Llamados a los gritos, festejos y una madrugada que terminó con una lección para Javier Milei

Uno de los ministros más versátiles del equipo de Javier Milei suele describir que formar parte del Gobierno es como vivir atrapado en el vagón de una montaña rusa. Los movimientos son fuertes, a veces dramáticos, y la sensación de vértigo nunca cesa, ni aun cuando, se supone, el trayecto está planificado y garantiza un final no traumático. Esta semana, el funcionario repitió la frase frente a varios de sus pares del Gabinete después de enterarse de que, una vez aprobado el Presupuesto en la Cámara de Diputados, desde algunos sectores del oficialismo aseguraban que la iniciativa -por la caída del artículo que proponía la derogación de las leyes de financiamiento a las universidades y a las políticas de discapacidad- no servía y que el Milei evaluaba vetarla. El Gobierno parecía encaminado a engendrar su propia crisis. Pero, en las últimas horas, vaya a saberse si por la ética de la convicción o de la responsabilidad, diría Weber, el Presidente prefirió detenerse.

“¿Pero estamos todos locos? ¿Cómo vamos a presentar una victoria como si fuera una derrota?” , exageró el viernes un importante funcionario en una conversación previa a la reunión de la mesa política, que se hizo en la Casa Rosada para diseñar cómo seguir después de otra semana turbulenta, en la que el Parlamento, pese al recambio de legisladores que favorece a La Libertad Avanza, demostró que sigue siendo un terreno hostil. El Gobierno giró en el aire con el correr de las horas. La decisión fue que el 26 de este mes el Presupuesto se trate en el Senado tal como llegó de la Cámara baja, es decir, sin la anulación de la ley que le da recursos a las universidades ni la de emergencia en discapacidad.

Cristian Ritondo y Karina Milei mantienen diálogo abierto. Esta semana hubo diferencias entre el PRO y LLA.Cristian Ritondo y Karina Milei mantienen diálogo abierto. Esta semana hubo diferencias entre el PRO y LLA.

Al cabo, la media sanción de la norma anual que se utiliza para planificar y autorizar los ingresos y gastos del Estado para un período fiscal -y que siempre se traba en el Parlamento, de hecho hace tres años que no se sanciona- se transformó en una victoria módica del oficialismo, que debió enfrentar dos tembladerales inesperados: la postergación para febrero del tratamiento de la reforma laboral y las disputas con el PRO, que se puso en guardia y denunció a sus socios libertarios por negociar con el kirchnerismo, en plena madrugada, el nombramiento de tres auditores de la AGN.

“Yo quiero tener Presupuesto, estamos de acuerdo con este y fue bien recibido por todos”, les dijo Luis Caputo a sus compañeros de Gabinete, cuando algunos dudaban sobre si era posible sostener el superávit fiscal. El Ministerio de Economía no quiere saltos. El 9 de enero vence un compromiso de deuda por U$S 4.200 millones. Manuel Adorni, el jefe de los ministros, se mostró en la misma sintonía y confió que, llegado el caso, se concentrará en reasignar partidas que afectarán a las provincias. ¿Y entonces? ¿Por qué se dijo que la ley no servía y que Milei volaba de furia? Una parte del Gobierno, encabezada por Santiago Caputo, sigue pensando que hay que ir más a fondo y desafiar los límites que marca la oposición.

Milei oscila. De a ratos se abraza a las ideas de su gurú, con el que siente una mímesis, y amenaza con romper todos los puentes de diálogo y, en otros momentos, baja un cambio y hace concesiones.

Es parte del viaje en la montaña rusa. El primer mandatario tuvo esta semana su primer shock pos electoral. Se acaba de anoticiar de que el notable triunfo del 26 de octubre no representa un cheque en blanco para negociar con las fuerzas opositoras, mucho menos para sentarse a charlar con los gobernadores. Los bloques libertarios lucen más robustos, pero no son suficientes. La necesidad de una red de aliados se extenderá hasta el final del mandato. No será fácil, como no lo fue durante los últimos días. Hubo decenas de conversaciones subidas de tono, a los gritos, con operadores y hasta con legisladores clave.

Encima se abrió una grieta con los mandatarios por su comportamiento de esta semana. Varios de ellos sostienen que, pese a la autoridad que ejercen frente a sus diputados y senadores, no siempre pueden asegurarse que voten como ellos quieren. En la Casa Rosada maldicen ese juego ambivalente, el de los gobernadores, que se sientan a pedir recursos con la garantía de que luego acompañarán todas las iniciativas parlamentarias y que, a la hora de la votación en el recinto, se atajan y dicen que no pueden mandar a votar cualquier cosa.

