Científicos advierten que un agujero negro podría explotar y alterar nuestra visión del universo


Los avances recientes en astronomía y física teórica han traído a la mesa una hipótesis impactante: un agujero negro formado en los albores del universo podría estar a las puertas de una explosión.

Este tipo de agujero negro primordial, mucho más pequeño que los típicos remanentes estelares, podría terminar su vida con una explosión de rayos gamma, lo que constituiría un acontecimiento sin precedentes para la astronomía.

Si esta predicción se cumple, no solo habría una nueva ventana al estudio de la radiación de Stephen Hawking, sino que todo nuestro entendimiento del universo y sus principios fundamentales quedaría potencialmente sacudido.

En los primeros instantes del universo —tras el Big Bang— se postula que pudieron formarse agujeros negros a partir de fluctuaciones extremadamente densas en la materia y energía.

Estos objetos, denominados “primordiales”, no surgieron del colapso de estrellas, sino de condiciones extremas del cosmos joven.

Según el nuevo modelo, uno de estos agujeros negros podría estar cargado eléctricamente o haber adquirido propiedades que lo hagan inestable, de modo que su evaporación vía radiación de Hawking termina en una explosión.

Los investigadores estiman que existe hasta un 90% de probabilidad de observar una explosión de este tipo en menos de diez años, siempre que el evento ocurra relativamente cerca de la Tierra.

Este escenario abre múltiples interrogantes: ¿Cómo repercutiría en la astronomía? ¿Cómo cambiaría nuestro modelo del universo?

La posibilidad de que un agujero negro explote no es simplemente un espectáculo teórico, sino una oportunidad única para la ciencia:

En definitiva, si este modelo se verifica, el universo se muestra con más dinamismo y riesgo de lo que se suponía.

Para entender mejor el mecanismo, conviene repasar los pasos que llevarían a la explosión de un agujero negro primordial:

Aunque la hipótesis es fascinante, también es prudente reconocer sus límites.

Fuente: www.clarin.com

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