La CGT sale a la calle contra la reforma laboral y suma al kirchnerismo, las CTA y la izquierda en una masiva marcha


En abierto rechazo a la reforma laboral que impulsa el Gobierno y al que el oficialismo pretende dar media sanción en el Senado la próxima semana, la CGT volverá a ocupar el centro de la escena con una movilización a Plaza de Mayo que se perfila para ser una de las más convocantes del año. La convocatoria, fijada para este jueves desde las 14, fue planteada explícitamente en contra del proyecto de ley oficial y reunirá no sólo al núcleo duro del sindicalismo tradicional, sino también a un amplio abanico de organizaciones sociales, gremios estatales, sectores del kirchnerismo y expresiones de la izquierda.

Según deslizaron desde la propia conducción de la CGT, que lidera el triunvirato compuesto por Cristian Jerónimo, Jorge Sola y Octavio Argüello, la apuesta central de la principal central sindical es dar una contundente demostración de fuerza, con una movilización que estiman podría superar los 100.000 manifestantes.

Para eso cuentan no sólo con la estructura de los gremios confederados -hasta los colectiveros de la UTA, distantes de la cúpula cegetista, comprometieron su participación- sino también con el respaldo de los movimientos sociales y con un acuerdo político con intendentes del PJ, que terminó de cerrarse el lunes en una reunión en la sede de la central obrera. Además, movilizará desde Derecho al Futuro, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.

La marcha será encabezada por la cúpula de la CGT, que decidió retomar la iniciativa callejera luego de semanas de debates internos, presiones de sus bases y reclamos de los gremios más combativos. El rechazo a los cambios en el régimen laboral -que el Ejecutivo presenta como una modernización del mercado de trabajo- funcionó como eje aglutinador de una protesta que busca exhibir músculo político frente a la Casa Rosada.

En la central obrera reconocen que bloquear la reforma laboral en el Senado, donde ya está debatiéndose, aparece como un escenario complejo, pero aseguran que el foco está puesto en la Cámara de Diputados, donde confían en activar contactos con legisladores alineados a gobernadores peronistas y al bloque de Provincias Unidas. La expectativa, explican, es forzar una negociación que introduzca cambios sustanciales al proyecto remitido por la Casa Rosada.

Bajo la consigna de la defensa de los derechos laborales y del modelo sindical argentino, la conducción cegetista buscará enviar un mensaje claro: no está dispuesta a convalidar una reforma que, a su entender, flexibiliza condiciones de trabajo, debilita las indemnizaciones y reduce el poder de negociación de los gremios. En ese marco, la Plaza de Mayo volverá a convertirse en el escenario simbólico de una disputa que excede lo estrictamente sindical y se inscribe en la pelea política de fondo entre el Gobierno y la oposición.

A la convocatoria de la CGT, donde confluirán los gremios más numerosos como Comercio, Construcción, Camioneros, Sanidad, UPCN, Uatre, bancarios, alimentación, UOM, Smata y los sindicatos del transporte agrupados en la CATT, entre otros, también se sumarán la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina, tanto la CTA de los Trabajadores como la CTA Autónoma. La adhesión de estos espacios refuerza el carácter transversal de la protesta y garantiza una fuerte presencia del sector público, uno de los más afectados —según denuncian los gremios— por el ajuste, los recortes presupuestarios y los cambios en las condiciones laborales.

También habrá presencia organizaciones sociales y partidos de izquierda, que ven en la reforma laboral un punto de unidad para articular una oposición más amplia. El acto central está previsto para las 16, cuando se leerá un documento consensuado y hablarán brevemente los miembros del triunvirato cegetista.

Según anticiparon dirigentes de la central obrera, el mensaje será duro contra el Gobierno e incluirá una advertencia explícita sobre la continuidad del plan de lucha si el oficialismo avanza con la reforma sin consensos.

Del lado del Gobierno, la lectura es opuesta. En la Casa Rosada minimizan el impacto político de la protesta y sostienen que la reforma laboral es una demanda del sector privado y una condición necesaria para reactivar la economía.

Este miércoles, mientras pulían los últimos detalles de la movilización, los principales jefes cegetistas se esmeraban especialmente por el armado del operativo de seguridad con el propósito de evitar infiltrados o hechos de violencia durante la protesta. En ese sentido, algunos definieron como una “provocación” las advertencias del Gobierno de que aplicará a rajatablas el denominado protocolo antipiquetes para evitar cortes durante la jornada. “Es insólito querer que 100 mil personas marchen por la vereda”, cuestionó un cacique de la conducción cegetista.

Fuente: www.clarin.com

Artículos Relacionados

Volver al botón superior