Gorg de la Mola, la cascada de aguas cristalinas a media hora de Barcelona


A solo 30 minutos de Barcelona hay un paraje natural que parece sacado de una postal: el Gorg de la Mola, una pequeña cascada que forma una poza de aguas limpias rodeada de vegetación frondosa. Situado entre Corbera de Llobregat y Sant Andreu de la Barca, se ha convertido en uno de los lugares más buscados por los amantes del senderismo fácil y las rutas refrescantes cerca de la ciudad.

El recorrido combina lo mejor del paisaje mediterráneo: bosque, roca rojiza y una riera que serpentea hasta formar este espectacular gorg o poza natural. Pese a su cercanía con la urbe, conserva un aire tranquilo, ideal para quienes desean una escapada breve, sin necesidad de grandes traslados ni vehículo propio.

Una de las grandes ventajas de esta ruta es su accesibilidad. Se puede llegar en ferrocarril desde Barcelona hasta Sant Andreu de la Barca, y desde allí iniciar a pie el recorrido. El camino, de poco más de 1,7 kilómetros, es sencillo y perfecto para familias, aunque el tramo final hacia la cascada requiere algo más de precaución debido a la pendiente y las piedras húmedas.

Lo mejor llega al final: la poza de aguas cristalinas invita a darse un chapuzón en pleno verano. El sonido del agua, el frescor del ambiente y el contraste de los tonos verdes y ocres del entorno crean una postal perfecta para desconectar de la rutina.

El Gorg de la Mola pertenece administrativamente a Corbera de Llobregat, aunque la ruta más directa y cómoda parte desde Sant Andreu de la Barca, en España. El acceso comienza cerca de la intersección de las calles Lluís Companys y Josep Tarradellas, donde hay un aparcamiento público (que suele llenarse rápido en fines de semana o en los meses más cálidos).

Desde ese punto, el sendero se abre paso entre el bosque y las tierras rojizas que caracterizan esta zona del Baix Llobregat. En pocos minutos se llega a un cartel que indica el desvío hacia el Gorg de la Mola, que conduce a un camino más estrecho y natural. En total, el trayecto dura entre 30 y 40 minutos, dependiendo del ritmo y de las paradas para tomar fotos o descansar.

Es recomendable llevar calzado de montaña o antideslizante, ya que el terreno puede volverse resbaladizo, especialmente en la bajada final. También conviene ir con agua, protector solar y algo de comida ligera para disfrutar del entorno con comodidad.

El caudal de la cascada varía según la época del año: en primavera o tras lluvias abundantes se muestra en su máximo esplendor, mientras que en pleno verano puede disminuir, aunque el lugar sigue siendo igual de encantador.

Si bien bañarse está permitido, se aconseja hacerlo con respeto por el entorno, evitando jabones, música alta o dejar residuos. La zona es frágil y necesita el compromiso de sus visitantes para mantenerse limpia y accesible.

El Gorg de la Mola no solo sorprende por su belleza, sino también por el camino que lleva hasta él. A lo largo de la Riera de Corbera, el agua ha esculpido la roca arenosa, formando pozas, pequeños saltos y cañones naturales que parecen salidos de un cuento. Cada curva del recorrido ofrece un nuevo rincón para admirar, fotografiar o simplemente sentarse a escuchar el murmullo del agua.

Este entorno combina tranquilidad, frescura y biodiversidad, con árboles típicos del Mediterráneo como el pino carrasco, el lentisco y el romero. En verano, las sombras naturales son un alivio para quienes buscan rutas frescas cerca de Barcelona, sin necesidad de recorrer grandes distancias.

Sin embargo, su creciente popularidad ha traído consigo una mayor afluencia de visitantes. Por eso, es fundamental respetar las normas básicas de conservación: no dejar basura, evitar fogatas y mantener silencio para no alterar la fauna del lugar. Pequeños gestos que garantizan que este tesoro natural pueda seguir disfrutándose durante mucho tiempo.

Fuente: www.clarin.com

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