¿En qué se relaciona esto con eventuales males argentinos?

– No es exclusivo de Argentina. Es típico de sociedades donde el universalismo ilustrado no ha echado raíces profundas. El “familismo” sostiene que, antes de la humanidad, del ciudadano universal y de la igualdad jurídica, prevalecen los vínculos sanguíneos, naturales, no abstractos ni legales.

– ¿Cuáles son las consecuencias de ese “familismo”?

– En sociedades religiosas, los vínculos naturales son la comunidad de nacimiento, la familia, el pueblo, la comunidad territorial, profesional, de fe o de raza. Estas son las verdaderas patrias. Eso ocurría en el medioevo. Y ahora en los espacios en los que predomina esa configuración sociopolítica. Son lealtades basadas en lazos sanguíneos. En familia puedo ser solidario hasta proteger, incluso absurdamente, a un hijo asesino. Pero al salir a la sociedad, no siento solidaridad alguna, porque no me siento vinculado por la ley, sino por la familia. Esta lógica puede llevar hasta el extremo de la mafia, que a la vez se llama “familia”.

– En Argentina, la preponderancia de la familia hace que el vínculo familiar prevalezca muchas veces sobre el de la ciudadanía universal, debido a la profunda herencia del catolicismo que ha impuesto su hegemonía también en lo social y político.En apenas 70 años, Argentina ha tenido numerosos regímenes bicéfalos: Perón y Eva Perón; Isabel y luego Isabel presidente por ser su esposa, lo que es absurdo; luego Néstor y Cristina, que se suceden y equilibran, y ahora Milei y su hermana.

– Es que confían el uno en el otro más que en nadie.

– Hace unos días leí una frase de Milei que me dejó helado. Dijo: “Yo me ocupo de la gestión, fui elegido por la gestión, la política se la dejo a mi hermana.” En una democracia se supone que es al revés: el presidente elegido por el pueblo es el político, el que propone orientaciones, valores morales y un camino. Después elige a quienes gestionan, pero el pueblo soberano escoge a quien tiene el programa político. Aquí es al revés; él delega la política a otro. Para mí, esto es totalmente enfermizo. Es una forma de familismo amoral, como dicen los antropólogos: vínculos familiares no basados en criterios éticos, sino naturales, lealtades que terminan siendo complicidades.

Un catedrático crítico del populismo, y una biografía de Bergoglio

Loris Zanatta vino a la Argentina por primera vez a los 29 años. Hoy tiene 63. Afirma que ha visto más continuidades que fracturas. Que la Argentina se repite. Es un académico full time, pero es más que eso, es un intelectual que disfruta desafiando esquemas de pensamiento arcaico.

Es un catedrático abierto a exploraciones intelectuales nuevas. Así, Fidel Castro es para él, “El Último Rey Católico”. Realizó una biografía monumental en la que demuestra la profunda influencia identitaria del nacional-catolicismo español en el régimen castrista, fundando una nueva religión de Estado.

Su último libro, “Bergoglio, una biografía política” es una entomológica disección de la vida de un hombre que fue Papa, pero que antes del pontificado, se configuró como una encrucijada viva entre el peronismo y la iglesia aunando en sí, la tradición argentina y no solo argentina, que “disputa desde la religiosidad la legitimidad y vigencia de las instituciones democráticas”.

Zanatta es el director de la Universidad de Bologna en su sede de Buenos Aires. Cuando visita la Argentina, al menos una vez por año, pasa en los recoletos escritorios de la UNIBO al lado mismo del teatro Coliseo, horas enteras dictando clases pero también escribiendo e investigando. Y lo mismo hace en Italia, donde recorre los claustros académicos con la fluidez de un profesor que parece haber vivido allí desde que se fundó esa Universidad, la más antigua del mundo. Es que Zanatta encarna el espíritu fundacional de los altos estudios, de los claustros, de los libros, y de las especialidades.

Es también profesor de la Maestría en Periodismo del Grupo Clarín y de la Universidad de San Andrés.No necesita micrófono, habla en su clases con una pasión audible y clarísima para todos.

En las calles de Bologna, sin dudas, caminando con su perro Giove y su mujer Giulia, se lo ve feliz. Llama a Giove y dice que él advierte su voz desde la videollamada, y que en general mueve la cola. Pero, esto lo atormenta un poco, llamó y Giove se sintió ofendido, y siguió con su vida, como si Loris no lo estuviera llamando desde la Argentina, a la que tanto ama. Visita este país desde hace décadas. Conoce a innumerables protagonistas. No cede jamás a la demagogia ni al elogio a-crítico de una sociedad que conoce tan profundamente.

Detecta la demagogia y al populismo con la intuición y la razón de los que saben, de los que estudian, de los que fundamentan. Compone con su obra y su personalidad, un habitante singular, peninsular y bolognés hasta la médula, argentino también por su dedicación a éstas aventuras y desventuras nativas, pero jamás nacionalista. Un demócrata ilustrado. Un defensor de la Ilustración y del racionalismo político. Una voz que no cede nunca al silencio acomodaticio, ni a la elocuencia sin fundamento. Su perspectiva, indispensable, nos enseña a todos.

Itinerario

Loris Zanatta es profesor de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia, en sus sedes de Italia y Argentina, donde dirige además la Maestría en Relaciones Internacionales. Es autor de numerosos libros, publicados en Europa y Latinoamérica, y escribe en diarios y revistas sobre temas de actualidad. Es miembro de la Academia de la Historia. Entre sus libros se destacan Del Estado liberal a la Nación católica; Perón y el mito de la Nación católica; Breve Historia del peronismo clásico; Eva Perón. Una biografía política; Historia de América Latina; La internacional justicialista, Fidel Castro, el último “rey católico” y El populismo jesuita (Edhasa). Presenta en estos días Bergoglio. Una biografía política (Planeta).

Al toque

Loris Zanatta es profesor de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia, en sus sedes de Italia y Argentina, donde dirige además la Maestría en Relaciones Internacionales. Es autor de numerosos libros, publicados en Europa y Latinoamérica, y escribe en diarios y revistas sobre temas de actualidad. Es miembro de la Academia de la Historia. Entre sus libros se destacan Del Estado liberal a la Nación católica; Perón y el mito de la Nación católica; Breve Historia del peronismo clásico; Eva Perón. Una biografía política; Historia de América Latina; La internacional justicialista, Fidel Castro, el último “rey católico” y El populismo jesuita (Edhasa). Presenta en estos días Bergoglio. Una biografía política (Planeta).

Fuente: www.clarin.com

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