Habló el jugador del Ascenso que le clavaron una llave en la cabeza: “No sabían si podían salvarme, por suerte lo puedo contar”

Jonathan Smith, mediocampista de General Lamadrid y con varios años de recorrido en el Ascenso, todavía intenta procesar lo que vivió. El miércoles pasado, en medio de una gresca durante un torneo de fútbol femenino en Berazategui, terminó con una llave de auto incrustada en la cabeza. Lo operaron de urgencia en el Hospital Evita Pueblo. Este martes, finalmente, recibió el alta. “Los médicos no sabían si podían salvarme. Por suerte lo puedo contar”, dijo.

Smith dirige la categoría Sub 16 de Estrella de Plátanos, equipo en el que también juega su hija Mía. Ese día, el partido se disputaba en el club barrial Gimnasia y Esgrima de Villa España. Todo comenzó con una discusión entre la adolescente y una rival, un cruce habitual de juego que rápidamente se desbordó. La tensión escaló, intervinieron familiares de ambas y la cancha se transformó en un caos.

“Fueron dos o cinco minutos, no lo puedo creer”, reconstruyó. “Estábamos separando a las chicas. Nosotros no podemos tocarlas, solo ordenar. Cuando me doy vuelta, me pegan un cabezazo y empiezan a agredirme”, detalló.

Smith contó que tenía a su hija en brazos, desvanecida, cuando vio que varias personas se abalanzaban sobre él. “Lo primero que pensé fue que me lastimen a mí y no a mis nenas ni a mi familia. Me toman del cuello, siento un golpe fuerte desde abajo hacia arriba y sé que me cortó. No sabía qué era”.

La violencia fue tan rápida como irracional. Después supo que lo habían atacado con una llave de auto: la herramienta ingresó dos centímetros en su cráneo. “Cuando me mostraron la radiografía, no lo podía creer. Me angustié mucho. Traté de tomarlo de la mejor manera y salir adelante”, recordó.

Con la adrenalina a tope, apenas sintió los golpes. “Estaba shockeado. En ese momento no pensaba en mí, solo en que ningún chico saliera lastimado”, señaló. Cuando logró escapar unos metros, se sentó en el freezer del buffet, como muestra un video que circuló en redes. Su intención inmediata fue quitarse la llave de la cabeza, pero su mujer lo frenó.

“El agresor –un hombre de unos 40 años– fue identificado y detenido minutos después. La causa quedó caratulada como “tentativa de homicidio”. Smith reveló que lo conocía desde hacía tiempo. “Hemos charlado. Nunca me lo esperé. Cuando reaccioné, ya me había pegado y tenía la llave clavada”, indicó.

Mientras estuvo internado, casi sin acceso al celular, el plantel que dirige le envió mensajes en el grupo de WhatsApp. “Las chicas estaban asustadas, muy angustiadas. Traté de transmitirles tranquilidad y decirles que iba a salir adelante”, comentó.

Smith también tuvo una difícil conversación con su hija: “Le expliqué que no fue culpa de ella. Nosotros disfrutamos del fútbol y nos tocó esta situación”. Antes de la operación, el equipo médico le advirtió los riesgos. “Me dijeron que no sabían si podían salvarme como querían. Fue duro tener que contárselo a mi hija y a mi mujer”.

Hoy, con el alta recién otorgada, inicia un tratamiento ambulatorio. La próxima semana deberá volver para que le retiren los puntos. “Estoy mucho mejor”, afirma, aunque todavía intenta entender por qué terminó así: “Me tocó a mí, pero podría haber sido cualquiera”.

Mientras tanto, en el mundo del ascenso, la noticia generó conmoción. Smith —que además trabaja como chofer de aplicaciones— es un nombre conocido en las canchas del fútbol metropolitano.

Debutó en 2011 en Claypole y pasó por El Porvenir, Deportivo Paraguayo, Victoriano Arenas, Ituzaingó y Berazategui, entre otros. Hoy integra el plantel de Lamadrid, que este año disputó el Reducido por el ascenso a la B Metropolitana.