Jugaba en la pileta de un barrio privado y murió electrocutado: condenaron al administrador y al electricista

Pasaron ocho años y diez meses para que los padres de Iñaki Bohn Rioboo tuvieran justicia. Este lunes, el Tribunal N° 5 de Quilmes condenó a un electricista y al administrador del barrio privado Altos de Hudson II por el homicidio culposo del niño de 11 años, quien murió tras una descarga eléctrica cuando tocó una farola de la pileta ubicada en una zona común, en febrero de 2017.

Las condenas fueron para Santiago Domingo “Chavo” Collavini (53), administrador y responsable del barrio cuando se registró la tragedia; y para Rubén Daniel “Beto” Bentolila Levy (57), electricista matriculado.

El primero recibió cuatro años de prisión mientras que Bentolilla Levy fue condenado a cuatro años y seis meses y la inhabilitación por ocho. Ambos cumplirán la pena en prisión domiciliaria con el control de una tobillera electrónica y con la visita de policías al menos tres veces por semana, de manera sorpresiva, para saber si están en sus casas.

“La prueba producida durante las jornadas y la que se aportó no me dejan lugar a duda respecto de la existencia del hecho, que no lo voy a discutir, y que ese hecho constituye en un homicidio culposo. Lamentablemente Iñaki falleció como consecuencia del obrar imprudente de ambos, cuando estaba haciendo una actividad lúdica propia de un niño de 11 años que estaba jugando con una pelota en una pileta y encontró la muerte de una manera que ningún niño la debe encontrar”, dijo la jueza Sandra Martucci antes de dar a conocer la sentencia.

Gastón Bohn y Magdalena Rioboo lloraron y se abrazaron cuando escucharon la cantidad de años que recibieron Bentolilla Levy y Collavini. Luego, se abrazaron con sus abogados, Fernando Burlando, Fabián Améndola y Marina Ameal (por parte del padre), y Carlos Zimmermann (quien representó a la madre).

El fallo de la jueza Martucci fue en sintonía por lo pedido en sus alegatos de cierre por el fiscal de juicio Jorge Squeo, quien pidió cinco años de prisión para los imputados y la inmediata detención.

De los tribunales ambos condenados salieron esposados y fueron trasladados en un patullero de la Policía bonarense.

Rubén Daniel Bentolila Levy (57), electricista, y Santiago Domingo Collavini (53), administrador del barrio Altos de Hudson II, fueron condenados por la muerte de Iñaki Bohn Rioboo. Foto Maxi FaillaRubén Daniel Bentolila Levy (57), electricista, y Santiago Domingo Collavini (53), administrador del barrio Altos de Hudson II, fueron condenados por la muerte de Iñaki Bohn Rioboo. Foto Maxi Failla

Afuera, en la puerta de los tribunales del Departamento Judicial de Quilmes, casi un centenar de personas con remeras rojas estampadas con una foto de Iñaki celebraron las condenas.

“Necesitábamos que los condenen. Quedó más que comprobado que son los responsables de que Iñaki hoy no esté acá”, dijo Gastón a los periodistas que hacían guardia a la salida de Tribunales, visiblemente emocionado por el fallo.

Magdalena, por su parte, afirmó que “se demostró que son culpables, que son los asesinos de Iñaki y que no fue un accidente, sino que tiene responsables”.

Familiares y amigos de la familia Iñaki Bohn Rioboo se abrazaron al escuchar la condena frente a los Tribunales de Quilmes. Foto Maxi FaillaFamiliares y amigos de la familia Iñaki Bohn Rioboo se abrazaron al escuchar la condena frente a los Tribunales de Quilmes. Foto Maxi Failla

“Si es mucho o poco, a Iñaki no me los va a devolver nadie. Esto se logró por la lucha y por no bajar los brazos. Por no dejar que la justicia mire para otro lado”, agregó la mujer.

La espera y la emoción

Cerca de las 13 de este lunes unas 80 personas se reunieron para esperar el veredicto. Los padres de Iñaki, amigos de ellos, primos y hasta un amigo del niño estuvieron allí. Acompañaron con globos rojos y el canto unificado de “no fue accidente, fue homicidio”. Muchos lloraban, mezcla de emoción, bronca, dolor y esperanza por el veredicto que escucharían minutos más tarde.

