De vendedor ambulante y “posible” refuerzo de River a soñar con ser verdugo en la Copa Argentina :: Olé

Un killer que a lo largo de su carrera no sólo se ha destacado por el fútbol sino también por su espíritu resiliente: el paraguayo nunca dejó de pelearla. Uno que quedó libre a los 18 años y tuvo que salir a ganarse el mango, y que a raíz de su gran rendimiento en Ecuador (fue goleador de la Serie A en 2024) llegó a sonar (erróneamente) como refuerzo de River.

Con dos goles en sus primeros nueve partidos post regreso al club en el que explotó en la Argentina, Arce suma 84 a lo largo de una travesía con la pelota que para los estadígrafos comenzó en Sportivo Ameliano (10 goles en 30 partidos) y que siguió en Independiente Rivadavia, que llegó a pagar u$s 400 mil aun estando en la Primera Nacional para contratarlo. El ojo de scouter fue clínico: en su primer ciclo por Mendoza metió 30 en 46 encuentros. Y también pase récord a LDU, que batió su marca de inversiones al pagar u$s 3.000.000 por Álex.

Inteligente para moverse en espacios reducidos, potente y de buen cabezazo, este ariete que en el club de la capital de Ecuador registró 42 gritos en 65 juegos antes de volver a Cuyo no aprendió a luchar dentro del área sino fuera de la cancha. Dejado en libertad luego de ganar el título con Cerro Porteño en 2017, el denominado Haaland guaraní por la prensa paraguaya entró en una especie de shock a los 18 años: de cumplir su sueño pasó a tener que rebuscársela en las calles.

Pero Arce no se dio por vencido. Por eso, cuando el salario en Rubio Ñu de segunda división no alcanzaba, no dudó en ser macatero, como en su país se conocen a los vendedores ambulantes. A través de la colaboración de un amigo, cuya madre tejía hamacas y mantas para camas, Álex transitó las veredas de su ciudad ofreciendo servicios en una época complicada: la pandemia de coronavirus.

Como en Paraguay sólo estaba autorizada la actividad de Primera y no de los torneos regionales como la segunda categoría, él debió darle pelea a la vida en las calles. La recompensa llegaría más tarde: el salto a Ameliano que lo metió nuevamente en el radar no sólo de Independiente Rivadavia sino también de la selección de su país. Tanto que ha disputado 11 partidos sin todavía haber podido marcar goles, pero con la confianza de mantenerse en el espectro de convocados de Gustavo Alfaro. Soñando con un paso que hace ocho años resultaba impensado: el Mundial.

CÓRDOBA (ENVIADO ESPECIAL).