Condenaron a Alice Mackey, la maestra que ahogó a su hija de 2 años: “No era yo”

Cometió el peor de los crímenes que un ser humano puede cometer. Su nombre es Alice Mackey, trabajaba como docente en el condado de Hampshire, Reino Unido, y fue condenada a prisión por asesinar a su hija de apenas dos años.
La mujer se encuentra en prisión desde septiembre de 2023, cuando cometió el horrendo crimen.
A continuación, los detalles acerca de cómo y por qué llevó a cabo este estremecedor homicidio.
Un asesinato, el juicio y la ¿justa? condena
Este lunes 6 de octubre, el Tribunal de la Corona de Winchester condenó a cuatro años de prisión a Alice Mackey, la docente del pueblo de Kingsley, Hampshire, quien ahogó a su hija de dos años en un lago.
En la audiencia, Mackey, de 42, dijo que en aquel entonces pensaba que era una mala madre y que creía que la mejor forma de proteger a su hija, Annabel, era matarla.

El juez del tribunal, de apellido Saini, calificó el caso como trágico y aseguró estar convencido de que la mujer padeció una enfermedad mental desde el nacimiento de Annabel hasta la muerte de esta.
“En tu estado delirante, consideraste que esto era una especie de acto de misericordia hacia Annabel”, dijo Saini a Alice, según recogió The Guardian.
La condenada admitió que estaba arrepentida de haber cometido el crimen y que su personalidad ha progresado desde que está en prisión preventiva.
Por la condición mental, Saini condenó a Mackey a cuatro años de prisión, a los que se le restarán los 216 días que la mujer lleva presa. “En estas situaciones, nadie gana. Solo espero que la señorita Mackey pueda tener una vida útil en el futuro”, sostuvo el magistrado, de acuerdo al periódico británico.
En tanto, el abogado de Mackey, Patrick Gibbs, afirmó que ella es una mujer de “carácter ejemplar” con una “afinidad natural por los niños pequeños”, pero que había sufrido cinco años de abortos espontáneos y un tratamiento de fertilización in vitro que la dañaron psicológicamente.
“Finalmente, llegó el milagro de Annabel. No podría haber amado a nadie más de lo que amaba a Annabel, pero en lugar de la cálida burbuja de felicidad que esperaba, se sumió en la oscuridad”. Su confianza se derrumbó y su salud mental se desvaneció”, agregó Gibbs para explicar la condición de su defendida al momento de cometer el aberrante crimen.
Además, siempre según The Guardian, sostuvo que “en la locura de ese día le pareció que solo había una manera de mantener a Annabel a salvo: protegerla de su mala madre, Alice”.

Quien también declaró ante el tribunal fue Peter Mackey, el padre de la niña fallecida. Contó que le atormentaba la idea de que su hija sufriera y que sentía culpa por no haber estado allí para protegerla. Además, describió el duro momento en que a Annabel le desconectaron el soporte vital y cómo le tocó la cara durante el velatorio.
Asimismo, dijo que todavía le desea a Annabel que duerma bien todas las noches, pero que está muy triste porque le arrebataron las cosas lindas que ella tenía por vivir, como su primer día de escuela, enamorarse o tener hijos.
“No era yo”: los asombrosos detalles del caso
Alice Mackey, es una auxiliar docente del pueblo de Oakhanger, Hampshire, Reino Unido, aunque cuando cometió el crimen vivía, junto a su marido Peter, en la diminuta localidad de Kingsley, ubicada en el mismo condado.
Allí, tras años de intentarlo, en 2021, el matrimonio logró tener una beba, a quien le puso el nombre de Annabel. Sin embargo, después de eso, y como luego contaría su abogado, a Alice le diagnosticaron psicosis y ansiedad posparto, ocasionada por lo que tuvo que pasar hasta que finalmente logró concebir y dar a luz a su hija.
En consecuencia, y porque así lo dispone la Ley de Salud Mental de Reino Unido, fue detenida. En el centro al que fue enviada, un equipo comunitario la atendió durante un tiempo, hasta que consideró que se había recuperado de la psicosis y le otorgó la libertad.
En enero de 2023, la mujer dejó de tomar los medicamentos antidepresivos que le habían recetado y parecía llevar una vida normal. Pero el 10 de septiembre de ese año ocurriría el terrible hecho.

Aquel día, Alice llamó a la policía para denunciar que su niña había sido secuestrada. Pero al dirigirse al lugar, las autoridades descubrieron una escena macabra: Annabel estaba flotando, inconsciente, en el Kingsley Pond, un pequeño lago cercano a donde vivía la familia.
Con prisa, la nena fue trasladada a un hospital, pero su estado era tan grave que, al día siguiente, no hubo más remedio que desconectarla del soporte que la mantenía viva y, en consecuencia, falleció.
Tras el espantoso suceso, Alice Mackey se declaró inocente, pero igualmente fue colocada en prisión preventiva, donde se mantuvo hasta el día de hoy.
El 28 de julio de 2025, finalmente, admitió su culpabilidad, aunque la justicia catalogó el hecho como homicidio involuntario por razón de responsabilidad disminuida, una condición que, en Reino Unido, indica que el victimario tenía su capacidad mental reducida cuando cometió el crimen, lo que afectó su juicio y el control de sus actos.
Tal era este estado en Alice al momento del asesinato que, tiempo después, usó la siguiente frase para describir a su abogado lo que sintió: “no era yo”.
Teniendo en cuenta lo anterior, este lunes 6 de octubre de 2025, los jueces dictaron la sentencia definitiva.
Fuente: www.clarin.com