Lautaro Rivero y cómo pasó de vender en los semáforos a compartir Selección con Messi :: Olé

Eduardo Galeano le atribuía a la diosa del viento la virtud de ungir a los elegidos del fútbol. Que era ella quien besaba el pie del hombre y lo transformaba. Hasta quitarlos del anonimato, muchas veces, inesperadamente. Premiando sus destrezas con la pelota, aunque mayoritariamente también el esfuerzo hecho fuera de los borroneados límites de la canchita del potrero.

Lautaro Rivero, el jovencito de 21 años que celebró este viernes su primera convocatoria a la Selección, el que reconoció que le gusta “la agresividad en la marca de Cuti Romero y el juego aéreo de Lisandro Martínez”, recibió el beso de la diosa del viento. Y no una sino dos veces. Algo intuía, ella. Quiso darle revancha al chico que nunca dio una por perdida. Al pibe que llegó a Villa Luro Norte junto a otros dos amigos del barrio -uno de ellos, Gustavo Fernández, actualmente en Chicago- para jugar durante dos años y como delantero, sin tanto apego a lo táctico pero con mucho sacrificio.

Sin embargo, le costó darle continuidad a su carrera: las prioridades eran otras. Lauti es uno de los cinco hermanos de una familia muy humilde de Moreno. Una por la que Alejandro y Adriana ponían el cuerpo. Por Lauti, Priscila, Joaquín, Valentín, Yutiel y Oriana. Por ellos salían a deslomarse diariamente. Pero no alcanzaba. Casi nunca. Por eso quizásno prosperó la oportunidad que tuvo de establecerse en Ferro o en Vélez. Hasta la siempre impredecible próxima vez.

Lautaro Rivero.Lautaro Rivero.
Lautaro Rivero junto a Eduardo Barrionuevo. Prensa River.Lautaro Rivero junto a Eduardo Barrionuevo. Prensa River.

Pero el beso de la diosa del viento, por el esfuerzo, mantuvo su efecto. Y cuando su entonces compañero Daniel Zabala, quien llegó a debutar en Primera de River y coincidió con él en el baby fútbol del barrio, lo recomendó en Núñez ante la inminencia de una prueba, se abrieron las puertas de un nuevo mundo. El club estaba próximo a hacer testeos de jugadores en Hurlingham y Lautaro participó de una de ellas como volante por la izquierda. El ojo clínico de Gabriel Rodríguez lo detectó como diamante en bruto y ahí Lauti inició su proceso formativo.

Entre Séptima y Cuarta división, Lautaro evolucionó y mudó su piel futbolera: pasó del mediocampo al centro de la defensa. Aunque en casa todo estaba difícil. Seguía sin alcanzar. Y es por eso que a contraturno, mientras algunos de sus compañeros descansaban en su casa o en la pensión, Lautaro hacía lo que podía por dar una mano mientras estudiaba el secundario.

Una historia de superación

“Me levantaba a las cinco y media de la mañana, tomaba el colectivo en la esquina de mi casa y me iba al club. Cuando volvía, compraba cajas de alfajores y me ponía a venderlas en el semáforo. Me quedaba hasta las cinco o seis de la tarde, cuando oscurecía”, le contaba a Olé hace menos de un año aquello que hacía hace dos, cuando ya estaba en el selectivo.

Ofrecer alfajores de celofán dorado y plateado en las esquinas de Moreno, vender cuadernos en la feria de La Salada o cajitas de Chasquibum. Todo sumaba para que en el hogar la vida fuera un poquito mejor. Para que el laburo de los viejos, bajo el sol, con esfuerzo, tuviera un complemento. ¿El fútbol? Podía llegar a darle un respiro a la economía, pero nada lo aseguraba a largo plazo. Había que pelearla como en cada salto en Inferiores. Por mamá, por papá. Por cada hermano.

“No fue nada fácil, pero me enseñó a seguir luchando”, reflexionaba en voz alta hace un tiempo el defensor que estará en la gira de Argentina por los Estados Unidos. Una convocatoria que se abrió producto de las bajas de Juan Foyth y Facundo Medina (tocados) mientras que Licha Martínez está terminando de recuperarse de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Scaloni quiere variantes allí. Y Lautaro puede ser una de ellas.

El criterio de Scaloni coincide con el de Martín Demichelis, quien lo llegó a dirigir y a coachear (“Me enseñó cosas básicas, cómo marcar. Me apoyaba y valoraba”, le contó el pibe al sitio oficial) y con el propio Marcelo Gallardo. Fue el Muñeco el que creyó que lo mejor era que Lautaro se fuera a préstamo a Central Córdoba (SE) para sumar minutos y terminar de consolidarse en la élite. Una estrategia que le funcionó hace años con Enzo Fernández. Y que parece haber surtido el mismo efecto en el central.

Lautaro Rivero junto a Gallardo, Brito y Di Carlo. Foto: prensa River.Lautaro Rivero junto a Gallardo, Brito y Di Carlo. Foto: prensa River.
Lautaro Rivero en el Camp. Prensa River.Lautaro Rivero en el Camp. Prensa River.

Se fue, ganó y volvió

“Fui convencido de que era lo mejor para mí y, gracias a Dios, estoy muy feliz ahí. Mi primer objetivo era sumar los partidos necesarios para tener la posibilidad de volver a River”, le contaba a este diario después de ganar la Copa Argentina con Omar de Felippe como deté. Allí terminó de pegar el estirón. Al mismo tiempo que formó su propia familia, con un bebé de poco más de un añito y que es su debilidad.

Su regreso a Núñez fue súbito, hasta sorpresivo. A días de que se presentara la lista para el Mundial de Clubes, el Muñeco eligió repescarlo. Casi una remake del caso Enzo en 2021. Su debut vendría más tarde, ya a nivel doméstico: en el primero de sus nueve partidos jugó un partidazo ante Independiente. Y si bien cometió algunos pecados de juventud, su impronta viene pesando más que la de un histórico como Paulo Díaz. Soñado. Impensado en aquellas tardes de frío en la que Lautaro se deslomaba por su familia.

Esa misma familia que este viernes se reunió alrededor de una pantalla de celular para escuchar la primicia de Lauti: a través de una videollamada desde Cardales, Rivero anunció que había sido convocado para jugar en la Argentina. La emoción quedó digitalizada. Eterna más allá de que los píxeles de esa story de Instagram compartida por mamá y papá duren sólo 24 horas en línea. La historia de verdad la está escribiendo Lautaro. Que nunca da una por perdida.

Después de ganar la Copa Argentina jugó un partidazo en el Maracaná (EFE).Después de ganar la Copa Argentina jugó un partidazo en el Maracaná (EFE).

Fuente: www.ole.com.ar

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