Investigan la muerte de una bebé a las 24 horas de nacer: le suministraron 10 veces más de la dosis requerida

Una bebé prematura murió a las 24 horas de nacimiento luego de que las enfermeras del hospital de Manchester, Inglaterra, le suministraran 10 veces más la cantidad de medicamento prescripto, caso por el cual se realiza una investigación.
Kimberley Lindop ingresó al Hospital Saint Mary’s -uno de los 10 hospitales de la Fundación NHS de la Universidad de Manchester- el 11 de marzo de 2023 después de “mostrar signos de infección” durante su embarazo.
A raíz de ello, fue simetida a una cesárea de emergencia por la cual nació Polly Ida Lindop, 10 semanas antes de lo esperado. La beba nació “muy enferma”, según consignó el medio britanico BBC.
Parte de la atención médica que recibió implicó suministrarle una dosis de 0,33 mililitros de atracurio, un fármaco que se utiliza durante la anestesia para producir la relajación de los músculos voluntarios, lo que facilita la cirugía, y sirve para facilitar algunas intervenciones médicas, como la intubación endotraqueal. Sin embargo, accidentalmente recibió 3,33 mililitros del fármaco que llevaron a la muerte de Polly.
Tras la muerte, la Policía del Gran Manchester (GMP) comenzó una investigación por homicidio involuntario en un caso de mala praxis, pero el inspector Mark Davis determinó -después de ponerse en contacto con el Servicio de Fiscalía de la Corona- que “no había ninguna posibilidad realista de enjuiciamiento”.
Ante el Tribunal Forense de Manchester, la madre contó que inicialmente los médicos y enfermeras le aseguraron que Polly estaba sana, y que la erupción de notó en el cuerpo de su hija era una “mancha de nacimiento”.
De acuerdo con el medio Manchester Evening News, Kimberley describió la sala como “caótica”, y agregó que había una “gran cantidad de personas” en la unidad cuando Polly sufrió un “colapso”.
También declaró ante la Corte que su hija pasó de estar “bien a muy mal en 45 minutos”, por lo que tomó fotografías de los detalles médicos y jeringas de su hija. Además, agregó que la familia no fue informada del error en ese momento, pero “simplemente sabían que algo había sucedido”.
La autopsia encontró que la causa principal de la muerte de Polly fue sepsis, una condición médica grave en la que el cuerpo responde de manera descontrolada a una infección, lo que ocasiona una inflamación generalizada y potencialmente daños a los órganos. En el caso de Polly, sufrió daño pulmonar, circunstancia que se agravó por su prematuridad.
La doctora Naomi Carter, una ex patóloga forense del Ministerio del Interior britanico que realizó conjuntamente el examen post-mortem, sostuvo que era “difícil especular” si el atracurio causó o “aceleró” la muerte de la bebé.
“Puede haber acelerado el evento del paro cardíaco“, declaró en la audiencia, donde explicó que Polly había sido “una bebé muy, muy enferma” en una condición crítica que “probablemente moriría de sus problemas médicos”.
La doctora Carter gregó que los médicos del hospital encontraron una “forma grave de daño pulmonar” poco después de su nacimiento, y que -de acuerdo con su investigación- Polly tenía la rara pseudomonas aeruginosa en los pulmones y el bazo.
Por su parte, la doctora Yara Mohammed, ginecóloga y obstetra consultora de la Universidad de Manchester NHS Foundation Trust (MFT), aseguró que hubo una “oportunidad perdida” de recetar a la futura madre un segundo antibiótico como alternativa para los pacientes con alergia a la penicilina.
Sin embargo, no explicó por qué en el caso de Kimberley no se recetó, sino que se suministró el atracurio, el cual se indicó principalmente para ayudar a la madre en lugar de bebé. “Se desconoce si la dosis del medicamento habría evitado este triste resultado”, agregó.
La doctora Carter aseguró a la Corte que el caso de Kimberley le permitió a los médicos trabajar e informarse sobre qué antibióticos recetar a los pacientes con alergias a la penicilina. La investigación continua en el Tribunal de Manchester.
Fuente: www.clarin.com