La rica historia del “lobo”

Gimnasia cumple hoy 94 años de vida y, a diferencia de los anteriores festejos, esta vez viene precedido de un gran triunfo deportivo. El domingo, en Zárate, Buenos Aires, el equipo dirigido por Matías Módolo goleó a Defensores Unidos y empezó a encaminar la campaña de la presente temporada. Si bien el sueño siempre es volver a la “A”, en cada campaña se renueva la ilusión porque todos coinciden que el “lobo” es un “grande” y haber militado diez campañas con los mejores del país lo certifica.
La historia de la entidad se remonta a inicios del 1928. Fue cuando un grupo de jóvenes deportistas se reunió para crear una entidad sin fines de lucro, naciendo el 15 de enero el Club Deportivo 23 de Agosto.
Posteriormente, el 25 de octubre, la Comisión Directiva realizó una reorganización y la nueva mesa quedó presidida por Tomás Yufra. Y el 18 de marzo de 1931 se propuso cambiar el nombre de la institución, surgiendo así el “Club Atlético Gimnasia y Esgrima” de Jujuy.
El primer amistoso jugado en el interior de la provincia fue ante Unión en La Esperanza el 25 de mayo de aquel año.
En 1960, bajo la presidencia de Carlos Danielo, se puso en marcha el ambicioso proyecto de construir el estadio. Simultáneamente surgió la primera rifa con el fin de recaudar fondos. Tres años después, con Hugo Fayek Llapur como titular, comenzó la construcción del muro perimetral del “23 de Agosto”.
La segunda parte, que incluyó el campo de juego, alambrado olímpico y boleterías, concluyó en 1968.
Luego fue el turno de los vestuarios provisorios, tribunas y baños. Y el 18 de marzo de 1973 se inauguró oficialmente el reducto “albiceleste” con un amistoso ante Vélez de Catamarca.
Entre el 1974 y 1984 el club sufrió una grave crisis económica, que llevó a perder la sede de calle La Madrid y otras propiedades. Pero, el reducto del barrio Luján se salvó. En 1988 un grupo de allegados decidió arrancar “de cero” con Raúl Ulloa al frente, siendo las metas levantar la convocatoria de acreedores, recuperar la sede, relanzar el bingo, hacer fuertes las divisiones inferiores y apuntar al fútbol profesional.
Poco a poco se alcanzaron todos los objetivos propuestos. En 1993 se levantó la tribuna preferencial y unos años más tarde se amplió y remodeló la cancha.
En lo deportivo, ascender a primera división en 1994 fue un hecho que llenó de orgullo a todos los jujeños, manteniéndose seis años en la elite del fútbol argentino. El posterior descenso dolió.
Pasaron cinco años de ostracismo de la B Nacional que hasta Francisco Ferraro, el DT del ascenso del ’94, tomó la posta. No pudo finalizar su contrato al ser convocado por el Sub 20 y fue Mario Gómez quien subió de nuevo a Gimnasia a la “A” en el 2005.
Fueron cuatro campañas entre los mejores. Es más, la performance del Clausura 2006 llevó al “lobo” a terminar en el cuarto puesto. Histórico, igualando la del 1998.
Y después, otra vez la pérdida de la categoría pegó duro. Es que el hincha, lógicamente, se había acostumbrado a codearse con River, Boca, Racing, Independiente, entre otros.
Si bien luego con diferentes planteles y entrenadores (Héctor Arzubialde y Ferraro) se hicieron buenas campañas, no alcanzaron para pelear un ascenso nuevamente.
En el 2011, cuando se remodeló a pleno el estadio para jugar la Copa América, se descuidó el armado del grupo, apostándose a jugadores de la zona y muchos juveniles. Salvador Ragusa y José Luis Calderón no pudieron enderezar el rumbo.
Entonces, la dirigencia fue a buscar a Mario Gómez. El experimentado DT consiguió los puntos necesarios para zafar del descenso. Igual, todos sabían que se venían tiempos duros, ya que el promedio quedaba “flaco”.
Gómez armó un plantel competitivo, pero los resultados no se dieron y el equipo quedó muy comprometido.
El reemplazante fue Mario Sciacqua, entrenador de Colón de Santa Fe. La decisión sorprendió. Pero sorprendió con un fútbol ofensivo, saliendo a buscar cada partido y tuvo su rédito al evitar la caída al Federal. El joven entrenador se ganó el corazón de los hinchas y no era para menos.
Después fracasó en el semestre siguiente al no poder ascender a la “A” cuando diez clubes subieron. Y se fue.
A partir de allí y hasta hoy, con Sebastián Méndez, Gabriel Schurrer, nuevamente Sciacqua, Fernando Gamboa, Martín Astudillo, Carlos Morales Santos, Marcelo Herrera, “Cacho” Sialle y Cristian Molins, los sinsabores fueron mucho más que las alegrías. Y la palabra descenso siempre sonó fuerte. Con Darío Franco, la vuelta de Mario Gómez y Marcelo Vázquez se buscó recuperar la gloria perdida, pero no pasó nada. Hasta que la directiva, con Walter Morales a la cabeza, decidió un cambio rotundo de perfil de entrenador y contrató a Matías Módolo. El joven DT, que venía de ascender a Deportivo Riestra, consiguió en el 2024 que el equipo accediera al Reducido por el segundo ascenso tras una década y clasificara a la Copa Argentina. En los octavos de final, en el primer mano a mano, cayó ante San Telmo en Buenos Aires por uno a cero y se terminó rápidamente la ilusión. Igual, se logró romper el maleficio y en este 2025, con un plantel renovado, el objetivo es volver a terminar entre los ocho mejores para así poder soñar con el regreso a la “A”.
Fuente: eltribunodejujuy.com