Cómo preparar el café sin poner en riesgo tu salud cardíaca, según la ciencia


El café forma parte de la rutina diaria de millones de personas de todo el mundo, pero su impacto en el organismo no depende solo de cuántas tazas se consumen. Cada forma de preparación modifica la composición química de la bebida.

En los últimos años, distintas investigaciones comenzaron a observar cómo ciertos métodos elevan el colesterol, mientras otros parecen más seguros. Esto abrió un debate que atraviesa a consumidores habituales y profesionales de la salud.

Los especialistas coinciden en que el café, tomado con moderación, puede aportar beneficios. Sin embargo, no todas las variantes ofrecen el mismo perfil cardiovascular y allí aparece la principal advertencia.

La clave está en los diterpenos, compuestos naturales presentes en el grano que pueden atravesar la bebida si no se utiliza un filtro adecuado. Según diversos estudios, métodos como la prensa francesa, el espresso y el café hervido permiten el paso de estas sustancias, lo que se traduce en un aumento del colesterol.

Los trabajos publicados en revistas especializadas indican que el café sin filtrar puede contener más de 7 mg de estos aceites por taza. En cambio, el filtrado por papel retiene casi todo y deja cantidades mínimas. El resultado es una bebida más estable para quienes buscan cuidar el sistema cardiovascular.

La advertencia no significa renunciar al café. De hecho, investigaciones de la Harvard T.H. Chan School of Public Health muestran que un consumo moderado —entre tres y cinco tazas por día— se asocia con menos riesgo de enfermedades crónicas. Pero la forma de preparación es decisiva a la hora de interpretar esos beneficios.

Quienes tienen hipertensión, embarazadas o personas con sensibilidad a la cafeína suelen necesitar límites más estrictos. Para ellas, tanto el café descafeinado como los métodos filtrados pueden ser alternativas más seguras.

Aunque el café filtrado es la opción más recomendada para quienes cuidan su colesterol, algunos estudios encontraron que podría generar un pequeño incremento del LDL en determinados grupos. Aun así, la diferencia con los métodos sin filtro es notable.

En contraste, el café hervido continúa entre los menos aconsejados. Su concentración de diterpenos es más alta y se asocia con un mayor riesgo cardiovascular cuando se consume en exceso. La evidencia disponible muestra resultados consistentes en distintos países y franjas etarias.

Para la vida cotidiana, los especialistas sugieren priorizar métodos con filtro de papel: cafeteras tradicionales, “pour-over”, cold brew y también el café instantáneo. Las cápsulas suelen considerarse filtradas, aunque despiertan preocupaciones ambientales y, en menor medida, por la presencia de microplásticos.

Las bebidas elaboradas en cafeterías con crema, leche entera o jarabes pueden modificar por completo el aporte calórico y graso, restando cualquier beneficio asociado al café negro. En esos casos, la recomendación es moderar las porciones o elegir variantes más simples.

Las pautas también varían según la salud de cada persona. Quienes metabolizan la cafeína más lentamente pueden experimentar palpitaciones o aumentos de presión con dosis elevadas. La genética, el sueño y el estilo de vida influyen en la respuesta individual.

La ciencia coincide en un punto central y es que el café es una bebida compleja y su efecto depende tanto del método como de las características de cada consumidor. Con información adecuada, es posible disfrutarlo sin descuidar la salud cardiovascular.

Fuente: www.clarin.com

Artículos Relacionados

Volver al botón superior