Chile eleva su previsión de déficit, revelando la deficiencia de su plan de ajuste fiscal

El gobierno de Chile aumentó su estimación del déficit fiscal para este año a comienzos de octubre, aunque economistas advierten que el nuevo cálculo sigue siendo demasiado optimista.
La Dirección de Presupuestos proyectó un déficit equivalente al 2% del producto interno bruto (PIB) en su último Informe de Finanzas Públicas, frente al 1,5% previsto apenas tres meses antes.
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El aumento refleja que los recortes de gasto y alzas de ingresos anunciados a comienzos de año no lograron generar los US$2.000 millones en ahorros que el gobierno esperaba. De hecho, el déficit previsto es mayor al 1,7% del PIB estimado antes de aplicar las medidas de austeridad. A nivel internacional puede parecer poco, pero acerca la deuda bruta de Chile al umbral del 45% del PIB que, según el Banco de Crédito e Inversiones, podría provocar una rebaja en la calificación crediticia.
“Nos parece algo optimista en el sentido de qué estamos previendo un déficit fiscal de cierre de este año en 2,4% del PIB”, afirmó Sergio Lehmann, economista jefe de BCI. “Lo que se propuso, la verdad es que no se ejecutó con la fuerza necesaria”.
El gobierno prevé ahora que la deuda bruta alcanzará 42,4% del PIB a fin de año, 43,2% en 2026 y llegará a un máximo de 43,7% en 2027. Ese pico ocurriría un año más tarde de lo previsto a comienzos de 2025. El gobierno considera prudente mantener la deuda por debajo del 45% del PIB.
Un barrio malo
Los inversores extranjeros en América Latina podrían no dar demasiada importancia a los problemas fiscales de Chile. Al fin y al cabo, desde el anuncio, EE.UU. intervino para frenar una nueva crisis cambiaria en Argentina y Perú destituyó a su presidente… de nuevo.
Además, el déficit chileno resulta pequeño frente al 6,4% del PIB proyectado para EE.UU. este año o el 8,4% estimado para Brasil, según analistas consultados por Bloomberg.
Sin embargo, Chile siempre se ha enorgullecido de su prudencia fiscal y de sus equilibrios macroeconómicos. Sus estándares son altos, y el programa de austeridad anunciado en abril no los cumplió.
“Las medidas correctivas estaban sujetas a aprobaciones legislativas, por lo que tenían un nivel de incertidumbre asociado”, explicó Marco Correa, economista jefe de BICE Inversiones en Santiago. “Medidas de reasignación o reducciones de gastos que no requerían aprobación parlamentaria eran más fáciles de implementar”.
Ese escepticismo se ha trasladado ahora al presupuesto del próximo año, presentado por el gobierno en septiembre. Aunque las autoridades destacaron un aumento del gasto de solo 1,7%, también elevaron su proyección de déficit fiscal para 2026 a 1,5% desde el 1,3% previo.
“Existe un riesgo real de que el déficit proyectado tampoco se cumpla en 2026”, advirtió Lehmann. “La estimación de ingresos fiscales para 2026 es optimista. Debemos ser más prudentes, sobre todo considerando una economía que crecerá cerca de 2%, pero no mucho más”.
Endeudamiento fiscal
Cada pequeño incremento del déficit acerca a Chile al umbral del 45% del PIB en deuda bruta, que podría detonar una rebaja de calificación.
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Si el aumento de la deuda derivara en una rebaja, “el endeudamiento, ya sea de empresas como del lado del gobierno, va a ser más caro”, señaló Lehmann. “Las tasas de interés exigidas por deuda chilena van a ser más altas y eso naturalmente significa costo de financiamiento más altos, y por tanto también menor crecimiento de largo plazo”.
El presupuesto actual contempla emisiones de deuda por US$17.400 millones para el próximo año, frente a los US$16.700 millones autorizados para este año. El plan será debatido ahora en el Congreso, que puede modificar algunos contenidos de la ley.
El presidente Gabriel Boric asumió hace casi cuatro años con promesas de aumentar el gasto social, pero no pudo cumplirlas luego de que el Congreso rechazara en 2023 su propuesta de elevar los impuestos. En 2024, los legisladores otorgaron cierto alivio al aprobar una ley para reducir la evasión fiscal, que, según el Ministerio de Hacienda, aumentaría los ingresos en unos US$4.500 millones.
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Sin embargo, esa estimación resultó demasiado optimista, mientras el gobierno de Boric debió dar marcha atrás con otros proyectos ante la dificultad de controlar el gasto. Fue entonces cuando el exministro de Hacienda Mario Marcel presentó planes para ajustar las cuentas fiscales.
Todas las miradas apuntan ahora a las elecciones presidenciales de este año, con José Antonio Kast como favorito. Kast ha prometido reducir el gasto en US$6.000 millones en 18 meses, una medida bien recibida por el mercado, aunque los críticos aseguran que ha dado pocos detalles sobre dónde se aplicarán los recortes. La primera vuelta será el 16 de noviembre y la segunda, el 14 de diciembre. El próximo gobierno asumirá en marzo de 2026.
“Medidas que impulsen el crecimiento del país y otras que establezcan un balance saludable entre ingresos y gastos permanentes seguirán siendo necesarias para que no se deteriore el riesgo del país”, dijo Correa.
GZ
Fuente: www.perfil.com