Elogio de la canción anónima

Por Augusto Berengan
(músico y escritor)
Ahí está ella, como una plaza pueblerina a la que todos atraviesan, nadie se detiene a interesarse por su busto central y como en la Ranchera: nadie sabe quién es. Ocurre que por su condición de anonimato en torno al padre -o la madre- de la criatura, la canción anónima precisamente sufre su estigma o, ¿su bendición? Tal condición es -o se diría- universalmente aceptada, carece de propietario/a reconocido que reclame por sus derechos y cuando hablo de derechos me refiero a regalías en dinero, liquidadas a su vez por Sadaic. Por consiguiente, nadie se hará millonario a su costa. Hasta antes de 1936 y para no irnos lejos el nombrado organismo, no existía y nadie ponía énfasis en reclamar su propiedad de modo que una misma canción andaba por donde la llevaban las gargantas viajeras, con un nombre en un lado y cuya denominación mutaba a otro, a pocos kilómetros que ella recorriese.
” …El criollo cuida su flete
su guitarra, su mujer.
Siente que enfrenta un deber,
Cada vez que da la mano
y aunque pa’ todo es baquiano,
solo el canto ha de perder…”
Atahualpa Yupanqui de: El Payador Perseguido
Tomemos por caso la zamba, La Amorosa, antes conocida como La de Vipos o, como La Carreta Volcada y así, se la supo llamar en algunos parajes de nuestro norte. Y para más ejemplos, tenemos el caso de la zamba La Mechuda en Catamarca y comarcas cercanas o bien, La Chujchala en Santiago del Estero, la misma música y especie, conocida también como La Catamarqueña y registrada más tarde como Tejedora Belenista por Eduardo Falú – Manuel J. Castilla. Qué decir de la zamba La Yaveña, al respecto el recordado escribano Raúl Calizaya quien fuera un verdadero benefactor de la Canción Jujeña, supo recopilar con una misma música varias versiones de su letra hasta que a alguien, se le ocurrió registrar como de su propiedad, una de ellas. La Yaveña o bien, según en qué lugar de la Puna Argentino-Boliviana sea entonada, también conocida como: La Ingrata o, El Arbolito o, Aquellas Aves o, Zamba del Viento esta última, según versión grabada de Atahualpa Yupanqui Al parecer ciertas formas musicales como la zamba en este caso, suelen ser presa de la codicia autoral. Al respecto, un conocido ejemplo es el de La López Pereira, originalmente registrada en Sadaic, por Andrés Chazarreta y este, con su San Benito a cuestas: el ladr… (mejor no lo digo). Dicha zamba, justicieramente y previos juicios mediante, resultó que su autor original fue el Salteño, Artidorio Cresseri.
“…Se aflije si se le pierde
un bozal, un maneador
pero no siente furor
si al escucharle una trova,
viene un pueblero y le roba
su mejor canto de amor…”
Atahualpa Yupanqui de: El Payador Perseguido
Y aquí cabe la pregunta, de si variadas formas musicales de la América Andina por ejemplo, con el transcurrir de los años y Sadaic mediante, no hubieran perdido vigencia y el favor popular. Yaravíes, Tristes, Kaluyos, Serranitos, Estilos, etc, formas musicales que se fueron alejando de las gargantas de los “folcloristas”, tal vez por cierto grado de complejidad en el abordaje musical, tal vez porqué multitudinariamente y con el consiguiente revoleo de ponchos, no encajaban con el afán comercial, tan en boga por estos días.
Desde -ya se sabe- la aparición de Sadaic por un lado y la ansiada recaudación millonaria de los recitales, las cosas han ido cambiando, poderoso caballero, es don dinero (Francisco de Quevedo). Otro ingrediente importante fue la banalización del discurso poético por otro que, facilitase el golpe de efecto hacia la masividad de la memoria y al mismo tiempo, aderezada de un consabido pintoresquismo regional.
Por todo lo dicho, ahí está ella: la Canción Anónima esa que, es de nadie y es de todos, la que ya ningún oportunista advenedizo se atreverá a reclamar, como de su propiedad. Para ella entonces, no cabe menos que un merecido elogio y en su nombre, celebremos a más de una zamba histórica: Zamba de Vargas o El Pozo e’ Vargas, La Artillera -también conocida como La Cuartelera- y a otras formas musicales como la Tonada Cuyana: Tonada del arbolito, Quien te amaba ya se va, vidalas santiagueñas como Recauda tus prendas, De lejas tierras etc. etc. y si nos fuéramos a la llanura pampeana o bien al litoral, ocurriría otro tanto. Significa esto que, donde vayamos y como esas joyas ocultas que soplándose el polvo del tiempo y el camino, las encontraríamos, en aquellos oídos sabedores de lo auténtico: tenaces, renovadas y salvadoras.
Bibliografía:
-La Quiaca, en los anales de su Centenario – Raúl Calizaya
Burzam Editora Jujuy 2007.-
-Música Criolla Tradicional de la Provincia de Jujuy -Rescate, Revalorización y Difusión –
Investigación y Difusión: O. Augusto Berengan – Universidad Nacional de Jujuy 2011.-
-La Canción Criolla Argentina Antecedentes y Evolución.-
O. Augusto Berengan -Ediciones Ross Colección América Profunda
Fuente: eltribunodejujuy.com