La abuela fitness de Nueva York con 93 años, gym diario y dieta simple para vivir con energía: “me siento de 50”


En la ciudad de Nueva York vive Cecilia Gómez, una abuela de 93 años que se niega a aceptar los estereotipos de la vejez: va al gimnasio de lunes a viernes, come legumbres, convive con su familia y mantiene una envidiable vitalidad.

Gómez define su rutina como casi una religión. No hay excepciones: de 10 a 13 horas, los días de semana, casi sin interrupciones, transita su entrenamiento en el gimnasio.

“Estoy en casi perfectas condiciones. Me siento como si tuviera 50 años”, dijo convencida en una entrevista que dio algunos días atrás. Esa declaración no suena a exageración cuando se conocen sus hábitos: ejercicios de fuerza, cardio, alimentación sana, vida social activa, un combo que le permite moverse con agilidad, mantenerse independiente, y afrontar cada día con energía.

La rutina de la abuela fitness no es una simple decoración: es una combinación de resistencia, disciplina y constancia.

Sus entrenamientos combinan ejercicios de fuerza —como levantamiento de mancuernas ligeras— y cardio. Son actividades pensadas no solo para mantener el cuerpo ágil, sino también para preservar el equilibrio, la estabilidad y prevenir caídas.

Pero lejos de limitarse a ejercicios suaves por su edad, Cecilia asegura que puede jugar al fútbol, al básquet, o realizar cualquier disciplina física que se proponga. “Puedo hacer lo que sea”, afirmó con naturalidad.

La otra pata fundamental de su vitalidad está en lo que elige poner en el plato. Cecilia apuesta por la simplicidad: legumbres —alubias, lentejas, garbanzos— acompañadas de arroz, verduras frescas y frutas.

También incluye plátanos macho —rico en potasio— y naranjas, fuente de vitamina C, en su dieta habitual. Esa combinación, según expertos en longevidad, se asemeja a la dieta tradicional de las llamadas “Zonas Azules”, regiones del mundo con alta concentración de longevidad.

Entonces, evita procesados, prioriza nutrientes naturales, combina fibra, minerales y vitaminas esenciales. El resultado —según dice ella misma— es un cuerpo resistente, un corazón fuerte, un sistema inmunológico activo.

Pero no todo se reduce a músculos y comidas. Para esta abuela de Nueva York, la vida social es prácticamente igual de central que el gimnasio o la dieta.

Vive con su hija, comparte los fines de semana con nietos y bisnietos, participa en el coro de la iglesia, charla con amigos antes y después del entrenamiento.

Esa interacción, ese vínculo constante con familia y comunidad, aporta un sentido de pertenencia, de arraigo, de propósito. Y —según los especialistas— la sociabilidad es un factor clave para la salud mental, la longevidad y el bienestar general.

Fuente: www.clarin.com

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