“Y que se sienta que se escuche, que se vea tu presencia”, decía la frase de la canción “Tu presencia” de la banda de reggae Nompalidece, que se escuchaba en un parlante que llevaba Magdalena.

Junto a ella, su pequeña hija pedía justicia por su hermano mayor a quien no llegó a conocer. Gastón, por su lado, tuvo dos hijos con una nueva pareja. Todos estaban unidos para un mismo fin: conseguir justicia por Iñaki.

Fue Magdalena quien salió primero y comunicó el fallo. Los presentes explotando en gritos, aplausos y llantos. “Se van en patrullero”, llegó a decir la madre de Iñaki, emocionada.

Fuerte reclamo de justicia por Iñaki. Foto Maxi FaillaFuerte reclamo de justicia por Iñaki. Foto Maxi Failla

Burlando adelantó a Clarín que van a apelar el fallo y van a pedir que se revoque la prisión domiciliaria para ambos y vayan a una cárcel común. En el caso de Collavini, la prisión domiciliaria la cumplirá en su propiedad del barrio privado Abril de Berazategui, por lo que también pedirán que no tenga acceso a las zonas comunes del lugar.

El caso

Iñaki tenía 11 años murió de una manera trágica y absurda: salió de la pileta de uso común de un country en Hudson cuando rozó una farola con una pierna y se electrocutó.

Ocurrió poco antes de las nueve de la noche del 22 de febrero de 2017 en el barrio cerrado Altos de Hudson II, ubicado en la colectora de la autovía 2, del partido de Berazategui.

El lugar donde estaba la pileta de uso común en el country Altos de Hudson II, en Berazategui.El lugar donde estaba la pileta de uso común en el country Altos de Hudson II, en Berazategui.

Al momento del hecho, Iñaki estaba en lo de su padre en un dúplex que le había alquilado a Collavini en el country. Esa noche, el nene estaba con unos amiguitos en la pileta. Era pleno verano y hacía mucho calor. Cuando salió a buscar la pelota con la que estaban jugando en el agua, rozó la farola y cayó fulminado.

Un vecino que es médico intentó reanimarlo y una ambulancia llegó para asistirlo, pero no funcionaba el desfibrilador. Igual ya no podían hacer nada.

El día de la tragedia, el administrador llamó por teléfono a Bentolila Levy y le dijo: “Venite ya que hay un quilombo con una farola”. El “quilombo” era el nene muerto.

Iñaki Bohn Rioboo murió la noche del 22 de febrero de 2017 en el barrio cerrado Altos de Hudson II.Iñaki Bohn Rioboo murió la noche del 22 de febrero de 2017 en el barrio cerrado Altos de Hudson II.

Cuando el electricista midió con el tester la farola, comprobó que estaba descargando 220 voltios.

Como acusados de “homicidio culposo” llegaron a juicio el contador Santiago Domingo “Chavo” Collavini (53), administrador y responsable del barrio cuando se registró la tragedia; Rubén Daniel “Beto” Bentolila Levy (57), electricista matriculado; y Alejandro Héctor Lucero (57), de la empresa encargada del mantenimiento de las instalaciones eléctricas y espacios verdes en el barrio, y de quien desistieron en acusar durante el debate.

En un juicio anterior, el arquitecto Guillermo Marcial Franco (66) y el electricista Enrique Rodrigo Rocha (50) recibieron una leve pena de un año de prisión en suspenso e inhabilitación por cinco años para ejercer.

Iñaki Bohn Rioboo jugaba en una pileta y murió al rozar una farola de una zona común.Iñaki Bohn Rioboo jugaba en una pileta y murió al rozar una farola de una zona común.

Durante el juicio se comprobó que la columna donde se encontraba la farola no contaba con jabalina de puesta a tierra ni conductor de protección. Además, los cables internos estaban sin ninguna protección mecánica y, peor aún, se los visualizó empalmados con cinta aisladora, operación de unión prohibida por la reglamentación de columnas.

Fuente: www.clarin.com

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