Cómo convivir con una pareja poco cariñosa según expertos en psicología


El afecto es uno de los pilares para que una relación de pareja funcione y perdure en el tiempo. Los psicólogos coinciden en que el cariño y la cercanía son manifestaciones fundamentales para fortalecer el vínculo y que ambos se sientan acompañados y valorados.

Sin embargo, no todas las parejas se relacionan de la misma manera. Mientras algunas personas disfrutan del contacto físico, los halagos y los gestos románticos, otras tienen formas menos expresivas para demostrar sus emociones.

Claro que cuando estas diferencias en la forma de expresar cariño no se comparten ni se dialogan, pueden generar confusión, malestar y hasta distanciamiento.

Si uno de los miembros de la pareja siente que recibe menos afecto del que necesita, puede sentir frustración y dudas sobre la relación. En esos casos es importante aprender a convivir con alguien poco cariñoso. Algunos consejos de los psicólogos ayudarán a manejarse frente a estas situaciones.

El sitio especializado Psicología Online explica que convivir con una persona poco afectuosa no implica necesariamente falta de amor, pero sí plantea el desafío de comprender otros modos de vinculación y revisar las propias expectativas.

Existen ciertos comportamientos que podrían señalar una baja expresión afectiva dentro de la pareja. Algunos de ellos son: una escasa frecuencia de abrazos, besos y caricias, ausencia de palabras afectuosas o halagos, conductas frías o distantes en la vida cotidiana, falta de muestras de afecto en público y gestos cariñosos que parecen surgir más por compromiso que por deseo genuino.

Los especialistas señalan diversos factores que pueden influir en la manera en que una persona expresa el cariño. Entre las principales causas, se destacan:

Los expertos de Psicología Online proponen algunas estrategias para sobrellevar la convivencia con una pareja poco cariñosa sin descuidar el bienestar emocional personal:

Expresar cómo se siente uno frente a la falta de afecto, sin imponer ni reclamar, puede abrir espacios de diálogo que faciliten la comprensión mutua.

Observar si existen gestos que, aunque no sean demostraciones físicas, puedan estar transmitiendo afecto (como preparar una comida favorita, brindar ayuda o acompañar en momentos difíciles).

Si se desea recibir cariño, también es válido ofrecerlo. En algunos casos, dar el primer paso puede invitar al otro a soltarse y conectar emocionalmente.

Trabajar en la seguridad propia permite disfrutar del vínculo sin depender exclusivamente del otro para sentirse querido o valorado.

Si la falta de afecto genera un malestar persistente y no se logran acuerdos, tal vez sea necesario repensar si la relación satisface las necesidades afectivas personales.

Fuente: www.clarin.com

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