La triste historia detrás de “Tripod”: el álbum de Alice in Chains marcado por el dolor, Layne Staley y un perro de tres patas

El 7 de noviembre de 2025, se cumplen exactamente 30 años desde que Alice in Chains lanzó su álbum homónimo, ese disco que para muchos de nosotros marcó el final de una era en el grunge de los ’90.
Si creciste con el sonido crudo de Seattle, con camisas de franela y la pesadez de bandas como Nirvana, Soundgarden o Pearl Jam, este álbum fue como un golpe al estómago: pesado, melancólico y lleno de esa oscuridad que definió la juventud de muchos.
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— Alice in Chains (@AliceInChains) November 7, 2025
No era solo música; el álbum era un perfecto reflejo de la lucha interna, de la adicción y el aislamiento que acechaban a toda una generación. Y en la portada, está “Tripod”, el perro de tres patas que se convirtió en un símbolo perfecto de una banda que, a pesar de todos los males y desafíos, seguía de pie (así fuera cojeando).
La historia del álbum que marcó el regreso de un hombre roto
Cuando Jerry Cantrell, Sean Kinney y Mike Inez entraron al estudio Bad Animals de Seattle a principios de 1995, sabían que estaban caminando sobre hielo delgado. Layne Staley, la voz que había definido el sonido más oscuro del grunge de Seattle, estaba cada vez más sumergido en su adicción a la heroína, y la banda no había tocado en vivo durante un año y medio debido a sus problemas de adicción.
El proceso de grabación se convirtió en un acto de fe, con sesiones esporádicas que se ajustaban a los momentos en que Staley podía -o quería- aparecer.
Alice in Chains durante la era de “Facelift” en 1990. Foto: Ebet RobertsEn sí, la historia detrás de “Alice in Chains” (1995) es tan desoladora como su música. Después del lanzamiento de “Jar of Flies”, Staley entró a rehabilitación por adicción a la heroína, y el baterista Sean Kinney luchaba contra el alcoholismo.
La banda iba a unirse a la gira “Shit Hits the Sheds” de Metallica a mediados de 1994, incluyendo una parada en Woodstock ’94, pero mientras ensayaban para la gira, Staley llegó a una sesión de práctica totalmente drogado.
Kinney se negó a tocar con Staley en esa condición, y la banda finalmente decidió cancelar todas sus fechas programadas un día antes del inicio de la gira. Fueron reemplazados por Candlebox, y la prensa se ensañó.
Layne Stanley (izquierda) y Jerry Cantrell (derecha), integrantes de Alice in Chains, actuando en 1992. Foto: Ebet RobertsDespués de que se lanzó el comunicado, los músicos dejaron de comunicarse con la prensa. Múltiples rumores surgieron de la cancelación, incluyendo que la banda se había separado y que Staley había muerto de SIDA.
“Me enteré por internet de que tengo sida”, dijo Staley en un artículo para Rolling Stone en el 2002. “Me enteré de que estaba muerto. ¿Dónde más iba a enterarme de estas cosas? No voy al médico con regularidad. Estaba en San Francisco, en el festival Lollapalooza, y una chica se me acercó y se quedó paralizada como si hubiera visto un fantasma. Y me dijo: ‘No estás muerto’. Y yo le dije: ‘No, tienes razón. ¡Guau!’“.
Lo que debería haber sido un proceso fluido se convirtió en una pesadilla hecha por el mismo Pennywise de Stephen King. Seis meses tomó grabar el álbum, mientras que los esfuerzos anteriores de la banda se habían completado en menos tiempo.
En una entrevista con Vice, Jerry Cantrell recordó lo “doloroso” que fue grabar Tripod o “el disco del perro”, además de ver el estado en que Staley se encontraba.
Layne Stanley en uno de sus últimos recitales con Alice in Chains en 1996. Foto: YouTube (Alt Copperpot5).“Hay tristeza en él; es el sonido de una banda que se desmorona. Fue nuestro último disco de estudio hasta ese momento. Es un disco hermoso, pero también triste. Es un poco más experimental, un poco más divagante. No está tan elaborado como el resto de nuestros discos”, relató Cantrell.
