El derrumbe de la obra social de Camioneros, en el centro del ocaso del clan Moyano

En el centro del ocaso de Hugo Moyano como jefe de Camioneros aparece el derrumbe de las dos obras sociales que tiene el gremio, la del sindicato de Buenos Aires (OSCHOCA) y la de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros. En ambas organizaciones sindicales el capo es Moyano y su esposa, Liliana Zulet, responsable en los hechos del manejo de las obras sociales.
Por eso, en los últimos días aparecieron carteles contra Zulet en los sanatorios que tiene Camioneros en San Justo, Avellaneda y Villa Martelli. Al 11 de noviembre, a su personal -médicos, enfermeros y empleados administrativos, entre otros- solo le pagaron parte del salario. A algunos les dieron $500.000 a cuenta, según supo Clarín.
En la tarde de este martes, en el sanatorio 15 de Diciembre de Avellaneda Clarín constató el enojo de trabajadores de la salud. Tenían carteles que decían “Zulet paganos el sueldo” y “Zulet no paga”.
En el único sanatorio donde pagaron el salario completo fue en el Antártida, donde se habían frenado las cirugías. Esa decisión tiene sabor a política: la clínica está ubicada avenida Rivadavia casi Acoyte.
Al parecer Moyano y su esposa prefirieron evitar las repercusiones que habría tenido una protesta en esa estratégica esquina porteña.
Trabajadores de la salud del sanatorio del gremio en Avellaneda. Foto: Enrique García Medina.Ambas obras sociales acarrean problemas de hace tiempo. Los afiliados están acostumbrados a encontrarse cuando visitan los sanatorios con carteles que avisan que ese día no se ofrecen determinados servicios, por ejemplo pediatría.
También empezó a ocurrir que las obras sociales, a raíz de su falta de fondos, rechacen cubrir determinados tratamientos, lo que lleva a los afiliados a ir a la Justicia. Se dice que casi a diario las cuentas del gremio son embargadas por decisión judicial para cubrir esos tratamientos que la obra social no atiende.
Este escenario provocó una merma en la cantidad de afiliados. Los números de las dos obras sociales están blindados, pero algunos en el gremio calculan que posiblemente OSCHOCA conserve un cuarto de los 200.000 afiliados que supo tener. Es el llamado efecto descreme: los que pueden pagar una mejor cobertura abandonan las de Camioneros.
A agosto pasado la obra social de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros le adeudaba a sus prestadores $ 26.617 millones, según un informe financiero contable oficial al que accedió Clarin.
Ese informe tiene al pie de página un detalle relevante. “La inflación acumulada en el período estuvo alrededor del 19,5 (estimativo IPC Indec). Desde el saldo a diciembre 2024, la deuda se incremento por encima del 33,2%”.
¿Paritaria para salvar la obra social?
El gigantesco rojo en las obras sociales es lo que parece haber llevado a Hugo Moyano a firmar lo que se considera una paritaria a la baja. En septiembre tuvieron una suba del 1,2%, en octubre del 1,1%, en noviembre del 1%.
Pero en el acuerdo salarial el jefe camionero logró algo clave: que por cada trabajador, las empresas hicieran un aporte extraordinario de $20.000 por trabajador para las obras sociales.
Hugo Moyano, rodeado por sus hijos Facundo, Huguito y JerónimoEl incremento de ese aporte es de un 20%, mientras que el de los salarios de alrededor de 1. Se priorizó fondear la obra social en vez de reforzar los salarios de los afiliados.
Eso también hace crecer el malestar entre los trabajadores Camioneros. Sus salarios, que en una época tenían fama de ser elevados, están en muchos casos por debajo del millón de pesos.
Un chofer de primera categoría cobra, según el acuerdo paritario vigente, $833.801,99, suma a la que se le pueden agregar horas extras y algún otro ítem.
A las graves dificultades con las obras sociales se le suman los problemas internos en el gremio y familiares dentro del clan Moyano. Hace dos meses, Hugo Moyano debió realizar una purga en la conducción de Camioneros a raíz de una presunta estafa por unos US$ 10 millones al gremio, que es investigada por la Justicia.
Según la denuncia judicial que realizó Héctor Maldonado, dirigente del sindicato y hombre de confianza del jefe camionero, se habrían desviado esos fondos para supuestas obras y servicios de comida en el hotel que el gremio tiene en Mar del Plata. A fin de mes debería conocerse la pericia ordenada por el fiscal marplatense David Bruna.
A Moyano, de 81 años, lo describen con algunos problemas de salud. Dicen que a veces le cuesta mantener una larga conversación. Clarín intentó comunicarse, pero el sindicalista bloqueó el contacto.
En su círculo más estrecho se mueven su esposa, el hijo menor de ambos, Jerónimo, y Hugo (h), quien en un mes asumirá como diputado nacional por Fuerza Patria.
Pablo, su hijo mayor, dio un portazo en la CGT hace un año -en ese momento era integrante del triunvirato de la central- enfrentado con su padre.
Se sintió desautorizado cuando tras una reunión de la CGT él salió a hablar de la posibilidad de convocar a un paro contra Javier Milei y el padre salió enseguida a ningunear esa posibilidad.
Pablo Moyano. Foto: Maxi Failla.El hijo primogénito dejó de ir a la sede del sindicato, en el barrio de Constitución, aunque en lo formal aún es el dos de la organización, con mandato hasta 2027.
En el único lugar que se lo ve habitualmente es en Deportivo Camioneros, en Esteban Echeverría, club del que es presidente. Allí Pablo Moyano se cruza con delegados de diferentes ramas del gremio.
La tensión interna quedó al desnudo el domingo en un partido del torneo de fútbol de la rama Aguas y Gaseosas del gremio. Fue una batalla campal. Los que se enfrentaron fueron trabajadores de una empresa que están alineados con Jerónimo Moyano -en definitiva también con Hugo- contra los de otra empresa que juegan alineados con Pablo Moyano. Hubo piñas, patadas y, según testigos, incluso disparos.
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Pelea entre facciones de Camioneros
En el GBA empezaron a aparecer pintadas que reclaman el regreso de Pablo Moyano. ¿Habrán sido impulsadas por él mismo? El otro fenómeno que se ve es que desde la conducción del gremio quisieron esmerilar a Marcelo “Feúcho” Aparicio, secretario gremial de Camioneros y dirigente con mucha llegada a las bases.
Buscaron vincularlo con la estafa de Mar del Plata, lo que generó la reacción de los cuerpos de delegados, que salieron en su defensa.
Entre trabajadores se ve algo impensado hasta hace poco. Se sienten identificados más con el liderazgo de Pablo Moyano y Aparicio que con el del jefe camionero.
Aún lo respetan, pero empiezan a entender que su ciclo terminó y que lo que sucede en el sindicato es justamente por falta de conducción.
Fuente: www.clarin.com



