Víctor Manzanares, el arrepentido clave que se prepara para declarar contra Cristina Kirchner


Haciendo un culto del perfil bajo, Víctor Manzanares se incomoda cuando ve noticias que lo ubican en primera plana. Integra la lista de testigos que serán citados para declarar en el juicio del caso Cuadernos. Como arrepentido, la suya fue una de las confesiones más relevante. Cristina Kirchner sostuvo la semana pasada que fue extorsionado, al igual que los demás imputados colaboradores.
El ex contador de la familia Kirchner está alejado de los números, de la profesión que abrazó gracias a su padre, un reconocido e histórico contador de Río Gallegos. Víctor Manzanares le puso punto final a su estudio después de que a esas oficinas fue la Policía Federal a detenerlo.
Fue allí, a mediados de 2017, cuando comenzó su derrotero. Alojado en el Penal de Marcos Paz, sufrió la distancia de su familia y el enojo ganó terreno cuando ni Cristina ni Máximo Kirchner le brindaron ayuda cuando permanecía tras las rejas. Incluso había documentación pendiente por firmar, pero nada los motivó a comunicarse. “Sólo apareció Beraldi a ofrecerse como abogado”, contó en su momento. Todo eso duró muy poco tiempo.
Le llevó más de seis meses decidirse a declarar como imputado colaborador. Previo a ello le envió una carta al fiscal Carlos Stornelli para decirle que si en algún momento daba el paso de arrepentirse, lo iba a hacer ante él.
Ese primer concepto echa por tierra lo que posteó la semana pasada Cristina Kirchner en su cuenta e X, cuando sostuvo que más que arrepentidos habría que llamarlos “extorsionados” y habló de torturas que los imputados colaboradores habrían sufrido para aportar información a la justicia.
“En él vi un arrepentimiento genuino, prácticamente espiritual, y después una mente y memoria prodigiosa, números de cuentas, CUIT, movimiento de fondos, un nivel de detalle poco visto”, detalló a Clarín el fiscal Stornelli.
El entorno de Manzanares es reducido y en extremo reservado. Quienes lo frecuentan en Río Gallegos le escuchan repetir una frase: “Los errores se pagan en esta vida”.
Hace dos semanas que la incomodidad volvió a apoderarse de él: comenzó a ver imágenes suyas en los medios de comunicación, y así que se enteró de que deberá declarar como testigo en el juicio que tiene a Cristina Kirchner como principal acusada.
El resguardo de su familia es su principal preocupación. No quiere hablar públicamente para no volver a exponer su apellido y a sus hijos. No le llama normalidad, pero intenta llevar una vida lo más cotidiana posible y en alguna ocasión deslizó a una persona de extrema confianza que se siente “pausado” en el tiempo tras su confesión como arrepentido, a la espera del desarrollo de los juicios orales que debe enfrentar.
Algo lo reconforta en este laberíntico camino judicial que transitó y que aún tiene por delante: en Río Gallegos no siente rechazo, ni mucho menos. El saludo cordial, de a momentos distante, es un lugar de calma para Víctor Manzanares, quien después de una rutina acotada regresa a su casa a pocas cuadras de la residencia de la ex Presidenta, en la costanera riogalleguense.
Ahora espera que con el devenir del juicio del caso Cuadernos se le fije la fecha para declarar como testigo y será allí cuando, regrese a Buenos Aires. La última vez que estuvo aquí fue privado de su libertad. Se muestra en calma, a la espera de lo que ocurra y, como una suerte de mantra, reitera en un reducido círculo: “No me inquieta, estoy en paz”.
El fiscal Stornelli le dijo a Clarín que el testimonio de Víctor Manzanares fue el más relevante de los que él escuchó a lo largo de la pesquisa. “Me encontré con una persona muy espiritual, de mucha fe, que le gustaba mucho hablar. Lo hizo casi sin pausa durante horas, dando datos, precisiones, información constante, pero había otra clase de arrepentimiento en él”.
Cuando sea su turno, el contador deberá declarar ante el Tribunal Oral Federal 7 (TOF 7). Por este tiempo, entiende que la exposición mediática la protagoniza su abogado, Roberto Herrera, pero que él busca mantenerse lo más alejado posible en resguardo de su familia: “mantenerla inmunizada de todo”.
La voz de Manzanares podrá escucharse en un momento del juicio que comenzó el 6 de noviembre: está incluido en el listado de testigos que declararán a lo largo del debate oral y público. Esa será la primera vez que hable frente a Cristina Kirchner.
En sus declaraciones judiciales, Manzanares ofreció detalles increíbles: “Hacerlo feliz a Daniel Muñoz era el summum para mí, porque Kirchner lo maltrataba, le pegaba, entonces yo lo llamaba por teléfono desde Río Gallegos y le decía ‘te fabriqué dos o tres millones de pesos de blanco’ y le pedía que vaya de shopping, a gastárselo. Yo disfrutaba esa actividad por la satisfacción que le generaba a Daniel. No lo hacía solamente por avaricia. Con esto no pretendo mejorar mi situación, sino hacerme cargo de lo que hice”,
El excontador de Cristina Kirchner dijo: “En el año 2009 tenía intenciones de desarrollar una usina para lavar dinero aprovechando la legislación de Tierra del Fuego. No recuerdo con precisión cuánto dinero se llegó a lavar, aproximadamente entre 5 y 7 millones de pesos durante el período en el que se desarrollaron estas operaciones”. Se refirió a un restaurante y a una cadena de farmacias que adquirió con el mismo fin: blanquear el dinero de las coimas que Daniel Muñoz llevaba a Santa Cruz.
Terrenos, laboratorios, farmacias y hasta una firma minera
El flujo de fondos ilegales era de tal magnitud que su lavado para incorporarlo a negocios lícitos era urgente y muy difícil. Para lograrlo, se compraron inmuebles, empresas y comercios en el país y después también en el Caribe y Estados Unidos, además de sacar dinero hacia cuentas bancarias en Suiza.
“La compra de las farmacias y los inmuebles se acordó en 3.700.000 euros, pero la operación terminó haciéndose en dólares, “lo que complicó las cosas porque el efectivo que teníamos era en euros”, declaró el contador. El cambio de dinero se hizo con la intermediación del financista Ernesto Clarens, otro de los arrepentidos en el caso Cuadernos.
Manzanares también contó que luego empezaron a lavar dinero con la compra de terrenos en El Calafate: “hubo una compra de un terreno por 50.000 dólares, justo frente al Hospital nuevo, a nombre de MM Servicios. Esta operación la efectuó Muñoz personalmente, usando un amigo en El Calafate. A mí se me informó que vaya a una escribanía en Río Gallegos a firmar la escritura. No aboné, solo firmé”
Después de estas operaciones, el ex contador de Cristina viajó a Miami “por invitación de Muñoz, para la compra de tres departamentos”. Allí surgió “la idea de comprar un laboratorio”, abundó. Los montos de dinero eran tan grandes que había que multiplicar a toda velocidad los negocios para blanquearlos.
Fuente: www.clarin.com



