El calvario de las pacientes del ginecólogo que está en juicio por abuso: “¿Quién me va a creer a mi?”

En la puerta llegan los carteles de a uno. Los pegan en las rejas, los tienen en las manos, los pintan en el piso. Tienen una cara y un pedido de justicia que lleva demasiado tiempo: “Diego Clementi abusador serial”, “Justicia”, “No estás sola”, “Clementi Violador”, dicen las fotos, las pintadas y los pasacalles.
Diego Javier Clementi (57) es médico ginecólogo y está acusado por “abuso sexual con acceso carnal cometido en forma reiterada (cinco hechos), abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal (dos hechos) y abuso sexual gravemente ultrajante (6 hechos)” en -al menos- 12 víctimas.
También hay dos casos que ocurrieron en 2001 y 2004 y que ya se encuentran prescriptos pero cuyas víctimas también declararán en el juicio.
La primera audiencia se realizó el martes pasado en manos del Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora y declararon las dos primeras víctimas por hechos cometidos en 2017 y 2018.
Este lunes se realizó la segunda audiencia dedicada casi exclusivamente al relato de otras mujeres que relataron abusos cometidos dentro del consultorio en el contexto de una atención médica.

Clementi esperó junto a su hermano y a su familia en la puerta del TOC N° 3 el inicio del juicio, convocado a las 9 de la mañana. Fue el primero en ingresar porque asiste a las audiencias desde una sala contigua para no estar presente durante la declaración de las denunciantes.
El juicio se lleva a adelante a puertas cerradas por disposición del Tribunal ante la falta de espacio designado para el público, algo llamativo teniendo en cuenta la cantidad de personas involucradas en el debate.
Por eso el juicio se traslada a la calle, donde las denunciantes y organizaciones feministas se manifiestan pidiendo justicia y acompañándolas en la espera. Expuestas, también, a la controversia.
Más cerca del mediodía otro grupo de personas se reúne en el mismo lugar. Son menos pero también tienen carteles y remeras: “La medicina no es un delito, Diego Clementi es inocente”, dicen.
“Que no atienda nunca más”
Las denuncias se realizaron -primero- entre 2017 y 2018 cuando dos mujeres que no se conocían se atrevieron a contar lo que habían vivido en el la clínica de Avenida Tomás Espora 3187, en Burzaco.
“Tenía 32. Me atendí con él, yo no lo conocía. Mi ginecóloga me lo recomienda por un aborto. Me atendí con él tres veces, en la tercera es que tomo conciencia de la gravedad de lo que me hizo. Recuerdo la primera y la segunda donde también hubo prácticas que no estaban bien”, contó a Clarín una de las denunciantes que prefiere no dar a conocer su identidad.

“En ese momento yo estaba en un contexto de aborto, desesperada. En la última consulta fui a hacerme los estudios ginecológicos para control, ahí es donde ocurre el abuso. Esto fue en mayo y en diciembre hago la denuncia. Me decidí porque le conté la situación a mi ginecóloga para advertirle que no lo recomiende más y me dijo que había otra paciente a la que también había enviado con él y le dijo que había sufrido un abuso”, recordó la mujer que, cuando empezó a relatar lo que había sufrido, encontró a otra mujer que había pasado por lo mismo.
“Cuando hago la denuncia ya tenía una anterior a la mía. Más esos dos casos que conocía indirectamente. Pero no pasó nada, quedó archivada por falta de pruebas, pruebas que nadie buscó. En estos casos siempre es tu palabra contra la suya pero ya había otros episodios y valía la pena investigar”, se quejó.
Las denuncias se multiplicaron cuando crearon la cuenta @HastaAcaDoc en Instagram donde se repiten los relatos. Mujeres jóvenes que llegaron al consultorio y nunca volvieron ante la incomodidad que les generó la consulta hasta otras que también advierten haber sido víctimas de abusos. Y además aparecen comentarios desde perfiles falsos que las insultan o intentan defender al médico desacreditándolas.

“Tenemos en total 12 denunciantes y otras dos con causas prescriptas pero van a declarar igual porque sus testimonios son muy valiosos. Una es de 2001 y otra de 2004 pero marca la línea de tiempo y que no eran casos aislados, era un modus operandi. Las denuncias plantean cosas que se repiten año a año, caso a caso”, explicó la abogada Claudia Perugino que junto a Carlos Zimmermann están al frente de la querella.
En las declaraciones, las denunciantes refirieron que Clementi les metía los dedos en la vagina, les daba besos cerca de la boca, les tocaba el clítoris, la espalda cerca de los glúteos o directamente los muslos. También les sacaba la ropa o les pedía que se la quitaran adelante de él. No tenía batas ni biombo en el consultorio y tampoco usaba guantes, todas prácticas que corresponden al protocolo de atención.
“Ellas lo que decían es: ‘¿Quién me va a creer a mí?’ si él trabajaba en el Hospital Evita de Lanús, si tiene una clínica privada, la masividad les dio el acompañamiento para poder denunciar. Pero todos los días recibimos casos en redes sociales”, agregó.
El juicio estaba previsto para el 14, 20 y 23 de octubre pero se prevé que se realicen más audiencias para escuchar a los testigos y alegatos.
Clementi se desempeñaba como director médico del Centro Médico de la Mujer de Burzaco y mantiene activa su matrícula otorgada por el Colegio Médico de la Provincia de Buenos Aires Distrito II.

A. tiene una de las historias que llegó por redes sociales. Se enteró de las denuncias hace dos meses cuando decidió buscar a Clementi en Internet luego de contarle a una amiga sobre el abuso que había sufrido en 2004. “No dije nada durante décadas, hace tres años que se lo conté a mi familia. Terminé con psicólogos, psiquiatras, tenía miedo. Durante años era algo que estaba ahí latente en mí”, le dijo a Clarín.
Después de los hechos, ocurridos cuando tenía 25 años, decidió mudarse a Puerto Madryn y, de visita por el Día de la Madre, se acercó a conocer a otras mujeres que sí denunciaron en la Justicia.
“Es aberrante la cantidad de cosas que nos dicen, es muy fuerte que te digan que estás mintiendo, que estás arruinando una familia. Esto tiene que ver con una sanación en colectivo. Ver cosas similares a las que me pasaron a mí, cuando lo googleé me quedé atónita de la cantidad que éramos. Realmente sí quiero justicia, a veces es muy corto para el sufrimiento que uno vive, pero espero que sea la condena más alta“, cerró la mujer.
La mayoría coinciden en una cosa, antes que la cárcel las mujeres piden “que deje de atender”.
“A nosotros nos han llegado mensajes diciendo que arruinamos una familia. Yo no arruiné ninguna familia, yo no soy mala persona, es típico que quieran transferir la responsabilidad. Nosotras estamos con la verdad, esta es nuestra verdad, y creo que se notó mucho, son contundentes los relatos”, aseguró otra de las denunciantes.
Y cerró: “Justicia para mí es que no atienda más, nunca más, no que le saquen la matricula por un tiempo. Para mí eso es lo más importante, después si hay condena, bueno. Pero que no lo pueda hacer más”.
Fuente: www.clarin.com