A 19 años de la muerte de Nelson de la Rosa, el día que Maradona lo revoleó por los aires y después lo invitó a una fiesta

Hoy se cumplen 19 años de la muerte del actor dominicano Nelson de la Rosa, famoso por haber sido uno de los hombres más pequeños del mundo. Medía 71 centímetros, menos que la zurda completa de Diego Maradona. Y fue precisamente por su encuentro con el diez -entre otros cruces inimaginables con estrellas locales- que todavía es recordado por los argentinos.
De acuerdo a repetidos relatos que el ex representante y amigo de Maradona Guillermo Coppola fue haciendo en distintos programas de televisión, como Polémica en el Bar, Buenos Muchachos o Shortsflix, se puede reconstruir una historia que no tiene nada que envidiarle a las que los artistas surrealistas soñaban allá por comienzos del siglo XX.
Es común que uno tienda a poner en tela de juicio los relatos orales, y hasta pensar que Coppola, en este caso, muchas veces recurra a la hipérbole para generar mayor impacto. Entonces, la noción de lo que es real y lo que no corre el riesgo de quedar desdibujada.
Sin embargo, en lo que respecta a la anécdota del Nelson y Maradona, Coppola no tiene contradicciones. Los acontecimientos relatados por el mánager son siempre más o menos los mismos, lo que comprueba una tendencia de que su relato podría ser fiel a los hechos.
A comienzos de los 90, Maradona y Coppola volvieron de Chile -adonde Diego había viajado para participar en un programa de televisión- para ver a Bono, de U2, en el boliche de moda porteño de ese momento: Buenos Aires News. El lugar estaba atiborrado de gente.
Después de saludar al cantante, Coppola y sus secuaces se instalaron en el VIP, que estaba un piso arriba de la pista y contaba con un balcón que daba a la misma. En eso, Maradona pidió ir al baño. “Era toda una ceremonia cada vez que iba”, reconoce el representante en uno de sus relatos. Y ahí, en ese interín de la noche, es cuando sucedió la magia.
“De repente, un bultito salió volando. Osvaldo ‘El Gato’ Santos, que era arquero y estaba al lado mío, lo atajó y lo sentó en un sillón”, cuenta Coppola, que no duda en afirmar que “fue una gracia de Dios” que el golero estuviera ahí porque si no ese “bultito” podía ir a parar al vacío.
Aquello que había volado por los aires en plena oscuridad y caos no era más que Nelson de la Rosa, el dominicano conocido en aquel entonces por ser uno de los hombres más pequeños del mundo.
El actor estaba furioso. No dejaba de insultar al aire por el trato que le habían dado. “Algo que habla… ¿De qué se trata?”, recuerda Coppola que pensó en ese momento. “Estaba enojado el enano. Era una cosita así chiquita”.
Maradona volvió del baño y, de vuelta en la barra, le contó a su amigo que le habían dado “algo” y se asustó, así que lo revoleó. Coppola ató cabos y, alarmado, le reveló la verdad: “Diego: era un ser humano”. El de Fiorito, que tenía a Nelson en la mira, respondió: “¿Esto?”.
Como Maradona “no le daba bola” a Nelson y el otro estaba enfurecido, Coppola le sugirió a su amigo que se disculpara. “Total, no le costaba nada”. Diego, fiel a su estilo, no solo fue a buscar a Nelson al sillón y le pidió perdón sino que también lo invitó a una fiesta en la famosa casa de Guillote en calle Libertador ubicada a 300 metros del local bailable.
Antes de salir, Diego alzó a Nelson y Coppola le convidó al dominicano “un chupito” de champagne, medida escogida cuidadosamente por temor a que De la Rosa no soportara una copa más grande. Pero el hombrecito se quejó y le reclamó: “Viejo de mierda, dame en la que tomás vos”.
Así, Maradona se fue de Buenos Aires News y cruzó los 300 metros que separaban al boliche de la casa de Coppola con Nelson aúpa. Lo que pasó ahí adentro se fue a las tumbas de esa extraña dupla.
De esa noche, Coppola solo diría que Diego quería ahogar a Nelson porque “el enano era malo”. No mucho más. “Al final ,Diego le regaló la camiseta. Se hizo muy amigo. Nosotros queríamos divertirnos y él quería hacer lo mismo que hacíamos nosotros”, concluyó el mánager.
Nelson de la Rosa, cuya fama trascendió fronteras tras haber participado en circos y en películas de Hollywood, falleció a los 38 años en Nueva York. Su paso por Argentina fue inolvidable.
Fuente: www.clarin.com