La reversión y un cuerpo poético


Estrené El corazón del mundo, obra de Santiago Loza en 2019. Éramos William Prociuk, Ezequiel Rodríguez y yo en escena. Surgió la idea gracias a elucubraciones con mi hijo Matías de crear hologramas. Willy y Ezequiel estuvieron de acuerdo y ni hablar Felicitas Luna. Sentía que éramos una suerte de grupo punk que todo podíamos lograr. Ensayaba pensando en los posibles hologramas que podían interactuar con nosotros y activando un rodaje que fue una quijotada realizar. Rodaje de cinco días. Dos relativamente sencillos y tres que fueron una locura. Teníamos media hora por escena. Los actores y actrices, desde amigos actores profesionales a alumnos y familiares. Daba las indicaciones desde detrás de la cámara. Como no iban a tener sonido podía hacerlo a viva voz.
Hubo momentos donde paramos por los ataques de risa o porque los actores y actrices no entendían bien lo que tenían que hacer. Les daba una línea de acción pero todo iba modificándose con la actuación. Quince días antes de estrenar todavía no sabíamos si el experimento Pepper Ghost iba a funcionar. Me sentía Werner Herzog en Fitzcarraldo tratando de convencer a todo el equipo que iba a funcionar, pero por adentro me horrorizaba que el barco no pudiera atravesar la montaña y todo fracasara. Todo o casi todo funcionó. Fue una fiesta. Llegó la pandemia. Confinamiento. Volvemos, pero cuesta mucho traer gente al teatro. Mucho miedo. La pantalla de la ilusión óptica la llevo a Monte Grande a la casa de mis abuelos. La guardamos bien. Se decide vender la casa de Monte Grande. Tengo que sacar la pantalla urgente y reestrenar la obra si no, no la hago más, pienso.
Los actores no pueden el día que me ofrecen en el Teatro del Pueblo y yo no quiero actuar, sólo dirigir. Decido que la obra tiene que adaptarse a un solo actor. ¿Quién podría hacer lo que hacíamos los tres? Un cuerpo acrobático y desbordante: Guillermo Angelelli. ¿Pero querrá hacerlo? Le pido de rodillas a Sofía Brito volver a codirigir. No quería atravesar de nuevo la soledad del mando con la misma obra. Acepta. Sería entonces nuestra segunda aventura. Empezamos a revisitar la obra, releerla. Teníamos en claro que queríamos hacer una reversión es decir otra puesta con el mismo dispositivo. Quiero usar la pantalla como objeto. Que se use, que se toque.
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Me imaginaba el cuerpo de Guillermo aplastado contra la pantalla, queriendo atravesarla. Para que sea distinto teníamos que tomar decisiones radicales. Decidimos sacar toda la música y crear otra sonoridad. Sacar hologramas. Cuando se ensaya se tienen hipótesis de trabajo. Luego las hipótesis pueden o fracasar o tomar otras formas inesperadas que funcionen como trampolín psíquico y tracen nuevos mapas. Gran parte del sonido lo hice con mi boca y una grabadora portátil de cine. Con Sofía nos gusta la idea de la artesanía. Queremos vaciar el espectáculo. Que sea austero y eficaz. Que se vea el truco.
Trabajamos también con la idea de loop. La caída, el hombre que cae por el golpe en la nuca del ciruja, se repite hasta el infinito. Lo veo a Guillermo Angelelli en las funciones y me pregunto que está haciendo. Su cuerpo empieza literalmente a vibrar, a desintegrarse y no por efecto de la pantalla sino por su propio entrenamiento. La relación de Sofía y Guillermo es un capítulo aparte. Se adoran. Sofía entrenó seis años con él, pero además son muy amigos. Puedo verlos de afuera como si estuviera viendo una película. Sofía lo cuida mucho y entiende sus tiempos. No fueron fáciles los ensayos. ¿Qué ensayos son fáciles? Se suma Mariano Mandetta como asistente de dirección. ¡Qué alivio un asistente así! Es más obsesivo que yo y ordena y organiza el espacio antes de lo que puedas imaginar. Ricardo Sica hizo la iluminación. Hizo la de Seré y la versión de El corazón del mundo del 2019. Pero ahora también es distinto. Sofía, Ricardo y yo conformamos la compañía Seremos y hacemos la producción tanto de Seré como la de esta obra.
La gente que vio las dos versiones confiesa la sorpresa de haber visto dos obras distintas. Pasa algo extraño además: hay gente que vino ya cuatro veces a verla. Presten mucha atención a este truco. Nada por aquí, nada por allá. Puede que ocurra un milagro. Abracadabra.
*Actor y codirector de El corazón del mundo.
Fuente: www.perfil.com



