“Creí durante años que era mi hermana muerta resucitada”: la historia de la mujer que creció bajo un secreto familiar impactante

Una historia como la de Gail Gallant es más propia del cine que de la vida real. Sin embargo, fue lo segundo. Es tan llamativa que parece exclusiva de la ficción.
Durante años, esta escritora canadiense vivió convencida de que su existencia era un milagro: su familia le repetía que era la reencarnación de su hermana mayor, una bebé que había muerto antes de que ella naciera.
La protagonista contó su caso al programa Outlook, de la BBC, y en varios programas más cuando promocionaba sus memorias, “The Changeling“, en 2019. Lo que parecía un relato espiritual terminó revelando algo mucho más complejo: una mentira sostenida por décadas para ocultar un drama familiar.
Las dos Gail Gallant
Todo comenzó en 1955, cuando los Gallant sufrieron un accidente automovilístico en Canadá que marcó sus vidas. Los padres de la pequeña Gail sobrevivieron, pero la niña no. Unos días después murió producto del choque con apenas meses de vida.
Devastada por la pérdida, María Gallant hizo caso a un médico que le recomendó que tuviera otro hijo para calmar su dolor. Y así lo hizo.
Pero -pequeño detalle- nunca fue capaz de discernir que aquel bebé que le crecía en el vientre era otra persona diferente. Como era una ferviente devota de Cristo creía que el Señor se la había devuelto en respuesta a sus oraciones. Por eso la llamó Gail, igual que la niña muerta.
Gail Gallant es una escritora canadiense que se destaca en la literatura sobrenatural. Foto: Random House“Ella no quería otro hijo, solo quería recuperar a esa bebé. Creía que Gail estaba literalmente en su vientre, creciendo de nuevo. Según mi madre, yo tenía exactamente el mismo peso, el mismo pelo oscuro, la misma cara” recuerda la “nueva” Gail, quien tiene más de 70años.
A los cuatro años, Gail entendió por primera vez que era una “niña milagro”.
“Mi primera reacción fue una especie de euforia, orgullo y felicidad. Sentí que había sido elegida, me sentí increíblemente afortunada. Muy especial. Y la persona más importante de mi vida me veía así”.
La madre de Gail en su juventud. Foto: captura YoutubeEsa condición le imponía una carga que creía que debía compensar de algún modo. Al ir creciendo se dio cuenta que “no podía estar a la altura de las expectativas que consideraba razonables para alguien que había resucitado de entre los muertos”.
En plena época de la Guerra Fría, Gail recuerda que, a diferencia de los niños comunes, sus miedos tenían que ver con estas presiones: “Temía que la Virgen María apareciera en mi habitación y me pidiera que convirtiera a Rusia del ateísmo al catolicismo”.
Su hermana como un fantasma
A los 12, la figura de su hermana se liberó de su interior para pasar a ser una presencia fantasmática.
“Empecé a imaginar a la otra Gail como un fantasma, viviendo debajo de mi cama. Imaginaba que era mi hermana secreta, viviendo una vida paralela en una dimensión diferente. Quería quedarse debajo de la cama, y solo yo sabía que estaba allí”.
El día de la revelación
En su adolescencia, la relación carne y hueso que tenía con su mamá se fue tensando por las cuestiones propias de esa etapa de la vida. Gail actuaba como una adolescente promedio y esto desilusionada a María, que la veía como monja.
Gail creyó toda su infancia que era su hermana muerta. Foto: captura YoutubeSu paso por la universidad, donde estudió teología y filosofía de la religión, significó la revelación final de su identidad.
Al entender que “el nacimiento milagroso de Jesús no fue realmente cierto” se preguntó: “¿Por qué debería serlo mi historia?”.
Así, Gail empezó a creer que era la reencarnación de la otra Gail. “Empecé a pensar que era la reencarnación de mi hermana. Usé eso como excusa, por eso tardé tanto en sacarme el carné de conducir. Porque era la reencarnación de una víctima de accidente de coche. Sentí que, en cierto modo, éramos la misma persona. Pero no de una manera milagrosamente profunda”.
La aceptación
De adulta, Gail se casó con un hombre y se convirtió en una profesional académicamente perfecta. Fue entonces cuando su madre le confesó que se había arrepentido de llamarla Gail. Esa revelación la hizo comprender que ahora María la veía como una mujer con identidad propia, despojada de la responsabilidad de “ser” su hermana.
“Era como si fuéramos siamesas, separadas por primera vez. Seríamos realmente dos personas independientes. De repente, sentí que mi madre también me había amado todo este tiempo”.
“The Changeling”, el libro más conocido de Gail Gallant.“Por primera vez, le dije que la quería. Por primera vez, ella me dijo que me quería. El sentimiento de aceptación mutua fue total. La acompañé a todas las sesiones de quimioterapia y me convertí en la hija que siempre quise ser”.
Además de publicar “The Changeling”, también escribió dos novelas de suspense paranormal (“Absolución” y “Aparición”) protagonizadas por Amelia Mackenzie, “una aspirante a detective de lo sobrenatural”. Pero también es una adolescente con serios problemas amorosos.
Fuente: www.clarin.com



