Sintió dolores abdominales y descubrió que llevaba más de 30 años con un encendedor alojado dentro de su cuerpo

Los profesionales de la salud de un hospital de China descubrieron que un paciente llevaba más de 30 años con un encendedor alojado adentro de su cuerpo, de acuerdo con medios nacionales.

El hecho ocurrió en noviembre de 2025 en Chengdú, la capital de la provincia de Sichuan, situada al suroeste del país asiático, según información divulgada por el diario chino Xinmin Evening News.

En ese momento, de acuerdo con el periódico local Red Star News, un hombre de 67 años, oriundo de la zona, se acercó al centro de salud Chengfei Hospital porque desde hacía tiempo había comenzado a sentir fuertes dolores abdominales e hinchazón constante.

A raíz de esta situación, se sometió a una serie de estudios clínicos. Pronto, según el mismo diario, los médicos observaron mediante una endoscopia que había un objeto rectangular de siete centímetros de largo “cubierto de materia negra” en el aparato digestivo del paciente.

Este cuerpo extraño —así se denomina a los elementos procedentes del exterior que no pertenecen al cuerpo humano— era un encendedor.

Basándose en las imágenes generadas por la cámara del endoscopio, los especialistas sospecharon que el objeto podía ser un encendedor.

Cuando el paciente se despertó, tras la endoscopia, los médicos empezaron a preguntarle acerca de si tenía alguna noción del objeto hallado en su aparato digestivo.

Según Xinmin Evening News, ante estas consultas, el hombre de 67 años recordó que una noche, décadas atrás, se había tragado un encendedor mientras estaba ebrio.

“Probablemente fue en el verano de 1991 o 1992, cuando estaba tomando unas copas con unos amigos”, aseveró al respecto, citado por el diario.

Al parecer, durante aquella noche, hizo un peligroso y absurdo reto con uno de sus amigos: ambos acordaron que cada uno de los dos deglutiría un encendedor, de acuerdo con su relato.

“Le dije: ‘Si te atrevés a tragártelo, yo también me atreveré‘”, narró el hombre, quien finalmente ingirió el objeto, al igual que su amigo.

Según contó, en ese entonces pensó que eventualmente expulsaría el objeto a través de sus heces. Con el paso del tiempo, se olvidó del asunto y nunca más volvió a pensar en ello.

A lo largo de los últimos 30 años, dijo él, no sufrió ninguna complicación estomacal importante, más allá de algunos dolores puntuales que se disipaban rápido. El hombre, de acuerdo con su explicación, nunca sospechó de la presencia del encendedor.

Después de escuchar la historia, los médicos determinaron que era necesario remover el cuerpo extraño cuanto antes.

Al principio, según un portavoz del hospital, el equipo de profesionales trató de extraer el objeto con los fórceps —pinzas— del endoscopio. Sin embargo, no lograron sujetarlo.

“La superficie del cuerpo extraño era muy lisa y las pinzas se resbalaban sin importar cómo intentáramos agarrarlo. No había forma de sujetarlo, así que tuvimos que desistir”, dijo el representante del centro de salud, citado por el portal de noticias Need To Know.

Por lo tanto, los médicos recurrieron a otro método. De acuerdo con medios locales, el equipo de especialistas introdujo un condón en el cuerpo del paciente con el endoscopio para “atrapar” el encendedor, colocándolo adentro del elemento profiláctico. De esa manera, podían remover el cuerpo extraño sin que se deslizara en el camino.

Este particular procedimiento, que duró cerca de 20 minutos, resultó exitoso. Según Red Star News, el 22 de noviembre, el paciente informó que se estaba recuperando bien de la operación y debía cuidarse con la alimentación.

Por otro lado, de acuerdo con el mismo periódico, a pesar de haber estado tanto tiempo en el aparato digestivo, el encendedor permanecía intacto e incluso todavía conservaba líquido inflamable residual en su interior.

El paciente fue un afortunado: durante las últimas décadas, el cuerpo extraño pudo haberle ocasionado la muerte, como ocurrió en otros casos. Desde el hospital pidieron públicamente que se evite realizar estas actividades sumamente peligrosas —tragar objetos— que ponen en riesgo la vida.