Luis Caputo pidió la aprobación del Presupuesto y no quiere nuevos tembladerales en los mercados.Luis Caputo pidió la aprobación del Presupuesto y no quiere nuevos tembladerales en los mercados.

En la Casa Rosada, por fuera del kirchnerismo, con los que ni hablan, dividen el accionar provincial de los últimos días en dos grupos. De un lado, los que, apenas entró el artículo de la polémica por las universidades y discapacitados, avisaron que el panorama se oscurecía. Allí aparecen Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Sáenz (Salta). Del otro ubican a quienes se perfilaban como aliados incondicionales en esta etapa y cuyos legisladores les dieron un dolor de cabeza. Entre otros citan a Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Rolando Figueroa (Neuquén) y Leandro Zdero (Chaco). Habrá que estar atentos a lo que dijo Adorni en privado. Sonó duro. Dijo que pasará la motosierra por las provincias apenas se apruebe el Presupuesto en el Senado. En la primera quincena de diciembre, el Ejecutivo autorizó envíos a provincias aliadas por $ 66.500 millones con la idea de que eso ayudara a destrabar puntos conflictivos del Presupuesto. Algunos miembros del Gabinete estaban arrepentidos. “Dado el resultad, con la mitad era suficiente”, deslizan.

Las miradas incrédulas no solo se depositaron en los gobernadores. El rol de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados volvió a quedar en el ojo de la tormenta, aunque esta vez fue por el malestar que despertó en el PRO una negociación -dicen que clandestina- con el kirchnerismo. Entre el martes y el mismo jueves, mientras el oficialismo procuraba asegurarse algunos apoyos para el Presupuesto, abrió una discusión con Máximo Kirchner por los tres auditores de la AGN. Los nombres se consensuaron a espaldas del macrismo y de la UCR. Para el PRO fue peor porque, a instancias de Mauricio Macri, se había establecido que uno de esos lugares sería para Jorge Triaca.

Cristian Ritondo, que maneja la bancada macrista, se enteró de la movida el miércoles, dicen que gracias a una humorada que le lanzó un legislador kirchnerista, lo que terminó de incrementar su furia contra Menem. Ambos mantuvieron un diálogo telefónico a los gritos:

—A mí no me van a dejar como un boludo. ¿Esto es porque yo no te extorsiono, como hacen los otros? —dijo Ritondo.

—Pará Cristian, yo te puedo explicar. Venite al despacho y lo hablamos.

—No, yo te voy a hacer quilombo en la sesión. El que avisa no es traidor.

—Te entiendo. Vos puteame tranquilo, no hay problema —cerró Menem.

Diego Santilli se metió en un brete. Amigo de Ritondo desde hace varias décadas y hoy vestido completamente de violeta, el ministro del Interior intentó mediar. Dicen que hubo una fuerte discusión entre ellos, pero que se amigaron el viernes, cuando los dos, junto a Menem, se tomaron un café. El que no tenía consuelo era Macri. “Yo les dije que había que tener cuidado. No se puede confiar en estos tipos”. La decepción del fundador del PRO con Milei crece. En su entorno se preguntan: ¿cómo van a negociar con el cristinismo? Entre los buenos y los malos eligen a los malos.

La provocadora remera de Máximo Kirchner contra Kicillof en la cumbre del PJ bonaerense. El diputado negoció con los libertarios.La provocadora remera de Máximo Kirchner contra Kicillof en la cumbre del PJ bonaerense. El diputado negoció con los libertarios.

En las bancas de diputados que responden a Cristina Kirchner festejaron el éxito de las negociaciones por los puestos en la AGN (que quedaron en manos de Rita Mónica Almada, de LLA; Juan Ignacio Forlón, de La Cámpora y Pamela Caletti, que responde al gobernador Sáenz), y en el Senado se jactaron de haber pateado para febrero la reforma laboral. La CGT, ATE, La Cámpora y la izquierda dura se aliaron en las calles para una masiva movilización y prometen reencontrarse pronto. Los libertarios lo entendieron cuando caía la semana.

Un hecho quedará en la historia. Los candidatos para la AGN llegaron al Congreso después de la medianoche y aguardaron en un despacho, sin que nadie los viera, por el paso de más de dos horas. Recién bajaron cuando les dijeron que estaban los votos. Eran casi las 3 de la mañana. Los tres se mantuvieron escondidos detrás de un cortinado, camuflados, hasta que la norma se aprobó y les dieron el aval de salir a escena. Les tomaron juramento en menos de cinco minutos y se fueron a sus casas.

Fuente: www.clarin.com

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