Empieza el juicio por Cecilia Strzyzowski: las claves para encontrar a los culpables de un femicidio sin cuerpo

Hecho: A Cecilia Marlén Strzyzowski (28) la vieron por última vez la mañana del 2 de junio de 2023, cuando entró a lo de sus suegros acompañando a su marido, César Sena (20). Una cámara de seguridad ubicada enfrente del domicilio, en la calle Santa María de Oro 1400, Resistencia, la capta a las 9 de la mañana bajando del auto e ingresando por una puerta del garaje. Pasaron 878 días de esa mañana. Nunca se supo qué pasó dentro de esa casa.
Sin embargo, a partir del próximo martes comenzará en Chaco el juicio más importante de la historia de la provincia, donde siete acusados deberán responder por el femicidio de la joven. Un caso que está cargado de indicios, pruebas, pistas, silencios, registros fílmicos, mensajes de WhatsApp, manchas de sangre, pero que en concreto no tiene un cuerpo. A Cecilia nunca la hallaron.
El caso, un policial casi detectivesco, sumó desde sus orígenes un componente político del que jamás pudo despegarse. César, el principal acusado, es hijo de Emerenciano Sena (60) y Marcela Acuña (53), quienes al momento del crimen eran los piqueteros más influyentes de la provincia y aliados al gobernador Jorge Capitanich.
Emerenciano y su esposa están acusados de ser partícipes necesarios del crimen. Junto a César, los tres están detenidos desde el comienzo del caso. A ellos se les suman otros cuatro imputados: Gustavo Obregón (43), Fabiana González (38), Gustavo Melgarejo (30) y Griselda Reinoso (43), acusados de encubrimiento agravado.
César Sena y Cecilia Strzyzowski.Por el sistema judicial de Chaco, la culpabilidad o no de los siete acusados deberá ser resuelta por un tribunal popular, compuesto por doce miembros. Ellos deberán pasar casi tres semanas escuchando los argumentos de la fiscalía.
Un engaño planificado y una duda por el rol de los padres
Cecilia llegó a la casa de sus suegros convencida de una promesa de una nueva vida. César le había dicho que ambos se irían a vivir a Ushuaia, donde Acuña les había conseguido un trabajo. Según figura en los peritajes digitales sobre las cuentas de Google de Cecilia, hasta último momento estuvo buscando cómo era Ushuaia o donde comer en Buenos Aires, la ciudad en la que iban a hacer escala.
La pareja tenía una relación tóxica. Cecilia había sido víctima de situaciones de violencia, según contó un testigo protegido que aportó chats con ella meses previos al crimen.
Marcela Acuña, César Sena y Emerenciano Sena.César y Cecilia llegaron a las 9:14 a la casa. Las cámaras de seguridad y los registros telefónicos los ubican a ambos ingresando al domicilio. Para la fiscalía, la joven fue asesinada en una habitación de la planta baja de la casa de los Sena.
Los padres no estaban allí. Emerenciano se había ido a las 7:15 y Acuña a las 9:11. Este punto es una de las claves del juicio. Es que para los fiscales, los padres se ausentaron “para crear un ambiente seguro y propicio para que su hijo llevara a cabo el homicidio”. Por eso los acusa de partícipes necesarios.
La última imagen de Cecilia con vida. El viernes 2 de junio, antes de ingresar al domicilio de los Sena.Pero para la defensa de los Sena, ni Emerenciano ni Acuña estaban al tanto del crimen y se enteraron después del hecho. Acuña colaboró vía mensajes de texto para encubrir el crimen y desaparecer el cuerpo de Cecilia.
Según el Código Penal argentino, los padres no pueden recibir pena de prisión por encubrir delitos de sus hijos. Por lo que, si los fiscales no pueden probar que existió un plan previo, los dos padres deberían salir en libertad.
La evidencia digital, una certeza
Las cámaras de seguridad que captaron a Cecilia entrando a la casa de sus suegros también registró las horas posteriores, donde se ve a dos colaboradores muy cercanos de los Sena entrando a la casa. Se trata de Fabiana González y Gustavo Obregón, acusados de encubrimiento.
La camioneta de César, saliendo de la casa.Según declaró Acuña ante los fiscales, ella vio “un bulto, similar a un cuerpo” al volver a su casa. Le envió un mensaje a González: “Tenemos hasta las 19:30 para sacar eso de mi casa.”
Las cámaras de seguridad y los registros de antenas confirman que César y Obregón salieron juntos de la casa Sena a las 19:26 del 2 de junio. César conducía su camioneta Hilux blanca (con un cargamento en la caja, presuntamente el cuerpo de Cecilia), escoltado por el Citroën C4 de Obregón.
Los teléfonos de César, Cecilia y Obregón registraron actividad conjunta en las cercanías de Puerto Tirol entre las 19:57 y las 21:16. Es el lugar donde está ubicada la chanchería de los Sena.
Si bien en un momento corrió la teoría de que el cuerpo habría sido dado en partes a los chanchos, la hipótesis más fuerte que maneja la fiscalía fue que el cuerpo fue incinerado durante toda la noche. Allí participaron los caseros del lugar, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, también acusados por encubrimiento.
El celular de Cecilia siguió mandando mensajes durante todo ese día. Contactó a su familia para avisar que ya estaba en viaje, que estaba en Buenos Aires y que se había roto el micrófono, por lo cual no podía mandar audios.
El martes 6 de junio César y Acuña compraron celulares nuevos. Ese mismo día, Obregón compró bolsas de consorcio y volvió al Campo Rossi. Así lo prueban las cámaras de seguridad que los filmaron.
La evidencia física, indicios y algunas confirmaciones
Según la teoría del caso, los restos de Cecilia fueron desechados al Río Tragadero luego de ser quemados. Así lo contó Obregón, quien señaló a los fiscales el lugar donde habrían descartado el cuerpo. Allí se realizó un peritaje, en el que se encontraron restos óseos y un dije en forma de cruz. Este dije, que estaba todo quemado, fue reconocido por la familia de Cecilia en un careo. Era de la joven.
El dije en forma de cruz que fue encontrado en el lecho del Río Tragadero.Los huesos, por su parte, fueron peritados en Resistencia. Si bien confirmaron que eran compatibles con restos humanos, el avanzado grado de incineración hizo imposible que se pueda extraer una muestra de ADN que permita reconocer que se trataba de Cecilia.
El plan para ocultar el crimen tuvo otro cabo suelto. Los Sena descartaron una serie de muebles que se encontraban en la habitación del crimen, incluyendo una cama y un colchón que fueron donados a una familia del Barrio Emerenciano, un complejo habitacional manejado y regido por el clan.
Los fiscales pudieron recuperar esos muebles, y al peritarlos encontraron que tenían manchas de sangre. Se hizo una prueba de ADN de las mismas, que arrojó un 99% de probabilidades de que sean de una hija de Gloria Romero, la mamá de Cecilia.
Hay otras dos evidencias que complican a César. La primera fueron una serie de fotografías tomadas el día después del crimen, en una actividad política de sus padres, donde se ven tres cicatrices en su cuello y en el brazo compatibles con rasguños. Por la posición, creen que habrían sido realizadas por Cecilia para tratar de defenderse.
Los arañazos en el cuello de César Sena.La otra se encontraba en su teléfono celular. Es que en los días posteriores al crimen, César hizo una serie de búsquedas en YouTube, tales como “Mente de un asesino” o si “un asesino siente remordimiento…”. En la tercera se preguntaba qué pasa con el alma de alguien que muere de forma violenta.
Fuente: www.clarin.com



