La relación prohibida entre una guardiacárcel y un violador que terminó de la peor manera: “¿Cómo permití que me pasara esto?”

Cherrie-Ann Austin-Saddington, de 29 años, fue condenada a comienzos de este año por abuso de poder y contrabando de un artículo prohibido en la prisión donde trabajaba.
Durante cerca de un año la mujer había mantenido relaciones íntimas con un preso condenado por violaciones -entre ellas a una menor de edad– y agresiones a decenas de mujeres.
El hombre, llamado Bradley Trengrove, fue trasladado en mayo de 2025 a otra cárcel, mientras que la joven abandonó su trabajo el mismo día. El hecho, ocurrido en el Reino Unido, inició con un papel que el preso le dejó en una revista a la guardiacárceles.
“En este trabajo, oyes historias de gente que tiene relaciones con presos. Piensas: ‘Qué horror . Dios mío, ¿cómo pueden hacer eso?’. Nunca imaginé que yo sería esa persona. Y lo fui”, dijo entre lágrimas Cherrie-Ann a The Guardian. “Me siento terrible, no puedo negarlo. ¿Cómo permití que me pasara esto?”.
La revista que originó el vínculo entre la guardia y el preso
Cherrie-Ann tenía 26 años y trabajaba como guardia en la prisión masculina HMP The Verne, en Dorset, Reino Unido, cuando el preso Bradley Trengrove le devolvió una revista. A partir de ese acto ocurrido en una tarde del 2022, mientras ella realizaba tareas de rutina en la sala de lectura, le cambió la vida para siempre.
El preso había escondido entre sus páginas el número telefónico de su celular clandestino. Austin-Saddington dudó si reportarlo o no. Finalmente, eligió quedarse con el papel.
Cherrie-Ann Austin-Saddington tenía 26 años y tres hijos cuando empezó la relación con el preso. Foto: IG/cherrie_16Por aquel entonces, la joven estaba criando a sus tres hijos en un alojamiento temporal. Lo hacía sola, luego de haber escapado de una “relación abusiva”, según contó al medio británico.
Trabajar en una prisión era algo que le había dado “curiosidad” cuando era adolescente. Aquello se hizo realidad y también rutina, entre reclusos que en su mayoría eran agresores sexuales de avanzada edad.
“Mucha gente dirá que estaba locamente enamorada de él. Yo diría que era el único apoyo que tenía en mi vida y me aferré a él”, sentenció sobre su relación con el preso que la sedujo.
Cómo nació la relación
Como adelantamos, el vínculo con Trengrove –quien se encontraba en el penal desde enero el mismo año- comenzó con el pedido aparentemente trivial que incluía una revista. Desde entonces la cruzó en pasillos y talleres, además de hacerle comentarios y saludos.
Todo iba normalmente hasta que un día el hombre le devolvió la revista con el número oculto y le pidió un beso.
Ella lo rechazó, pero no denunció el hecho por “miedo a que sus superiores malinterpretaran la situación”, contó. Es que previamente había sido señalada en la institución –en la que aseguró que habían rivalidades entre compañeros- por supuestos acercamientos con otro preso.
Además, la guardiacárceles había tenido una relación con un oficial que “había abusado de su confianza” y la había dejado “destrozada”. Bradley empezó a consolarla y a mantener con ella charlas cotidianas.
Amante del boxeo, la joven quedó con parálisis luego de un accidente. Foto: IG/cherrie_16“Al principio eran uno o dos mensajes al día […] La conversación se centró en cómo estaba. Me escribía y me decía: ‘Te vi en el trabajo antes. Estabas guapa’”, reveló a The Guardian, en donde dejó traslucir un alto nivel de manipulación por parte del reo.
El preso incluso hizo que su abuela, su madre y su hermano la contactaran. “Fue como si hubiera encontrado una familia que me apoyaba”, dijo emocionada. “Y un par de meses después, me dijo: ‘Creo que me estoy enamorando de ti’”.
Las relaciones íntimas con el agresor sexual denunciado por más de 20 mujeres
Austin-Saddington sabía que él era un condenado por violación, pero Bradley le dijo que se trababa de “una injusticia”. En su versión, había sido “denunciado erróneamente”.
En 2015, Trengrove había sido condenado por violar repetidamente a una adolescente y mantener relaciones sexuales con una menor.
Tras su condena –en la que se lo describió como “excepcionalmente peligroso”- otras veinte mujeres denunciaron haber sido agredidas por él. Sin embargo, Austin-Saddington dijo que “estaba cegada”, razón por la que “le creyó”.
Tuvieron relaciones sexuales en repetidas ocasiones y ella quedó embarazada, pero perdió al bebé en un aborto espontáneo.
La relación continuó hasta mayo de 2023, cuando fue arrestada tras intentar ingresar al penal una jeringa. Según la investigación, él quería que ella se inseminara con su semen.
Pero la condena a Cherrie-Ann a dos años de encarcelamiento fue suspendida por un accidente cerebrovascular que dejó a la con parálisis. “Sé que no fui a la cárcel, pero estoy encerrada en mi cuerpo para siempre”, lamentó. Por su parte, al agresor sexual le añadieron dos años más a su condena previa de 13 años de cárcel.
Fuente: www.clarin.com



