Fue diagnosticada con cáncer, podría haberse salvado, pero la influencia de la madre “contribuyó a su muerte”

Paloma Shemirani, una graduada de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, murió en julio del año pasado, siete meses después de recibir un diagnóstico de linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que se origina en los linfocitos, células del sistema inmunitario. Este 2 de octubre, la forense Catherine Wood dictaminó que la causa de su muerte fue la progresión de una enfermedad que era curable, pero que no fue tratada.
De acuerdo con la BBC, la joven de 23 años, originaria de Uckfield en East Sussex, había rechazado la quimioterapia. En su lugar, optó por jugos y enemas de café que eran defendidos por su madre, Kate Shemirani, una exenfermera que fue inhabilitada debido a sus posturas antivacunación.
Tras su diagnóstico en diciembre de 2023, Paloma se mudó a vivir con su madre y, según sus hermanos, comenzó a administrarse cinco enemas de café al día. La forense Wood determinó que esta influencia “contribuyó más que mínimamente a su muerte”.
Wood señaló que, inicialmente, Paloma había dado su consentimiento para el tratamiento médico, pero las “dudas sobre el consentimiento solo surgieron después de que la señora Shemirani se involucró”. La forense añadió que el tratamiento convencional le habría ofrecido a Paloma un 80 por ciento de posibilidades de una cura completa.
Un osteópata que vio a Paloma la mañana en que se desmayó en julio de 2024 testificó que en 43 años de práctica “nunca había visto” una masa linfoide como la de ella. La joven fue llevada al Hospital del Condado Royal Sussex en Brighton, donde murió cinco días después.
La forense determinó que la causa médica de la muerte fue una lesión cerebral isquémica hipóxica seguida de paro cardíaco, resultado de la progresión del linfoma que obstruyó gravemente sus vías respiratorias.
Fallecimiento de Paloma Shemirani: la influencia familiar y el rechazo a la quimioterapia
Durante la investigación en el Tribunal de Forenses de Kent y Medway, la forense Wood descubrió que Paloma era influenciada por sus propias creencias, así como por las de su madre, su padre Faramarz Shemirani, y un amigo de la familia; todos ellos abogaron por el tratamiento alternativo que ella utilizó.
Kate Shemirani, quien calificó a la quimioterapia como “gas mostaza”, intentó culpar al personal médico por la muerte de su hija. Sin embargo, la investigación concluyó que el personal del Hospital de Maidstone -donde fue diagnosticada-, el Hospital del Condado Royal Sussex y los paramédicos actuaron de manera apropiada.
“Encontré el cuidado de la señora Shemirani hacia su hija incomprensible, pero no un homicidio ilegal“, afirmó Wood. Agregó que “parece que si Paloma hubiera sido apoyada y alentada a aceptar su diagnóstico y considerado la quimioterapia con una mente abierta, probablemente habría seguido ese curso”.
Aunque se descartó la conclusión de homicidio culposo por negligencia grave, el informe concluye que la influencia de su madre contribuyó de manera significativa a su fallecimiento. Calificó su falta de búsqueda de asistencia médica como “atroz e incomprensible”.
Ni la madre ni el padre de Paloma asistieron a la conclusión de la investigación forense. Los hermanos de Paloma, Gabriel y Sebastian Shemirani, sí estuvieron presentes y hablaron con los medios de comunicación. Gabriel Shemirani declaró ante la investigación: “Culpo a mi madre enteramente por la muerte de mi hermana“, y agregó que ella había estado “obstruyendo” que su hermana recibiera tratamiento.
Ambos hermanos manifestaron que el estado había “fallado” al no clasificar la muerte de su hermana como un homicidio ilegal, a pesar de que la forense reconoció un incumplimiento en el deber de cuidado de su madre.
La forense también hizo una mención especial a la disfunción familiar “sorprendente” que estuvo “en exhibición de manera muy pública” durante la investigación. Ella describió que la dinámica dentro de la familia inmediata era “complicada y disfuncional en el momento de la muerte de Paloma”.
Fuente: www.clarin.com