Alumnas de colegios secundarios de Salta eran explotadas sexualmente y las “descartaban” cuando cumplían 18 años: hay al menos 33 víctimas


En junio un grupo de madres de Salta detectaron actividades extrañas de sus hijas y fueron a la Justicia. Sus sospechas dieron pie a una investigación que detectó una red de trata con menores de edad de colegios secundarios. Hasta el momento son 33 las víctimas detectadas y hay nueve detenidos.
Por el tamaño que tomó el caso, el juez Julio Bavio dio lugar al pedido de la fiscalía y decidió extender el plazo investigativo hasta marzo del año próximo. Creen que puede haber más denuncias y también más implicados, así que también se amplió la imputación penal.
Los fiscales Eduardo Villalba y Roxana Gual, fueron los encargados de revelar la cantidad de casos y de imputados. Las víctimas, alumnas de distintos colegios secundarios de Salta, que son “descartadas por las red” cuando cumplen 18 años.
“A tal punto era la perversidad, que descartaban a las adolescentes que avanzaban en edad. Cuando ya cumplía los 18 años, las desechaban”, puntualizaron desde la Fiscalía. Dentro de los 33 casos detectados hasta ahora, las chicas son en su mayoría menores de edad.
La causa que tuvo su inicio con la denuncia de tres madres en junio pasado, comenzó a moverse con mayor intensidad en septiembre, cuando detuvieron a cuatro de los implicados en la red de trata. Dos de ellos serían los instigadores: un alumno del colegio donde aparecieron los primeros casos y un remisero.
De los nueve detenidos hasta el momento, ocho ya están imputados como coautores del delito de trata de personas con la finalidad de promoción, facilitación y explotación sexual, agravada por la vulnerabilidad, la minoridad y cantidad de las víctimas; por el número de intervinientes y por haberse consumado su explotación, según publicó El Tribuno.
Cinco de ellos están acusados de ser miembros de una asociación ilícita destinada a la facilitación y promoción de la prostitución con menores de edad.
La fiscalía además imputó la tenencia y distribución de material de índole sexual de menor a seis de los acusados; la corrupción de menores a otro de ellos; el abuso sexual de una menor de 13 años a dos acusados; y seis hechos de promoción y facilitación a prostitución agravada por ser víctimas menores de edad a dos imputados.
Por como avanza la investigación, desde la Justicia temen que la red se haya ramificado y existan más adolescentes afectadas. En menos de cuatro meses, de tres chicas implicadas se pasó a 33 y de cuatro imputados a nueve.
En las últimas semanas hubo diversas declaraciones en Cámara Gesell. Una medida que resultó clave para terminar de cerrar el círculo delictivo. Gracias al testimonio de varias de las víctimas, pudieron dar con más personas implicadas en la red de trata.
La investigación comenzó el 26 de junio cuando una de las madres de una de las víctimas llevó el caso a la Justicia. La mujer observó que su hija apareció un día con un celular de alta gama. Al revisarlo, encontró mensajes de índole sexual. Entre ellos, el de un remisero, que luego se sabría que fue uno de los que habría iniciado la red.
Otra de las madres descubrió el ingreso de sumas provenientes de desconocidos a la billetera virtual de su hija menor de edad. Además, en el dispositivo encontró conversaciones con un contacto desconocido, quien le preguntaba si había “ido a la cita programada” y otro en el que le proponían sumar a su hermana de 12 años.
La denuncia motivó la apertura de una causa penal en la Justicia provincial. La unidad Unidad Fiscal Federal de Salta, a cargo de Eduardo Villalba, ordenó allanar varios domicilios de la capital provincial.
Si bien el fiscal general identificó al remisero, quien recibía dinero por “coordinar los servicios sexuales”, no fue el único que tenía a su cargo la “mediación”. Apareció también un alumno que funcionaba como “entregador” y “captador”: “Les pedía a compañeras que consigan más amigas”, revelaron.
Entre los detalles difundidos, los integrantes de la red captaban a las adolescentes a la salida del colegio. Y la organización tenía un aceitado procedimiento en el que controlaban desde el tiempo que duraban los encuentros hasta el precio que los clientes pagaban por las diferentes prácticas sexuales, que subía “si la víctima era virgen”.
Fuente: www.clarin.com



