La derrota del peronismo pega de lleno en la CGT e impacta en la elección de su nueva conducción


Golpazo. Descolocados, los principales líderes de la CGT recibían absortos en la noche del domingo los resultados que consolidaban el batacazo electoral de la Libertad Avanza en todo el país. El día después de la elección que marcó una debacle histórica del peronismo el bajón entre los sindicalistas persistía, mezclado con los pases de factura -en especial por la estrepitosa caída en la Provincia- y la urgencia por definir cómo pararse frente al escenario político que emergió del resultado de las urnas. El momento no podía ser menos oportuno: la propia cúpula de la central obrera está inmersa en un turbulento proceso, con abiertas disputas y pulseadas internas, por la elección de la nueva conducción que verá la luz el próximo miércoles 5 de noviembre.

Si las negociaciones para alcanzar algún grado de consenso por la futura jefatura y con ello evitar cualquier escenario de ruptura de la central dominaron la escena cegetista hasta el viernes, la derrota peronista terminó el domingo trastocando todos los planes. Y, a la par, dejó ganadores y perdedores entre los propios dirigentes sindicales que habían apostado fuerte por la boleta del PJ, atando algunos su suerte a la del gobernador Axel Kicillof y otros abiertamente enrolados con el kirchnerismo.

La CGT logró las tres bancas por las que había pugnado en el reparto partidario bonaerense (Hugo Moyano hijo, Sergio Palazzo y Hugo Yasky), pero la hecatombe peronista le pasó factura en la interna a los que jugaron más fuerte en la pelea electoral. Desde el camionero Hugo Moyano, el triunviro Héctor Daer, el estatal Andres Rodríguez y hasta el metalúrgico kirchnerista Abel Furlán, quedaron en el grupo de los más golpeados. Los “independientes” Gerardo Martínez y José Luis Lingeri, como algunos otros, optaron por tomar distancia de la campaña y parecieron quedar más fortalecidos. Desde esta semana se determinará si esa situación termina impactando en la definición de los miembros y el perfil de la nueva cúpula.

Justamente en la mañana de este lunes se reactivaron las conversaciones para preparar una reunión de mesa chica ampliada que tendrá lugar el próximo jueves a las 15 en la sede de la Uocra. Allí la búsqueda inicial apuntará a intentar limar asperezas y calmar los cruces que emergieron en la previa a los comicios, y que recalentaron la pelea por la sucesión en la conducción.

Como informó Clarín, la semana pasada en una cumbre secreta entre referentes del grupo de los “gordos”, el gastronómico Luis Barrionuevo y el jefe de la UTA, Roberto Fernández, se planteó la idea de bloquear el arribo al nuevo triunvirato del dirigente Cristian Jerónimo (vidrio), el candidato alentado por Martínez y los independientes, lo que reavivó el malestar interno.

Sin embargo, en las primeras horas tras el triunfo libertario el nombre de Jerónimo volvió a cobrar fuerza en un esquema de tres secretarios generales que se completaría con Jorge Sola (seguros, auspiciado por los “gordos”) y con Maia Volcovinsky, aunque todavía el nombre de la dirigente de judiciales no logra todo el consenso necesario.

Esa alternativa dejaría afuera del nuevo triunvirato a Octavio Argüello, el referente de Moyano, aunque en la cúpula cegetista sostienen que el líder camionero estaría resignado a perder ese lugar y se conformaría con la banca que consiguió su hijo en la Cámara de Diputados. “Se tiene que dar por hecho y resolver la interna en su propio gremio”, le dijo otro dirigente a Clarín en un mensaje directo al camionero.

Un planteo similar deslizó otro gremialista en dirección a la presión de Barrionuevo para nominar un dirigente propio en la conducción y al reclamo de los gremios K por nominar un solo jefe al frente de la principal central gremial. “Hay que terminar con los cantos de sirena del kirchnerismo. Hay un escenario político nuevo y requiere de otro rol de la CGT”, apuntó.

Es que el perfil de la nueva cúpula de la entidad es el otro eje del debate interno. La definición electoral del domingo realimentó la posición de los sectores moderados que interpretan que “a los que alientan la confrontación se les cayeron todos los argumentos”. En ese grupo entienden que el primer objetivo es garantizar la unidad interna y asumir una actitud de “prudencia”, manteniendo el diálogo con la administración de Javier Milei. “Hay que saber hasta dónde quiere ir el Gobierno”, remarcó un referente. Y otro sumó en el mismo sentido: “El diálogo es por ahora la única herramienta que tenemos. Hay que apostar a eso sin que signifique perder derechos”.

La aclaración es clave: en el trámite final de la campaña el Gobierno anticipó su objetivo de avanzar en una reforma laboral amplia en los próximos dos años de gestión. Algunos ejes de esa apuesta incluso adelantaron el propio ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Trabajo, Julio Cordero. La reforma, según informó Clarín, incluirá un régimen para promover paritarias por empresa, un esquema de adicionales salariales individuales “por mérito”, un sistema de banco de horas trabajadas y pagos de sueldo en distintas monedas.

El propio Martínez, el referente de la CGT en el denominado Consejo de Mayo, cuestionó que varios de esos puntos no fueron conversados en ese marco con el Gobierno y anticipó el rechazo de la CGT.

Fuente: www.clarin.com

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