“La cultura no es un gasto: es inversión”


La segunda edición de MASS ya había concluido cuando Juan Antonio Vigar, director artístico del Festival de Málaga, y José Luis Rebordinos, director artístico del enorme San Sebastián, pudieron mirar el proyecto con perspectiva. El ciclo realizado ya en Buenos Aires y en Uruguay, con producción de OrcaFilms, no solo funcionó como una muestra de seis películas españolas recientes, sino como una operación cultural más profunda: dos festivales centrales del circuito europeo, y del mundo, trabajando juntos para crear circulación, contexto y diálogo en América del Sur. Lejos de la lógica histórica de competencia entre festivales, MASS terminó de consolidarse como una experiencia de cooperación, síntesis y pensamiento estratégico sobre el presente del cine y su industria. A la hora de los actores, directores, películas: ¿cómo se decide una selección así? Primero responde Rebordinos: “En principio decidimos cada uno sus tres películas, pero después las comentamos. Es decir, no es que cada festival vaya por su lado y ya está, sino que hay un diálogo posterior. Yo pensaba: ‘esto puede encajar bien con lo otro’, vemos cómo dialogan, cómo se complementan. Y la verdad es que hasta ahora, tanto en la primera como en la segunda edición, la selección del otro nos parecía estupenda. Entonces no es mucho más complicado que eso. Hay una confianza previa y una sintonía que facilita mucho las cosas”. Y suma Vigar: “En nuestro caso también intentamos que fueran películas que hubieran tenido recorrido, que hubieran conectado con el público y que, además, fueran variadas. Es decir, que no todas respondieran a un mismo molde. Que hubiera una comedia, un thriller político, una película más histórica. Que de alguna manera el conjunto fuera un reflejo de lo que es hoy el cine español. Y eso, combinado con las tres películas que venían de San Sebastián, que también eran muy diferentes entre sí, nos parecía que armaba un mapa bastante representativo. A la hora de la programación, nosotros, evidentemente, partimos de nuestro palmarés. Miramos las películas que habían sido refrendadas por el jurado, por la prensa y también por el propio público.hubo algo que nos pareció importante subrayar: las tres películas que elegimos estaban dirigidas por mujeres. El año pasado tuvimos un 66% de películas dirigidas por mujeres en la competencia oficial y creíamos que era bueno que eso se visualizara también en esta selección. Después, dentro de eso, elegimos tres películas que se complementaban muy bien. Por un lado, La buena letra, que es la adaptación de una novela de gran éxito y que había tenido una recepción crítica extraordinaria”.

—Más allá de MASS, ¿qué sienten que representan hoy sus festivales dentro del panorama audiovisual, en España y en el mundo?

REBORDINOS: San Sebastián es uno de los festivales importantes dentro del circuito de la FIAF, pero siempre entendimos que estamos en un conglomerado de festivales donde es muy difícil competir por determinadas premieres mundiales. Entonces intentamos no obsesionarnos con eso. Hacemos una sección oficial lo mejor posible, sabiendo que vamos a tener películas importantes, pero que muchas de las grandes películas, en términos publicitarios, van a estar en Venecia o Cannes. Al mismo tiempo, desarrollamos secciones que nos permiten mostrar lo mejor del año. Perlas es un ejemplo claro: ahí están muchas de las grandes películas que pasaron por otros festivales. Zabaltegi, donde a veces tenemos alguna premiere mundial, pero sobre todo propuestas más radicales, más cercanas a festivales como Bafici o Cinema du Réel. Y luego Horizontes Latinos, que es clave. Alguien que viene a San Sebastián puede ver una panorámica del cine del año como en ningún otro festival, porque están las películas nuevas y también lo mejor de lo que ya se mostró en otros lados. Es un festival pensado como una gran fiesta del cine: para el público, para la prensa y para la industria. Desde la humildad, sabiendo que somos una ciudad pequeña y que eso nos hace necesariamente más chicos que otros festivales, pero también más humanos.

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VIGAR: Málaga trabaja desde un criterio muy claro: la utilidad. Utilidad para el territorio en el que se inserta, para el cine español y para el cine latinoamericano. Hemos conseguido ser una ventana cualificada para que el cine latino llegue a Málaga y, desde ahí, se proyecte hacia España y hacia Europa. Eso se apoya en un área de industria muy fuerte, muy dinámica, donde reunimos a un número elevadísimo de agentes, festivales y compradores que vienen a ver las películas que programamos para llevarlas luego a sus países. En ese sentido, Málaga cumple un papel interesante en la promoción del cine latinoamericano en Europa.

—En ese punto, la colaboración entre ambos festivales parece central.

VIGAR: Totalmente. Durante mucho tiempo se pensó que los festivales tenían que competir entre sí, y nosotros creemos que es mucho más eficiente que se complementen. El Gobierno español y el Instituto de Cine entendieron que, con dos festivales fuertes separados por seis meses, el cine español podía llegar de una manera más armónica a la cartelera comercial. Antes, el cine español tenía prácticamente una sola ventana en el año. Ahora tiene dos. Eso permite circuitos mucho más inteligentes: una película puede pasar por Málaga, estrenarse en un momento con menos competencia, luego recuperarse en San Sebastián en Made in Spain, y llegar a premios como los Goya con otro recorrido. Hoy, si mirás las ocho o diez películas españolas más importantes del año, normalmente cuatro o cinco pasaron por Málaga y otras tantas por San Sebastián. Antes eso era impensable.

REBORDINOS: Es absurdo pensar que uno solo de los dos festivales puede contener todo el cine español importante. Aplicar una lógica coherente de fechas y ventanas es mejor para todos. Para los festivales, pero sobre todo para las películas.

—Como cierre: después de tantos años en este trabajo, ¿qué descubrieron del cine que solo se aprende desde adentro?

REBORDINOS: He descubierto algo que ya sabía: que el cine es una necesidad. Yo no estoy en la organización de un festival porque me guste organizar festivales, sino porque me gusta el cine. Desde muy chico. Me crié, literalmente, como en Cinema Paradiso, con un cine al lado de casa. Veía programas dobles con pantalón corto, me quemaba las pestañas viendo películas. También descubrís lo mejor y lo peor del ser humano. Y en los últimos tiempos tengo cierta preocupación, porque veo una pérdida de perspectiva en algunos directores jóvenes con talento, que hacen películas correctas pero creen que ya hicieron una obra maestra. Y a veces los medios acompañan esa idea. Este año hubo muchas buenas películas en el cine español, pero muy pocas obras maestras. Y cuando todos creen que ya llegaron, muchos se quedan en el camino. Y otra cosa que confirmé, ya con datos, es que la cultura puede ser rentable cuando está bien gestionada. Rentable para un territorio y para un sector. No es un gasto: es una inversión.

VIGAR: Y yo agregaría algo más: cuando tratás con gente que está realmente arriba –actores, actrices, directores con grandes trayectorias–, suele haber razones para que estén ahí. Trabajo, inteligencia, humildad. A veces pasa lo contrario con quienes recién empiezan y creen que el mundo les pertenece. También eso es parte de lo que uno aprende en este oficio.



Fuente: www.perfil.com

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