Valentín Perrone con Olé: la vez que perdió el conocimiento, el shock por un choque dramático y el objetivo ambicioso para 2026 :: Olé

En los dibujos animados, el Coyote persigue al Correcaminos. Y en el Campeonato Mundial de Motociclismo, más precisamente en Moto3 (250cc), va detrás de la gloria. Valentín Perrone viene de un 2025 impresionante en el que debutó, hizo poles, podios y solo le faltó ganar. En su lugar, muchos pilotos preferirían quitarse presión y decir que aspirarán a alguna victoria, pero este pibe que alcanzará la mayoría de edad el 28/12 no se anda con chiquitas y puso la vara bien alta. “Mi objetivo es ganar el Mundial. Es mi segundo año y tengo que ganar o estar cerca”, sentenció en la redacción de Olé, adonde regresó después de nueve meses.

-Cuando viniste en marzo, para la fecha en Termas de Río Hondo, dijiste que el objetivo era aclimatarte y terminaste peleando a la par de los mejores.

-Fui de a poco, pero al final llegué al objetivo. Me sentí increíble, sobre todo después del parón de verano. Tenía la sensación de bailar con la moto, algo que llegó muy temprano cuando normalmente pasa en las últimas carreras o al año siguiente. Pude disfrutar mucho de la temporada: dos podios, dos poles, luchando por mi primera victoria.

-Aspirabas a entrar en el top 10, y como ambicioso top 5 (NdeR: finalizó 10°). ¿Año aprobado?

-Sí, fue un buen año. En un momento me vi en el top 7 y pensé “bueno, todavía se puede un poco más”, pero se complicó después de algunas carreras difíciles. De todos modos, el objetivo lo cumplimos.

-Hubo momentos que marcaron tu temporada. El primer podio en Assen, ni que hablar, pero también hubo uno agridulce en Balaton Park…

-Fue una buena carrera, pero me quedé a las puertas de la victoria por 18 milésimas ( NdeR: Quiles le ganó con photo finish); para colmo, también se me escapó la segunda pole consecutiva por 24 milésimas. En ese momento, lo que pensé fue “perdí una carrera” y no me pude quedar con lo positivo. Después valorás el podio, los puntos, te dispones a celebrar, pero en el momento pensás en que perdiste.

-Y en pleno ascenso, un quiebre: la tremenda caída en Indonesia. ¿Qué recordás de ese momento?

-Me acuerdo de poco porque perdí la consciencia… de la caída no recuerdo nada. Luego, volví a recobrar la memoria en el hospital. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado a Indonesia. Fue un momento complicado y, con el tiempo me costó volver adonde estaba. Incluso, creo que no he conseguido llegar al punto de bailar con la moto. Quizás las últimas dos carreras sí, pero Australia y Malasia me costaron muchísimo; en Phillip Island daba dos vueltas y me dolía el cuello por la tensión que tenía en mi cuerpo. Hay pilotos que se adaptan mucho más rápido después de una caída o que les da igual. En mi caso, fue la caída más grande de mi vida, entonces me afectó un poco más.

-¿No te replanteás nada después de momentos como ese?

-No. A ver, el miedo y el riesgo siempre están. Sabemos que es un deporte de alto riesgo y que puede pasar cualquier cosa, pero intentamos no pensar en ello.

-¿Y tu papá, Marcelo, te dice que le des para adelante o se preocupa?

-Mi papá me dice que le dé con todo, ja. Mi mamá, un poco menos, pero mi papá sí.

-No fue el único episodio fuerte en la temporada. ¿Cómo viviste el accidente entre Rueda y Dettwiler, que dejó al suizo en estado crítico por varios días?

-Fue un momento durísimo para todos. Además, tuvimos que correr esa carrera. No entiendo muy bien cómo no la cancelaron. Salimos a correr sin siquiera saber si estaban vivos o no. Fue bastante duro, la verdad.

-¿Hubo consulta de parte de los comisarios o se bajó línea para que corrieran?

-A mí no me preguntaron. No sé cómo hicieron, pero dijeron “a correr” y tuvimos que hacerlo. En mi caso, intenté concentrarme en eso, no pensar en el accidente y tener la mente enfocada en lo que quería hacer en la carrera.

-¿Qué vislumbrás de cara al 2026? Va a haber cambios en el equipo, un compañero nuevo…

-Sí, Rico Salmela. Será un buen compañero. Creo que aprenderá de mí y yo también de él.

-Ya no vas a ser un novato. ¿Qué meta te fijás?

-Mi objetivo es ganar el Mundial. Esa es la meta. Es mi segundo año, hay que ganar o estar cerca.

-¿Y es solo un deseo o sentís que realmente estás para pelearlo?

-Es un objetivo. Evidentemente, también es un deseo, un sueño, todo; ser campeón del mundo es increíble, pero el objetivo real es lucharlo e intentar dar el máximo. Yo voy a ganar, no a ser segundo ni tercero. Mi objetivo es ganar.

-Imaginate salir campeón y que no te lo cuenten como un Mundial, ahora que MotoGP tiende a diferenciar sus títulos de los de Moto2 y Moto3. ¿Qué opinás de esa polémica?

-Para mí, sinceramente, no tiene sentido. Campeón del mundo es campeón del mundo, da igual si es Moto3, Moto2 o MotoGP. Tiene que contar todo en uno. Para mí, Marc Márquez es nueve veces campeón del mundo ( NdeR: ganó siete en MotoGP y el resto en 125cc y Moto2). Creo que ahora dijeron siete, pero bueno, son sus cosas. Si salgo campeón del mundo, yo lo contaré.

-En un país como Argentina, sin tanta tradición en el Campeonato Mundial, ¿te das cuenta de lo que significaría?

-Sería el primer argentino campeón del mundo… Es un sueño.

-Desafortunadamente, por la salida de la fecha en Termas, los hinchas no te van a poder disfrutar acá. ¿Qué les decís?

-Siempre es algo positivo correr en Argentina y es una pena no poder hacerlo el año que viene, pero disfrutaremos mucho del regreso en 2027. Intentaré hacer una visita rápida antes de ir a Brasil. Y si vengo me pasaré por las oficinas de Olé.