¿Cómo saber si estás en forma?: Estas pruebas revelan tu verdadera condición física

Saber si realmente estamos en forma va mucho más allá de la imagen que devuelve el espejo o del tiempo que se invierte en entrenar cada semana.
Tener un buen estado físico significa contar con la fuerza, la resistencia y la salud cardiovascular necesarias para afrontar con energía y sin molestias las exigencias cotidianas
Una manera efectiva de conocer ese punto de partida y monitorear los avances es incorporar pruebas simples pero periódicas que funcionen como una foto fiel de la condición física actual.
La clave está en saber por dónde empezar, cómo seguir y qué ajustar, y en ese camino estos ejercicios te ayudarán también a avanzar con más claridad y seguridad.
¿Cómo saber si estás en forma? Estas pruebas revelan tu verdadera condición física
Mantenerse en forma es un objetivo que muchas personas se proponen, pero saber si realmente se está avanzando no siempre es tan evidente como parece.
Más allá de la motivación inicial o de los propósitos personales, los especialistas coinciden en que, para evaluar de manera concreta nuestra condición física, es clave contar con una hoja de ruta.
Según un artículo del sitio The New York Times, tener una medida objetiva del estado actual del cuerpo es fundamental para diseñar un programa seguro y eficaz.
Desde el Centro de Cardiología Deportiva de la Clínica Cleveland recomiendan establecer puntos de referencia simples, como cuántas flexiones podemos hacer o cuán rápido corremos una distancia corta, y repetir estas pruebas cada cuatro u ocho semanas. Esto permite monitorear el progreso, corregir desvíos y mantener el enfoque incluso cuando aparecen mesetas, que son parte natural de cualquier proceso de mejora física.
Para evaluar la fuerza y la resistencia en general, el SoHo Strength Lab de Nueva York propone tres pruebas básicas que no requieren de equipamiento especial, son accesibles para cualquier persona y sirven como una guía para saber si se está evolucionando.
Se trata de medir la fuerza y estabilidad de piernas y glúteos. Podés comenzar haciendo la mayor cantidad de sentadillas que puedas en 60 segundos, manteniendo la postura correcta: espalda recta, rodillas alineadas y pies separados al ancho de los hombros. Si sentís que el esfuerzo es mínimo, podés aumentar el nivel haciendo sentadillas con salto o agregando peso corporal.
Evalúan la fuerza del pecho, los hombros y los brazos. La versión básica consiste en hacer flexiones tradicionales sobre el piso, con el cuerpo alineado. Si no podés mantener la técnica, una variante más simple para comenzar es apoyando las rodillas. El objetivo es aumentar la cantidad de repeticiones sin perder la forma, y pasar luego a una variante más exigente.
La prueba consiste en correr una distancia corta (por ejemplo, un kilómetro) y registrar el tiempo. También puede adaptarse a caminar rápido si estás dando tus primeros pasos. Este ejercicio permite medir tu resistencia y conocer cómo mejora tu rendimiento con el tiempo. Si tu respiración se estabiliza más rápido o tardás menos en completar la distancia, estás avanzando.
Si se hacen con regularidad y sin sobreexigencia, estas pruebas funcionan como una fotografía real del estado físico y ayudan a diseñar entrenamientos más efectivos. No se trata de competir con nadie, sino de conocerse, progresar a tu ritmo y construir hábitos saludables con información confiable y objetivos concretos.
Fuente: www.clarin.com