Bajo el agua durante 120 días: el Récord Guinness de un ingeniero que propone “colonizar” la vida marina


“¿Y si intento un Récord Guinness?”. El desafío surgió en una charla con su hija a fines del 2024, en su refugio acuático en la costa de Panamá. Un refugio sumamente protegido gracias a una estructura diseñada para estar en las profundidades marinas.
A partir de semejante idea, el ingeniero aeroespacial Rudiger Koch se convirtió en la persona que, hasta ahora, más tiempo vivió bajo el agua.
El atrevido desafío de 120 días -logrado por el alemán a comienzos de este año- fue a contramano de las proyecciones humanas. Estas, más que ir hacia territorios debajo de la superficie, buscan colonizar el espacio exterior.
La hazaña entre peces y agua superó al estadounidense Joseph Dituri. Aquel se había propuesto el mismo objetivo en 2023 con su Proyecto Neptuno, que lo puso a prueba física y mentalmente durante 100 días en una cápsula acuática en Cayo Largo, Florida.
Pero Dituri no fue el iniciador de tal reto. Nueve años antes de su incursión de nueve metros de profundidad, dos profesores batieron el récord de vivir en el océano a presión ambiente (distinto a lo que ocurre en los submarinos) en el mismo sitio.
El ingeniero de Alemania incluso superó en profundidad a su predecesor. Estuvo once metros bajo la superficie. Y no le sentó nada mal a Koch, de 59 años. A fines de enero 2025, cuando volvió a emerger, declaro que “casi sentía arrepentimiento” por salir.
Su encierro comenzó el 26 de septiembre del 2024; lo concretó en un habitáculo de 30 metros cuadrados que estaba adherido a una plataforma construida frente a las costas de la localidad panameña de Puerto Lindo.
Las seis ventanas de la capsula circular le permitieron a Koch entretenerse, al menos por unos minutos en cada jornada, con cardúmenes, algas, crustáceos y corales. Estos se convirtieron en parte de una meticulosa rutina que no se privó del empleo de tecnologías: podía usar Internet y grabar videos.
La falta de una ducha y el estar solo fueron lo más dificultoso de su estadía en el estrecho espacio. Pero esa última sensación se disipaba cuando llegaban visitas. Estos eran algunos familiares y nada menos que los miembros del equipo que trabajó “arriba” durante toda la aventura.
Además del aspecto social, sus compañeros cumplieron un rol vital al haberle proveído nada menos que los alimentos para sobrevivir, y haber monitoreado las condiciones meteorológicas y el suministro eléctrico.
Los controles fueron una constante para preservar la seguridad tanto personal como ambiental. La medición de la calidad del aire se convirtió en parte de su rutina submarina, así como la de sus signos vitales que chequeaba a través de un reloj inteligente.
Pero en los cuatro meses de encierro, en los que se entrenó con una bicicleta estática y recibió a un médico en varias oportunidades, no tuvo ningún problema.
Para el 24 enero de 2025, momento en que volvió a su vida normal, festejó con “un puro de la victoria”, contó a BBC.
Koch estuvo asesorado por personas del seasteading, un movimiento que busca “colonizar” la vida marina con la construcción de viviendas en alta mar. Este ambicioso objetivo tiene como mira la creación de comunidades flotantes. Y junto a los hábitats submarinos como el del ingeniero alemán, se propone lograr estancias prolongadas en esta parte del planeta.
Así es como al conseguir el Récord Guinness, la experiencia de Koch –avalada por relojes y cámaras que registraron su tiempo y presencia- se transformó en una incipiente muestra de “viabilidad” para tal proyecto.
“Es un paso más para entender que los humanos podemos habitar nuevos entornos“, aseguró entusiasmado al medio británico en su momento.
Fuente: www.clarin.com



