El increíble robo al Louvre que parece de película, digno de “El secreto de sus ojos” y el estilo Tarantino

“¿Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo, excepto de pasión.”
La frase que Guillermo Francella le dice a Ricardo Darín en El secreto de sus ojos hoy parece una ironía perfecta: dos presuntos ladrones del robo al Louvre —ocurrido hace menos de dos semanas— fueron atrapados por no poder resistir “la pasión” y asistir al partido entre Lyon y París que ocurrió hace apenas unos días.
Ricardo Darín y Guillermo Francella en “El secreto de sus ojos”.Como si la realidad imitara al cine, el golpe parisino parece escrito por un guionista: a plena luz del día, en medio de una Francia convulsionada, un grupo de ladrones se lleva del museo más famoso del mundo, el Louvre, algunas de sus piezas más valiosas.
Demasiado parecido a la ficción. Soñado por un fanático de Quentin Tarantino (Perros de la calle, sobre un robo de joyas que sale muy mal), un escritor de policial negro o un devoto del cine de atracos o películas ´heist´: ese género que va de El robo del siglo (aquel del Banco Río) a El Caballero oscuro, de la saga Batman (su inmejorable escena de apertura de robo a un banco)
Tarantino y el afiche de su opera prima hoy cine de culto “Perros de la Calle”, 1992El robo también revive un mito del cine: Rififí, el clásico francés sobre un asalto a una joyería en París, filmado hace 70 años por Jules Dassin, un director exiliado que convirtió el silencio en forma de suspenso.
Rififí o cómo robar joyas
“Ni una película o novela habría imaginado un robo así”, dijo David Foenkinos, escritor y guionista francés, autor de La vida feliz y Hacia la belleza, mientras Francia se recuperaba del impacto del atraco.
Una escena de “Rififi” del director Jules Dassin. Su frase recuerda a un clásico que este año celebra 70 años: Rififí, el legendario filme de Jules Dassin, un director estadounidense obligado a exiliarse en París, que convirtió el robo en un arte silencioso y preciso.
No fue la primera película de atracos, pero sí la que definió la forma del “golpe perfecto” en cine: planificación, ensayo, ejecución. Y además, tensión, silencio y elegancia.
La escena más famosa de Rififí dura casi media hora. Silente, sin diálogos, muestra el trabajo de los cuatro ladrones en un ejercicio casi de orfebrería para entrar la joyería Mappin & Webb de la Rue de la Paix.
Respiraciones, pasos, sogas, taladros mudos. Pocas veces, ya en la época del cine hablado, una secuencia mostró tanta tensión con tan pocas palabras. Secuencias posteriores del cine contemporáneo, como el mutismo del comienzo de Petróleo sangriento, heredaron esa inteligencia y ritmo.
Ese silencio absoluto convirtió el robo en un ejercicio de suspenso puro y enseñó al cine cómo narrar un atraco con precisión y swing.
La herencia del golpe perfecto
Así, Dassin, en pleno exilio, creó un estilo que influyó a generaciones de cineastas. La tensión contenida, los planos calculados y la coreografía del robo se convirtieron en referencia obligada para directores como Tarantino o Kubrick, y todavía inspiran la forma en que se filman atracos hoy.
Quentin Tarantino con Harvey Keitel y Edward Bunker (actor y novelista) en “Perros de la Calle”, de 1992.Las “heist movies”, las películas de atracos son un subgénero con reglas no escritas: planificación meticulosa, ejecución precisa y suspenso como lenguaje. Rififí, Bob Le Flambeur o la comedia italiana Los desconocidos de siempre, ¡temprana parodia a Rifií! muestran cómo este cine cruzó fronteras y géneros.
En los años ’70 y ’90, títulos como El golpe, Tarde de perros o Perros de la calle continuaron la tradición, modernizada por Michael Mann o Quentin Tarantino.
Películas como Heat, Jackie Brown, incluso El caballero oscuro y la saga de Danny Ocean, toman elementos del atraco clásico: cajas fuertes, seguridad tecnológica, tensión coreografiada. El robo sigue siendo un espectáculo que combina ingenio, precisión y estilo.
La pasión : del Louvre a la cancha
Y en París, entonces, la tensión de un robo se mezcló con la pasión del fútbol. Los presuntos ladrones del Louvre fueron detenidos mientras esperaban para entrar al partido Lyon vs París el 29 de octubre, apenas dos semanas después de llevarse nueve piezas del tesoro imperial: la diadema y el collar de esmeraldas de la emperatriz María Luisa, y la tiara de perlas de Eugenia.
La ventana por la que los ladrones ingresaron al Louvre, previo uso de una grúa. Foto: ReutersAdemás, una mujer de 38 años de La Courneuve y un hombre de 37 de Aubervilliers quedaron bajo arresto, acusados de complicidad y conspiración. Otros tres detenidos fueron liberados. Mientras tanto, los investigadores siguen buscando los joyas desaparecidas, mientras el Louvre planea reforzar su seguridad y Francia debate sobre la vulnerabilidad de sus tesoros más valiosos.
Como si el guion continuara escribiéndose solo, las novedades del cine también vuelven sobre el golpe perfecto: Michael Mann prepara Heat 2, con Leonardo DiCaprio como posible protagonista, mientras los ilusionistas de Now You See Me: Now You Don’t afinan otro atraco a escala global. La ficción, una vez más, parece correrle al robo por apenas un cuadro.
Los ilusionistas ladrones de “Nada es lo que parece 2”: Mark Ruffalo, Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Dave Franco y Daniel Radcliffe. Foto de prensa Entre diademas y collares de Napoleón, la vida, con pasión y una vez más, imita al cine.
La misma pasión que Guillermo Francella le recuerda a Ricardo Darín en El secreto de sus ojos aquello de “…excepto de pasión” se filtra ahora en la realidad: un robo que desafía el tiempo, que combina audacia, riesgo y un guiño cinematográfico imposible de ignorar.
Si la vida imita al arte, París acaba de filmar su mejor escena. Y Rififí, por fin, tuvo su secuela.
Fuente: www.clarin.com