A su vez, en el libro “Grunge is Dead”, Cantrell relató que “fue horrible” ver el deterioro de Layne producto de su adicción a la heroína. Sin embargo, en sus palabras, cuando estaba lucido, Layne “era el tipo de ojos brillantes más dulce que jamás querrías conocer”.
Las sesiones se prolongaron dolorosamente: Staley llegaba tarde, faltaba o simplemente se dormía en las reuniones. Cantrell asumió la responsabilidad, escribió la mayoría de las canciones y hasta terminó cantando en tracks como “Heaven Beside You” y “Over Now”.
“Again”
— Alice in Chains (@AiCLayneStaley) November 7, 2025
A pesar de los contratiempos y momentos que parecía que todo terminaría en tragedia, el álbum salió. “Alice in Chains” (1995) puede describirse como un viaje por el lado oscuro del grunge. El disco, que debutó en el número 1 del Billboard 200 y vendió más de tres millones de copias mundiales, abre con “Grind”, esa patada inicial con letras que desafían a los rumores de muerte (“In the darkest hole, you’d be well advised / Not to plan my funeral before the body dies”), y sigue con pesos pesados como “Sludge Factory”, “Again” y “Frogs”.
Al final de cuentas, el álbum y sus canciones son un manifiesto de un hombre que está sumido en la oscuridad. Si bien “el disco del perro” es una producción triste al entender su trasfondo, los riffs downtuned, armonías escalofriantes y letras sobre depresión, aislamiento y muerte, lo hacen “hermoso” a su manera.
El origen de “Tripod”: símbolo de una banda mutilada
Pero hablemos de “Tripod”, el perro que inmortalizó la portada. No era cualquier perro: se basaba en un perro real que aterrorizaba a Sean Kinney, el baterista, durante su ruta de repartidor de periódicos en la infancia.
Ese animal lo perseguía ladrando sin piedad. Años después, para el álbum, la banda usó una foto faxeada de ese perro de tres patas –no una sesión profesional– para capturar esa vibe cruda y granulada. Algunos fans lo interpretan como un símbolo: la banda se sentía “mutilada” por la adicción de Staley, reducida a “tres patas” funcionales mientras Layne se hundía.
El perro “Tripod”, portada del álbum de 1995 de Alice in Chains.Kinney ideó el concepto, y la contraportada muestra al artista de circo Frank Lentini tocando un laúd, reforzando el tema de lo “anormal”. No fue obra del fotógrafo Rocky Schenck (quien hizo otras portadas de la era Staley), sino una elección deliberada para ese look que grita 1990.
El legado de “Tripod”, el último disco de Alice in Chains con Layne Staley vivo
Treinta años después, el álbum homónimo de Alice in Chains permanece como un documento crucial de una era y la última producción con Layne Staley vivo. Después, no hubo gira completa por sus problemas de salud; solo el legendario MTV Unplugged en abril de 1996 (donde Layne apareció frágil pero brillante) y cuatro shows abriendo para Kiss ese verano. Un sobredosis en julio de 1996 lo llevó al aislamiento, y aunque la banda siguió, Staley nunca se recuperó del todo.
Staley fue encontrado muerto en su casa el 19 de abril de 2002 después de una sobredosis de heroína y cocaína. Tenía 34 años. El perro de tres patas en la portada resultó ser profético: Alice in Chains siguió adelante, pero nunca de la misma manera.
El disco sigue siendo un testamento de lo que puede crear un grupo de músicos cuando están al borde del colapso: algo hermoso, brutal y absolutamente inolvidable.
Layne Staley en el legendario MTV Unplugged con Alice in Chains en 1996. Foto: Frank Micelotta Para aquellos que crecimos con el grunge, “Tripod” no es solo un álbum; es un recordatorio de que algunas de las mejores obras de arte nacen del dolor más profundo y si lo pones hoy, 30 años después, sentirás más viva que nunca esa nostalgia grunge: hermosa, pero también triste.
Fuente: www.clarin.com



