Cuáles son las señales para identificar un trastorno de personalidad, según psiquiatra Ahmed Hankir


Cada vez más especialistas en salud mental advierten que una obsesión intensa por una persona puede no ser amor, sino limerencia, un síntoma que aparece en algunos casos de trastorno límite de la personalidad.
Según Ahmed Hankir, psiquiatra consultor y líder mundial en salud mental, la limerencia es un estado emocional marcado por obsesión, ansiedad y una necesidad extrema de correspondencia hacia otra persona. Y, aunque puede aparecer en distintas personas, a veces se da en el contexto del trastorno límite de la personalidad, que afecta al 1,6% al 5,9% de los adultos, según la National Alliance on Mental Illness.
El especialista asegura que la limerencia es una de las experiencias mas angustiantes. “Invade la mente, altera la concentración, afecta el sueño y puede dominar por completo la vida cotidiana”, menciona Hankir.
La British Psychological Society define la limerencia como una infatuación obsesiva caracterizada por:
Este estado puede durar entre 1,5 y 3 años y, según Hankir, muchas personas no detectan de inmediato que algo está mal. Recién lo notan cuando la obsesión empieza a interferir en su trabajo, relaciones o vida diaria.
Según Inma Torrero, trabajadora social Clínica, especializada en regresión e inmersión subconsciente, el trastorno puede empezar a volverse riesgoso cuando aparecen señales como un control excesivo sobre la pareja, revisar el móvil, vigilar rutinas, conductas impulsivas generadas por pensamientos intrusivos, aislamiento social, abandono de responsabilidades, cambios bruscos de humor o ansiedad persistente.
Si no se atiende, la persona puede quedar atrapada en dinámicas cada vez más peligrosas y dañinas, tanto para sí misma como para la relación. “El punto crítico aparece cuando la mente se vuelve juez y la emoción se vuelve prueba, momento en el que ya existe un impacto profundo en la vida cotidiana“, señala la especialista.
Torrero enfatiza la importancia de entender lo que te ocurre sin culparte. El primer paso es identificar lo que sentís y reconocer tus síntomas. A partir de ahí, propone avanzar con pequeños objetivos diarios que puedas cumplir, sin exigirte cambios bruscos ni perfección.
También destaca la necesidad de crear rutinas simples, sostener hábitos que te den estructura y pedir apoyo cuando lo necesites, ya sea profesional o de tu entorno cercano.
El progreso no se mide por la rapidez, sino por la constancia: trabajar el trastorno implica escucharte, entender tus límites y avanzar a tu ritmo, siempre desde la autocompasión y no desde la culpa.
Fuente: www.clarin.com



