La habilidad que tenés que aprender para proteger tu cerebro, según un hallazgo científico


Aprender y usar más de un idioma en la vida diaria podría convertirse en un aliado clave para la salud del cerebro. Un estudio reciente publicado en la revista científica Nature Aging señala que el multilingüismo contribuye a preservar funciones cognitivas centrales, como la memoria, la atención y la flexibilidad mental, y que incluso podría retrasar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.

La investigación de Nature Aging analizó datos de más de 86.000 personas sanas de entre 51 y 91 años en 27 países europeos. Los resultados mostraron que quienes usan dos o más lenguas en su vida diaria presentan hasta un 50% menos de probabilidades de evidenciar signos de envejecimiento cerebral en comparación con quienes hablan un solo idioma.

El neurocientífico Hernán Hernández, coautor de esta investigación, explica que el estudio surgió al analizar distintos factores asociados al envejecimiento, como la contaminación, la economía y la calidad democrática de los países, donde detectaron mayor envejecimiento en regiones más vulnerables. Al notar que el lenguaje también influye en este proceso, decidieron incorporar el factor lingüístico al análisis.

Los resultados muestran una relación clara: cuantas más lenguas maneja una persona, mayor es el efecto protector sobre el cerebro. En contraste, el monolingüismo aparece como un factor de riesgo, ya que quienes hablan un solo idioma tienen más probabilidades de un envejecimiento cognitivo acelerado.

Agustín Ibáñez, Director Científico del Latin American Brain Health Institute, afirma que hablar varios idiomas funciona como un factor protector para un envejecimiento mental saludable porque “el aprendizaje y uso de lenguas activa redes cerebrales centrales relacionadas con atención, memoria y control ejecutivo, reforzando la resiliencia a lo largo de la vida”.

Los especialistas coinciden en que el beneficio no está solo en saber otro idioma, sino en usarlo activamente: conversar, alternar lenguas, interactuar con distintas culturas y contextos. Este “entrenamiento” constante fortalece las redes neuronales y contribuye a lo que se conoce como reserva cognitiva, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y compensar el paso del tiempo.

Además, hablar más de un idioma no solo impacta en la salud cerebral, sino también en la vida social. Facilita la comunicación, amplía los vínculos y reduce el riesgo de aislamiento, un factor ligado al deterioro cognitivo en la adultez mayor. Incluso retomar una lengua aprendida en la infancia o exponerse a entornos lingüísticamente diversos puede generar efectos positivos.

Fuente: www.clarin.com

Artículos Relacionados

Volver al botón superior